Comercios de toda la vida en Bilbao: tiendas con solera para comprar, comer o mirar

Bilbao, fundada en 1300, a finales del s. XIX ya era un enclave industrial basado sobre todo en la siderurgia. Luego vino el declive y la reconversión de los años 80 del siglo pasado. Hoy Bilbao es una ciudad en constante cambio, era trabajadora y gris hasta que pasó a ser a finales de los 90 una ciudad también trabajadora, pero luminosa, moderna. La inauguración del Museo Guggenheim en 1997 fue el punto de inflexión. Y aunque la modernidad se ha instalado en el Botxo (hoyo en euskera), un buen puñado de sus viejos establecimientos se mantienen vivos y cohabitan con los locales más modernos.

Bajo el nombre 'Ehun: Betiko dendak betirako - Comercios de toda la vida y para toda la vida', el Ayuntamiento de Bilbao ha elaborado un amplio catálogo de comercios con solera situados en los céntricos barrios de Abando, Ibaiondo, Rekalde, Uribarri y Deusto. Desde tiendas de alimentación (que antes se llamaban almacenes de coloniales ultramarinos y hoy delicatessen), de ropa, bares y restaurantes, librerías, joyerías, cristalerías, cuchillerías, ferreterías, floristerías, estancos, despachos de lotería... hasta farmacias.

Empezaron la lista con 59 comercios y ya van por 62 que esperan ampliar hasta cien. Para entrar en este catálogo tienen que tener más de 90 años de actividad comercial, aunque hayan cambiado de ubicación, ser un negocio familiar que se haya transmitido de generación en generación, o que sus empleados hayan mantenido el tipo de producto en venta y la forma de trabajarlo.

Paseando por las calles se pueden reconocer porque muestran en sus escaparate una placa acreditativa. Fachadas conservadas y rehabilitadas, arquitectura retro, interiores cálidos, letreros vintage... más bonitos o más feos, pero con gran personalidad. Todo ello significa un enorme atractivo para el turista que encuentra artículos diferentes de marcas locales en vez de la marca universal que se puede encontrar en cualquier otro lugar. Y como dicen que para muestra vale un botón, aquí van cuatro.

Casa Rufo (Calle Hurtado de Amezaga, 5) es un restaurante de referencia. Comenzó como tienda de ultramarinos en 1955 en cuya trastienda Rufino (Rufo) organizaba comidas. Era lo que se conoce como un 'txoko' o Sociedad Gastronómica, en este caso con tienda. Conserva elementos originales, como los suelos, las lámparas y las cajas registradoras. Por cierto, se come muy bien.

Café Iruña (Calle Colón de Larreátegui, 13) es todo un referente del poteo o txikiteo (ir de vinos). Edificio de estilo neomudéjar, se parece mucho a su homónimo de Pamplona, aunque el navarro es 15 años más viejo. Aquí también estuvo Hemingway, pero se diferencia por su 'agua de Bilbao', que es un cava autóctono, sus pinchos morunos y sobre todo por sus gildas, esa tapa tan sencilla y sublime a base de piparra (guindilla), anchoa, aceituna y rebanada de pan.

En Sombreros Gorostiaga (Calle del Viktor, 9) venden gorras desde 1857, pero su fama le viene dada por las boinas ('txapelas') de Elósegui, fabricadas en Tolosa. Prenda que va unida a la esencia vasca y que, como Bilbao, renace de sus cenizas.

El Arratiano (Calle Colón de Larreátegui, 27) se define como una 'tienda de alimentación y pastelería, productos de alta selección'. Abierta en 1925 por el abuelo de los actuales propietarios, hoy podemos definirla como una tienda 'delicatessen'. Tiene de todo, pero sus estrellas más fulgurantes son los tomates de la huerta de Lezama y Arrieta, los espárragos navarros de Fitero, los chocolates Goya de Vitoria-Gasteiz, y los mantecados Felipe II.