Los pilares del Camino de Santiago de los que ya se hablaba en el siglo XII
El monje Aymeric Picaud escribió en el siglo XII la primera guía para peregrinos, un relato que describe las trece etapas clave del Camino de Santiago

Guiados por la Vía Láctea comenzaron los peregrinos a atravesar los Pirineos. Eran los primeros viajeros de una senda destinada a estar entre las más populares del mundo. Esa ruta que conocemos como el Camino de Santiago , con sus mil años de historia, ... es hoy un poderoso imán turístico y de fe que en 2019 atrajo a 350.000 peregrinos de todo el mundo. Algunos lugares de la primera época fueron olvidados con el paso de los años y surgieron otros nuevos, pero la mayor parte de aquellos pilares sobre los que se fundó el itinerario aún existen.
El llamado Camino de los Franceses es el más famoso y el más transitado de todos los que llevan a Santiago de Compostela. Los lugares de parada fueron primero pequeñas iglesias románicas, luego monasterios y posteriormente catedrales. A mediados del siglo XII, Aymeric Picaud (un monje benedictino de Parthenay le Vieux, en la región de Poitou, Francia) escribió el ‘Liber Perigrinationis’ (libro V del ‘Codex Calixtinus’), que se convirtió en la primera guía de peregrinos del Camino de Santiago.
Picaud dividió el Camino en trece etapas describiendo lugares que hoy son Monumentos Nacionales . Quizá entonces -no hay nada nuevo- ya se dejara guiar por intereses más allá de los religiosos o prácticos, pues hizo pasar el Camino por lugares supuestamente relacionados con Carlomagno, el ‘emperador de la barba florida’, famoso desde el siglo XI en toda Europa.
Al unirse las referencias de Carlomagno y del apóstol, el Camino empezó a hacerse universal: «Y mirando Carlos al cielo vio un camino de estrellas que comenzaba sobre el mar de Frisia e iba a morir a aquel lugar de Galicia donde el cuerpo del apóstol yacía oculto». Camino turístico que, al cabo de los años, ha variado, cayendo en el olvido algunos lugares y ganando protagonismo otros muchos.
Estas son las trece etapas en que dividió la calzada jacobea, con algunos de los más emblemáticos puntos que se nombraban en aquel primer manual de peregrinos. Conviene tener en cuenta que Picaud habla poco de las grandes ciudades -con excepción de Santiago- y se ocupa más de sitios pequeños, de los paisajes y costumbres locales . Describe sobre todo las reliquias que hay que adorar, ríos que cruzar y el carácter de las gentes (algunos no salen precisamente bien parados). Muchas de las grandes catedrales e iglesias de hoy día no existían entonces. A pesar de las protecciones reales, el camino era peligroso y estaba lleno de delincuentes y pecadores, a los que se les perdonaban sus penas si hacían el peregrinaje. Muchos morían porque iban a pedir la curación de enfermedades al apóstol... y no llegaban.

Roncesvalles y Jaca
«El valle llamado Valcarlos en el que acampó el mismo Carlomagno. Viene luego Roncesvalles», escribió Aymeric Picaud. La actual iglesia de Roncesvalles es del siglo XIII. Según el ‘Codex Calixtinus’, Jaca era el final de la primera etapa: «La primera etapa parte de Borce, al pie de Sompòrt, después Canfranc y a continuación Jaca». Ya desde el siglo X, cuando comenzó la peregrinación jacobea, los peregrinos acudían a visitar el templo donde estaba el Santo Cáliz, la reliquia más famosa de la Cristiandad, y el cuerpo de Santa Orosia, protectora de endemoniados donde se hicieron exorcismos hasta el siglo XX. Jaca creció alrededor de la catedral románica, una de las primeras en construirse, mandada edificar en el siglo XI por el rey Ramiro I. Hoy destaca su Museo de Pintura Románica, el más famoso del Camino.
Después los peregrinos se encuentran con el puente románico de Puente la Reina (Ponte Regina, en el texto de Aymeric) para cruzar el río Arga, y Sangüesa (Navarra). Esta última población (la antigua Rocaforte) fue ignorada en el texto, ya que estaba en proceso de repoblación cuando su autor pasó por allí, favorecida por Alfonso I el Batallador para prestigiar el Camino de Santiago. Hay muchas huellas jacobeas allí, entre las que destaca la magnífica portada de la iglesia de Santa María la Real.
Pamplona
En esta ciudad termina la segunda etapa, con la catedral de Santa María (románica reconstruida en el XIV) y la iglesia de San Cernín o San Saturnino (reconstruida en el XIII). Que el camino pasara por aquí fue una idea que hay que atribuirles a Sancho Garcés IV y Sancho III el Mayor, que creó lugares para atender las necesidades de los peregrinos.
Estella
Es el final de la tercera etapa. «En Estella encontrará el peregrino buen pan, excelente vino, mucha carne y pescado y la ciudad está llena de toda clase de felicidad». De todas sus iglesias, la de San Pedro de la Rúa siempre fue la más vinculada al Camino. Su primera cita documental es de 1174 y su claustro románico fue cementerio de peregrinos. El rey Sancho Ramírez, en 1090, desvió el camino para que pasara por Estella, a la que cambió el nombre (antes era Lizarra, nombre que ahora vuelve a utilizarse).
Logroño y Nájera
La cuarta etapa pasa por Logroño, con la catedral de Santa María de la Redonda, del siglo XII (las torres son del XVIII). «Por Logroño pasa un río enorme llamado Ebro de agua sana y rico en peces», se leía en el texto. Esta etapa termina en Nájera. «Se le anunció a Carlomagno que en Nájera había un gigante del linaje de Goliath, llamado Ferragut, que había venido de las tierras de Siria, enviado con veinte mil turcos por el emir de Babilonia para combatirle. Él no temía las lanzas ni la saetas, y poseía la fuerza de cuarenta forzudos. Por lo cual acudió Carlomagno a Nájera enseguida». Lo más importante es el monasterio de Santa María la Real (fundado en 1052 y reconstruido en el XV), donde está el Panteón de los Reyes de Navarra, con su famoso claustro de los Caballeros. Nájera era capital del reino en el siglo XI.
Santo Domingo de la Calzada y Burgos
La quinta etapa pasa por Santo Domingo de la Calzada y su claustro gótico-mudéjar, con un gallo y una gallina vivos). Picaud cita a Santo Domingo, Radicella (actual Redecilla, con la mejor pila bautismal románica de todo el Camino), Belforatus (Belorado), de la que dice que tenía cuevas eremíticas, y Montes de Oca (actual iglesia de San Juan de Ortega con el famoso rayo equinoccial). «Pasados los montes de Oca, está Castilla llena de tesoros». Y Altaporca (Atapuerca), que hoy es Patrimonio de la Humanidad por sus yacimientos prehistóricos. En el siglo XI, Domingo arregló el camino y creó ermitas. La etapa termina en Burgos, citada solo como lugar de descanso. La catedral gótica-renacentista, Patrimonio de la Humanidad, comenzó a construirse en el siglo XIII. Destacan sus dos torres rematadas por agujas y calados, su escalera dorada, el rosetón, un cristo «al que le crece el pelo» del XIV, y el sepulcro del Cid. El Hospital de las Huelgas es de 1187.

Frómista
La sexta etapa pasa por Castrosercia (Castrojeriz) y termina en Frómista (Palencia), con su monumental iglesia de San Martín de Tours (del siglo XI, parecida a la de Jaca), el primer monumento románico castellano.
Sahagún
La séptima etapa, después de pasar por Carrión, «villa industriosa y muy buena, rica en pan, vino, carne y toda clase de productos», con las iglesias románicas de San Zoilo, Santa María del Camino del XI y XII y la de Santiago (de impresionante fachada) termina en Sahagún (León). La leyenda sostiene que fue fundada por Carlomagno. Era una ciudad amurallada en la que destaca la iglesia de San Lorenzo, «y en donde se encuentra el prado en el que clavadas las resplandecientes lanzas de los victoriosos campeones de la gloria del Señor, se dice que florecieron». Cuando pasó Aymeric era el monasterio cluniacense más importante de España.

León
La octava etapa termina en León, con su catedral del siglo XV y sus añadidos neoclásicos y barrocos. «En León se ha de visitar el venerable cuerpo de San Isidoro, obispo y confesor o doctor, quien estableció una piadosísima regla para los clérigos de su iglesia, y honró a la santa Iglesia con sus floridos escritos». La definió como «urbs regalis et curialis cunctisque felicitatibus plena». Destaca el Panteón de San Isidoro (1063), considerado hoy la ‘capilla sixtina del arte románico’ y de la que Aymeric lógicamente no habla.
Astorga
La novena etapa pasa por Astorga, donde destaca la catedral (XIX) y el palacio episcopal (finales del XIX), terminando en Rabanal, hoy pequeño lugar casi olvidado por la cercanía de la capital maragata .
El Bierzo
La décima etapa, tras pasar por Molinaseca y Ponferrada, con su famoso castillo templario muy reformado, y Cacabelos, termina en Villafranca del Bierzo, por entonces ciudad famosa, en la que destaca la iglesia del Apóstol (con su Puerta del Perdón que tenía los mismos privilegios para perdonar pecados que la de Santiago).
Cebreiro
La undécima etapa, después de pasar por las pallozas del Cebreiro (Lugo), en los Ancares -«la tierra de los gallegos que abunda en bosques, es agradable por sus ríos, sus prados y riquísimos pomares, sus buenas frutas y sus clarísimas fuentes»- termina en Triacastela, donde los peregrinos recogían piedras para llevarlas hasta Castañeda, donde se hacía cal para la basílica del apóstol .
Palas de Rey
La duodécima (después de cruzar por Puertomarín) termina en Palas del Rey (Lugo), con una iglesia románica de interesante portada.

Santiago de Compostela
La decimotercera etapa termina, por supuesto, en Santiago de Compostela , de cuya iglesia Aymeric Picaud hace una descripción completísima de varias páginas: «Donde se ha de visitar con gran cuidado y atención el dignísimo cuerpo del apóstol Santiago. Siete son las entradas y puertas de la ciudad. En ella suelen contarse diez iglesias, entre las que brilla gloriosa la primera, la del gloriosísimo apóstol Santiago el de Zebedeo, situada en medio. Sobre su sepulcro hay un pequeño altar que fue levantado por sus discípulos, y que no se ha atrevido nadie a desmontar después. Sobre éste se levanta un altar grande de cinco palmos de altura, doce de longitud y siete de anchura. Estas medidas las he tomado yo con mis propias manos». Mucho ha cambiado desde entonces. Hoy, la Puerta de Platerías es la que mejor se conserva desde el siglo XII.
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