El precioso pueblo medieval que está rodeado de volcanes
Santa Pau, en Gerona, en plena zona volcánica de la Garrocha, comenzó a formarse en el siglo XIII. Desde 1971 es conjunto histórico-artístico
Una ermita en un cráter y otras joyas del gran paisaje volcánico de la Península
Fernando Pastrano
En la falda sur de los Pirineos gerundenses, lindando con Francia, la Garrocha (Garrotxa) es una comarca marcada por la montaña y una llanura salpicada por 40 conos de volcanes dormidos, pero muy dormidos, la última erupción se produjo hace unos 13.000 años. El ... pueblo medieval más conocido de la zona puede que sea Besalú, con su maravilloso puente aristado, pero hay otros. Uno muy especial es Santa Pau, junto a los volcanes de Santa Margarida y Croscat, muy cerca de Olot.
Esta villa medieval conserva su fisonomía original que comenzó a formarse en el siglo XIII, a pesar de las diferentes rehabilitaciones, la última en 1998, que permiten un paseo circular tranquilo por el casco viejo, incluso a las personas con movilidad reducida. En 1971 la Vila Vella (Ciudad Vieja) de Sant Pau fue declarada conjunto histórico-artístico Nacional.
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Iglesia de Santa María
Desde cualquier punto que se mire, en el horizonte destaca la torre-campanario de la iglesia parroquial de Santa María, situada en la Plaza Mayor. Una estructura cuadrangular de 27,5 metros de altura que parece tutelar al resto de las edificaciones del pueblo, incluido la masa pétrea de su castillo. La iglesia, de estilo gótico, fue construida en el siglo XV tras el terremoto que destruyó en 1427 el anterior templo parroquial de Santa María dels Arcs.
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Plaza Mayor
Plaza porticada de base triangular. Sobre los soportales de piedra, las casas forman un conjunto adosado por detrás a la antigua muralla. También se la conoce como Firal del Bous (Ferial de los Bueyes), ya que desde el siglo XIII se celebraban aquí mercados y ferias donde se reunían los campesinos de la región. El escritor Josep Pla visitó Santa Pau en 1971 y dejó escrito que esta plaza «No tiene una arquitectura procedente de las pretensiones del ser humano: es una arquitectura para bueyes y vacas. Es un conjunto del gótico comarcal, vacuno, de una admirable simplicidad».
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Castillo
El castillo de los barones de Santa Pau fue la residencia habitual de los señores del lugar desde la creación de la baronía de Santa Pau en el año 1278. A partir de él se fue construyendo el recinto amurallado que supuso la posterior formación de la villa. De planta cuadrangular, esta fortaleza-palacio es fruto de un proceso constructivo que va del siglo XIII al XVIII. Sobresale la torre del homenaje que tiene en su base la antigua capilla dedicada a San Antonio Abad y San Honorato. Tras el seísmo del siglo XV se ha ido deteriorando y en nuestros días necesita una restauración a fondo. Sus últimos habitantes fueron una comunidad de monjas que lo abandonaron en 1970. Hoy posee el título de XXIX baronesa de Santa Pau la diseñadora Ágatha Ruiz de la Prada. El año pasado se rumoreó que podría estar interesada en comprar el castillo. En el portal inmobiliario de Fotocasa aparece a la venta por 1.145.000 euros.
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Las puertas de la Vila Vella
Población amurallada conserva dos puertas de acceso a la villa. Una, en la parte norte, es la que da a la sierra de San Julià del Mont (900 metros de altura). La otra es el Portal de la Vila Vella, que en su día tuvo un rastrillo (verja levadiza) para cerrar la entrada. En días claros, desde aquí se puede observar la Bahía de Rosas, que está a unos 70 km., por lo que también se la conoce como el Portal del Mar.
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Frijoles, cocina volcánica
La gastronomía de Santa Pau tiene unos reyes indiscutibles, sus fesols (o frijoles) unas pequeñas alubias blancas locales con Denominación de Origen Protegida de la Unión Europea. Los príncipes podrían ser los embutidos, el canelón relleno de butifarra, las setas, la miel y los yogures de la Fageda, cooperativa que compite con las grandes marcas internacionales, y que es desde 1982 un ejemplo de empresa en la que más de la mitad de sus empleados son discapacitados intelectuales. En 1994 ocho restaurantes de la zona decidieron agruparse en lo que llaman Cocina Volcánica, nombre inspirado en los volcanes de la comarca y que nutre sus fogones con productos de proximidad. Uno de ellos es el restaurante Cal Sastre de Santa Pau, junto a la Plaza Mayor. La abuela Margarida Colldecarrera tuvo una fonda en Olot, su marido era el sastre del pueblo de Santa Pau, de ahí el nombre. Hoy, entre otras delicadezas, ofrecen un memorable suquet de frijoles de Santa Pau con tripa de bacalao y setas.
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Hotel con encanto
En 1985, Margarita y su marido Jaime, abrieron el restaurante Cal Sastre (https://www.calsastre.com/). Y en 1995 inauguraron el hotel del mismo nombre que hoy regenta Jesús Pont, tercera generación familiar. Pequeño establecimiento (solo 8 habitaciones) en un edificio señorial pegado al restaurante, con mucho encanto y confort, del que se encarga Eva, nuera de Margarida. Todas las habitaciones son distintas. Las ventanas y balcones dan unas al castillo y otras a la llanura volcánica. Hotel rústico pero confortable. A pesar de la antigüedad de sus muros perfectamente rehabilitados, tiene ascensor, y la decoración se nutre de objetos que recuerdan la época de los abuelos: máquinas de coser, bargueños, espejos, máquinas de escribir, cerámicas, fotos amarillentas… Los cabezales de las camas fueron tallados por un artesano de Olot. Y otra grata sorpresa: los inodoros son de estilo japonés, de esos que incorporan calefacción y chorrito a voluntad con secado por aire. Son más fáciles de manejar de lo que pudiera parecer a un neófito.
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