Ruta de la cerámica andalusí en Almería: de Níjar a Albox

La irrupción del plástico en la sociedad actual y el bajo coste de otros materiales como el vidrio han desplazado a los alfareros de Almería. Muchos de los talleres de antaño cerraron pero algún quedan algunos en activo. Son alfareros tradicionales, de los que trabajan a mano el barro, que se han unido para volver a producir la receta medieval del vidriado con la ayuda de investigadores de la Universidad de Almería (UAL).

A través del proyecto 'Hantam' alfareros de Albox, Sorbas, Níjar, Alhabia y Benahadux, que aún conservan los conocimientos de la alfarería medieval trasladarán sus experiencias. Según explican, no hay ninguna referencia escrita, a pesar de ello son Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y la idea es recuperar las técnicas de antaño y sus formas para reproducir el ajuar cerámico vidriado.

La ruta de la cerámica andalusí que te proponemos comienza en Benahadux, una población que se encuentra en el área metropolitana de Almería capital. José Castellón es el último alfarero de esta localidad, hasta hace poco hacía piezas sin vidriar y estuvo trabajando hasta 1998 en un taller-cueva con horno árabe y arcillas greas.

Muy cerca, en Pechina, está documentado el primer taller de cerámica vidriada de todo Al-Andalus. En los alrededores de Huebro en Níjar se obtenía el plomo y en las minas se sacaban los óxidos con los que se pintaba o rameaba cada pieza.

La ruta continúa en Alhabia, a 27 kilómetros de la capital en la comarca del medio Andarax. En su 'Barrio Alfarería', la tradición artesana es conservada por los talleres familiares de Juan Castellón y Manuel González. Se trabaja un tipo de vidriado multicolor, similar al de Níjar. Entre las piezas 'sin bañar' hay cantarillas, jarras de cuatro picos y el tradicional cántaro que, como símbolo heráldico, campea en su escudo municipal. Además, Cerámica González Castellón organiza visitas y talleres para dar a conocer sus instalaciones y todo el proceso de fabricación.

La siguiente localidad, referente en cerámica, es Níjar, una visita obligada para conocer este foco alfarero de documentada antigüedad. La tradición alfarera surgió por la necesidad de transportar y almacenar agua en un ambiente tan seco. Hoy día la producción está enfocada a las piezas decorativas, como los típicos recipientes vidriados, producidos mediante la técnica del 'chinado' mediante el cual se utilizan óxidos que se gotean o puntean sobre las piezas dando una ornamentación de color azul.

Los artesanos, a los que aún hoy se puede ver trabajar en los distintos talleres del pueblo, protagonizan un complicado proceso de elaboración de cada pieza. En las distintas tiendas repartidas por la localidad se puede encontrar todo tipo de utensilios realizados en cerámica, desde azulejos hasta platos jarras, pasando por cántaros, tinajas, vasos, cuencos, ensaladeras, etc.

El pueblo de Sorbas cuenta con una historia que viene de largo, inició su larga andadura en el neolítico con el buen trabajo de la cerámica que, siglo tras siglo, ha caracterizado a las gentes del pueblo. Vasijas de arcilla refractaria son la prueba, en efecto, de que a lo largo de los tiempos se ha trabajado el barro.

En el paraje de Cariátriz quedó el legado de la civilización argárica cuando se comerciaba con los fenicios, aquí también se asentaron los romanos y los árabes dieron nombre al pueblo del significado de 'olla de arena'. En Sorbas se puede contemplar su horno alfarero de construcción árabe que después de más de 500 años sigue a pleno rendimiento. Se ubica en una pequeña plaza y está rodeado de varios talleres alfareros.

Sorbas está considerada como el principal centro alfarero de la provincia. En su barrio de Las Alfareras se conservan pilones, balsas y dos hornos morunos en los que aún se trabaja. Las tierras empleadas se extraen de la zona, la blanca de la Cañada Siscar y la rubial o roja de La Mojonera.

Entre las alfarerías que podemos visitar se encuentra la de Juan Simón, una familia artesana dedicada al arte del barro, desde hace generaciones. Continúan su labor siendo hoy en día la única familia que mantiene el legado heredado de sus antecesores.

Albox, en el norte de la provincia de Almería, llegó a tener una treintena de alfareros que se repartían entre el Barrio Alto y La Loma. Aquí se fabricaban varias clases de cántaros, botijos, barreños, lebrillos y orzas. Todas estas piezas estaban muy vinculadas a las labores agrícolas y ganaderas, también a las tradicionales matanzas de cerdos.

Actualmente sigue en activo Alfarería 'Los Puntas'. Piezas representativas de este taller se encuentran en numerosos museos del mundo, como el Museo Nacional de Alfarería de Oleiros (La Coruña), el Museo de Alfarería Popular de Chinchilla (Albacete), el Museo de la Cultura de La Habana (Cuba) o el Museo Etnográfico de Hamburgo (Alemania). Declarada de interés histórico artístico cultural, esta alfarería conserva los hornos morunos donde siguen cociendo formas y piezas de barro.