El puente más bonito del mundo está en Andalucía: tuvo que construirse dos veces y no está bien diseñado

Pero más allá de la belleza de este puente, que ha cautivado a viajeros y artistas durante siglos, la historia de este puente está marcada por la tragedia.

Ronda cuenta con tres puentes: el de San Miguel, ubicado a 12 metros sobre el río y levantado con lajas de piedras en el siglo XIII; el Viejo, que fue construido en la zona más baja de la ciudad en el siglo XVI para comunicar la antigua medina islámica con el nuevo barrio surgido tras la conquista en la zona del Mercadillo, y el Nuevo, que, situado en la parte más alta, tuvo que ser edificado dos veces.

La historia de este último -el más famoso- comienza en 1735, cuando se inició la construcción de un primer puente bajo el reinado de Felipe V. Esta infraestructura, diseñada por Juan Camacho y José García, consistía en un solo arco de 35 metros de diámetro. Sin embargo, la obra fue ejecutada apresuradamente y, tras solo ocho meses de trabajo, se derrumbó en 1741, llevándose consigo la vida de unas 50 personas y cientos de toneladas de piedra al fondo del barranco.

Tras el desastre, la ciudad decidió emprender un nuevo proyecto. En 1751, se retomaron las obras bajo la dirección del arquitecto José Martín de Aldehuela, natural de Manzanera (Teruel). La construcción se extendió hasta 1793, coincidiendo con la celebración de la Real Feria de Ronda. A diferencia del primer intento, el nuevo diseño apostó por una estructura más robusta y segura.

El puente fue edificado en sillares de piedra extraídos del mismo fondo del Tajo, lo que permitió una perfecta integración con el paisaje y un efecto de mimetismo con el entorno natural . Su altura alcanza los 98 metros y su arco central tiene una luz de 14 metros. Además, cuenta con una cámara en su interior que, en tiempos pasados, sirvió como prisión.

Recibe la denominación de Puente Nuevo en relación con el Puente Viejo que, situado aproximadamente a Noreste y a unos 100 metros del Nuevo, salvaba ya el tajo del río Guadalevín. El Puente Viejo, aunque sigue en uso, ya en la Edad Moderna complicaba la comunicación con la zona de la explanada superior del barrio del mercadillo, compleja debido a la inclinación de las cuestas de acceso a la misma.

Regresando al más famoso, a pesar de su imponente presencia, su diseño ha sido objeto de críticas por parte de algunos expertos. Se considera que la estructura es excesivamente robusta y costosa, con un uso de materiales que podría considerarse innecesario desde una perspectiva moderna de la ingeniería. Sin embargo, esta misma solidez ha permitido tal vez que el puente haya resistido el paso del tiempo y continúe siendo un referente arquitectónico.

Y más allá de cumplir su función de conectar las dos partes de la ciudad, actualmente el puente es también es un importante atractivo turístico. Miles de visitantes se acercan cada año para admirar su majestuosidad y disfrutar de las vistas panorámicas que ofrece del desfiladero del Tajo y del río Guadalevín. Desde los miradores de la Plaza de España o de la calle Ernest Hemingway, el puente ofrece una perspectiva única que deja sin aliento a quienes lo contemplan.

Pero más allá de este puente, Ronda ofrece una variedad de actividades para los viajeros. Una de las experiencias más recomendables es recorrer el Desfiladero del Tajo, un impresionante cañón natural que permite disfrutar de la belleza del paisaje y la biodiversidad de la zona. En su primer año de apertura, entre abril de 2024 y abril de 2025, el desfiladero recibió casi 160.000 visitantes, consolidándose como uno de los principales atractivos turísticos de la provincia.

También se puede ver la Plaza de Toros, una de las más antiguas y monumentales de España. Es conocida por ser la cuna de la tauromaquia moderna, vinculada a la dinastía de los Romero y la figura de Pedro Romero. En su interior puedes visitar el Museo Taurino y pasear por el ruedo.

Merecen la pena también los baños árabes de Ronda. Construidos en el siglo XIII, son algunos de los mejor conservados de la península. Ubicados en el antiguo barrio musulmán de San Miguel, conservan la estructura original con salas de agua fría, templada y caliente, y un sistema de calefacción subterráneo.