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Vacaciones en Huelva: La ruta de los castillos de la provincia
Castilla reforzó su frontera occidental con Portugal tras la conquista del reino de Sevilla con un impresionante sistema defensivo que pervive en la Sierra de Aracena y parte de la ribera del Guadiana
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Ángeles barea
El norte de la provincia de Huelva alberga una extensa red de fortificaciones y castillos medievales perfectamente conservados y de enorme belleza que nadie debería dejar de visitar. Es la conocida como banda gallega, una línea de defensa fruto de la Reconquista que tenía como ... fin proteger la frontera occidental del reino de Sevilla. A diferencia de la mayor parte de los castillos medievales de España, su fin no era la lucha contra la presencia musulmana en la península sino como freno a la posible expansión portuguesa más allá de la línea natural del Guadiana.
El origen se encuentra en el turbulento siglo XIII. Tras la victoria de las armas cristianas en la decisiva batalla de las Navas de Tolosa (1212) y la apertura del valle del Guadalquivir a las tropas castellanas, las ambiciones de las coronas peninsulares viraron hacia conflictos vecinales. Eran los tiempos de Fernando III el Santo y su hijo Alfonso X el Sabio, a quien se debe la conquista de Niebla o los primeros testimonios rocieros.
Los monarcas castellanos diseñaron tres líneas de defensa: Aroche-Encinasola-Fregenal de la Sierra; Cumbres de San Bartolomé-Cortegana-Cumbres Mayores; y Aracena-Cala y Santa Olalla del Cala. Hoy en día todos ellos conservan sus fortalezas visitables y como rico atractivo turístico con el que complementar su oferta gastronómica, paisajística y natural. Hay dos rutas para recorrer toda la comarca. Una primera, la del norte, que engloba 16 castillos de la provincia de Huelva y de la zona del Alentejo y que recibe el nombre de Fortificaciones Bajomedievales de la Banda Gallega; y otra, en el sur, que está integrada por el mismo número de castillos, aunque en este caso en el Algarve y el Bajo Alentejo portugués y que se ha denominado Fortificaciones Señoriales de la Tierra Llana.
Un buen punto de partida por ubicación central, sus amplios servicios y alojamientos para todos los gustos puede ser Aracena, capital de la Sierra que lleva su nombre. La iniciativa de la conquista inicial de este territorio correspondió a Portugal que, apoyada por las mesnadas de la orden militar de San Juan del Hospital provenientes de la Encomienda de Moura, conquistó Torres, Aroche y Aracena. No sería hasta la firma del Tratado de Alcañices en 1297 cuando pasarían a formar parte de Castilla. La conquista conllevó una repoblación con personas llegadas del norte (a quienes se denominaba de manera genérica gallegos, de ahí en nombre de Banda Gallega) y la construcción de algunos castillos que permitieron que las poblaciones, muy dispersas y ruralizadas con anterioridad, se agruparán en torno a ellos. Hay además un caso singular en Almonaster, donde la fortaleza construida integró una preciosa mezquita en su interior hoy visitable en un espectacular ejercicio de mestizaje arquitectónico defensivo y religioso.
Los serranos son los más conocidos y los más abundantes, pero no los únicos castillos de la provincia de Huelva. Sanlúcar de Guadiana, Encinasola, Paymogo o Ayamonte, sobre cuyos restos está construido el parador nacional, custodiaban la ribera castellana del Guadiana y siguieron activos hasta las últimas guerras hispano-lusas. Por supuesto, también hubo fortalezas en Cartaya, Moguer, Palos o la propia capital, si bien estos se encuentran más deteriorados o prácticamente desaparecidos.
El tratado de Alcazobas en 1479 eliminó los roces fronterizos con Portugal, restándole protagonismo a la línea defensiva onubense para una Castilla que volcó sus esfuerzos en la Guerra de Granada. No obstante, el legado monumental de la Banda Gallega quedó como recuerdo de otro tiempo que hoy los visitantes pueden descubrir.
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