Un piloto se estrella y es la segunda víctima mortal del fuego en Portugal

El alcalde de esta localidad, Joao Paulo Sousa, lo confirmó inmediatamente: «La muerte del hombre ha sido decretada en el lugar por el equipo médico del helicóptero del Instituto Nacional de Emergencias».

El cadáver apareció calcinado, mientras que el aparato quedó destruido en su totalidad, tal fue la violencia del choque.

De hecho, no pudo identificarse el cuerpo, aunque el alcalde señaló: «Todo indica que es un jefe de bomberos».

Más tarde, tanto el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, como el primer ministro, Antonio Costa, expresaron sus condolencias por el fallecimiento.

Se añade así a la que fue primera víctima mortal del fuego en Portugal: una mujer de unos 50 años, cuyo cuerpo apareció carbonizado en una plantación de maíz. Aconteció en Boa Vista, en los alrededores de Leiría, justo a mitad de camino entre Lisboa y Oporto.

Un descubrimiento terrible, en medio del campo, que sobrecogió a los vecinos y activó en los portugueses la memoria de la tragedia histórica de Pedrógao Grande, cuando murieron 66 personas en 2017.

Los dos fallecidos simbolizan la dureza del combate a las llamas, la prueba de que el calor intenso y el viento siguen empujando a Portugal hacia las puertas del infierno de la devastación.

Van ardiendo sin cesar hectáreas y hectáreas en el norte, en el centro, en el sur. Pasan los días y la situación no mejora.

Vuelve el apocalipsis al país vecino, como ya ha sucedido en otras ocasiones, años atrás. Las imágenes de la gente humilde huyendo así lo atestigua.

En el Portugal del continente, no hay ninguna región que se libre del riesgo: desde Viana do Castelo, al lado de Galicia, hasta el Algarve, colindante con Andalucía. Y hasta la propia Lisboa continúa en alerta, como refleja el cierre de los parques infantiles del barrio de Olivais.

Con todo, la gravedad más extrema es la que se palpa en Leiria y su área de influencia.

Las altas temperaturas van a continuar hasta este lunes, pero se teme que, incluso a partir de ese día, puedan reproducirse los mismos parámetros climatológicos.