Esta piscina sí es digna de exposición

A pesar de que tuvo que cerrar en 1985 porque ya no cumplía los requisitos mínimos de higiene y seguridad, demoler el edificio hubiera sido una locura, por lo que el alcalde de Lille llevó a cabo una curiosa iniciativa para proteger la construcción, y de paso convertirla en un punto de visita obligatoria: transformarla en un museo de arte.

Para convertir la piscina en una sala de exposiciones, fueron necesarios unos arduos trabajos de remodelación, que finalizaron en octubre de 2004. En ese mismo momento se inauguró La Piscine-Musée d’Art et d’Industrie André Diligent , que a día de hoy recibe unos 200.000 visitantes al año.

Con varias salas a lo largo del edificio, la más espectacular es «La antigua piscina», convertida en una larga galería de esculturas donde se pueden encontrar obras de Rodin y Camille Claudel; junto con los valiosos mosaicos con adornos acuáticos de 1932.

Pero, además, el museo ofrece un «recorrido de los cinco sentidos», diseñado especialmente para las personas invidentes, pero que puede disfrutar cualquier visitante. En él, se descubren las obras textiles al tacto, además de poder probar platos de comida inspirados en los cuadros y las esculturas.