Miss América, la influencer nuclear de la Cumbre del Clima

Esta estudiante de ingeniería nuclear, de 21 años, lleva once meses y 210.000 millas viajadas alrededor del mundo defendiendo la energía nuclear. Ha sido la causa escogida para su reinado. También ha obtenido 70.000 dólares para pagar su carrera, que prevé terminar la próxima semana. Después tiene un puesto asegurado como experta en combustibles nucleares en Constellation Energy.

Su intención es lograr que los jóvenes se involucren en el sector. Solo la semana pasada 20 países (entre ellos Estados Unidos) se comprometieron en la Cumbre del Clima a triplicar su producción para 2050. «Eso es tremendo», dice Stanke en un evento en el pabellón de Estados Unidos en la COP28. «Significa que también necesitamos mano de obra».

Su perfil de redes sociales es el de una influencer nuclear. Habla rápido, hace bromas. «Somos un sector muy técnico, por una buena razón», dice, pero «podemos ser un poco más teatrales». Pone su propio ejemplo: si entró en el sector fue simplemente porque de adolescente le gustaba cómo sonaba el cargo y porque sus padres le dijeron que no tenía futuro.

«Creo que tenemos muchos conceptos erróneos», afirma ahora. Los accidentes de Chernóbil, Fukushima, el accidente de Three Mile Island, y cuestiones relacionadas con la seguridad y los residuos nucleares son los cinco temas de los que siempre está hablando. Pero, asegura la joven, es más seguro trabajar en una planta de energía nuclear que en una librería. «El objetivo de cualquier ingeniero nuclear es mantener la radiación lo más baja posible».

Para Miss América, el futuro nuclear está lleno de «avances tecnológicos emocionantes». Es el caso de los reactores modulares pequeños, que reducen los costes y los tiempos de construcción. «Es como ir a Ikea», ejemplifica. Eliges lo que quieres y luego te lo mandan para que lo armes donde quieras, solo debes asegurarte de que no falta ningún tornillo. También apoya la fusión. «Creo que seguramente veré una planta de energía de fusión operativa comercialmente al final de mi vida». Y aquí sí resuena la juventud: «Literalmente, vamos a salvar el planeta».