Los milagros de Acutis: el niño brasileño y la universitaria costarricense que le llevan a los altares
La curación de una malformación congénita de páncreas de un niño de cuatro y de un fuerte traumatismo craneal de una joven de 21 son los hechos inexplicables reconocidos por el Vaticano
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Madrid
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Iniciar sesiónLas vías para que un católico acabe siendo elevado a la categoría de santo han cambiado mucho a lo largo de la historia de la Iglesia. En un primer momento eran los obispos quienes tomaban la decisión, pero desde el siglo XIV el proceso comenzó ... a reglamentarse, a dar un mayor peso a la decisión de los Papas para convertirse en un largo y meticuloso camino que podía durar siglos. Desde 1983, tras la constitución apostólica 'Divinus Perfectionis Magister' promulgada por Juan Pablo II, se simplificó la recopilación de pruebas y se redujeron los plazos para iniciar el proceso. Por eso, desde entonces, se han producido la mayor parte de las beatificaciones y canonizaciones.
En medio de tanto cambio, si en todo ese proceso ha habido una constante ha sido la de los milagros. En la actualidad, salvo en el caso de los mártires, es necesario acreditar un milagro para la beatificación y un segundo para la canonización. Por milagro hemos de entender un hecho inexplicable según la ciencia actual que sea claramente atribuible a la intercesión del candidato. Habitualmente se trata de curaciones instantáneas, completas y duraderas, sin que medie una intervención médica que lo explique. En el caso de Carlo Acutis, el primero de sus milagros fue la curación de un niño brasileño con una malformación congénita en el páncreas en 2013; y el de una joven costarricense que, tras un accidente de bicicleta en Italia en 2022, presentaba un traumatismo craneal severo.
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Manuel Garre y María Romero
Cuando este domingo 7 de septiembre Carlo Acutis sea canonizado por el Papa León XIV culminará un proceso que, oficiosamente, comenzó poco después de su muerte, el 12 de octubre de 2006. De forma oficial, su causa de canonización se abrió en Milán (Italia), a nivel diocesano, siete años después de su muerte, el 12 de octubre de 2013.
Ese mismo día, en Brasil, se producía el milagro que le elevaría a beato, aunque sobre la fecha concreta las distintas fuentes no se ponen de acuerdo. En cualquier búsqueda en internet se puede comprobar cómo unos medios hablan del 12 de octubre y otros del 13. Tampoco el año queda claro. Hay quien refiere 2010 y la mayoría apuesta por 2013. Ni siquiera la página oficial del Dicasterio para las Causas de los Santos despeja las dudas, pues, en un evidente error tipográfico, señala que la curación del niño ocurrió el «13 de octubre de 2023», una fecha incorrecta, puesto que la beatificación, para la que es preciso que se valide el milagro, se había producido tres años antes.
En todo caso, y de acuerdo con los testimonios de los protagonistas, la historia del milagro comienza unos años antes en Campo Grande, en el estado brasileño de Mato Grosso do Sul, de la mano del sacerdote diocesano Marcelo Tenório de Almeida, que había conocido la figura de Carlo en 2010, a través de un ahijado. Fascinado por su figura, Tenório contactó con la asociación italiana que promovía la causa de beatificación y con la madre, Antonia Salzano. «Me dio un libro sobre Carlo y me autorizó a hablar de él en Brasil», explicaba unos años más tarde a la revista 'America', una publicación de los jesuitas.
Comenzó entonces una intensa labor de apostolado sobre Acutis, junto a un grupo de voluntarios de la parroquia de San Sebastián de Campo Grande, que extendió a otros grupos juveniles en Brasil. Según el padre Tenório, los hechos milagrosos «gracias a la intercesión de Acutis» se fueron extendiendo. En uno de sus viajes a Asís, donde estaba enterrado su cuerpo, la madre del futuro santo le regaló al sacerdote una prenda de vestir que había pertenecido a Acutis, que sería clave en el primer milagro reconocido. Ocurrió el 12 de octubre, aniversario de la muerte de Acutis, el día en que iniciaba su causa en la diócesis de Milán (Italia) y en el que se celebra Nuestra Señora de Aparecida, patrona de Brasil, según explica Tenório en sus redes sociales. Matheus Vianna, que entonces tenía cuatro años, besó la reliquia y, de acuerdo con el testimonio de su madre, Luciana Vianna, rezó por su sanación.
Carne y patatas fritas para la cena
Matheus estaba afectado de páncreas anular, una rara afección en la que el páncreas rodea el intestino e impide una correcta digestión. «Solía vomitar constantemente, dos minutos después de comer cualquier cosa. Teníamos que alimentarle con un complemento especial para que retuviera al menos algunos nutrientes. Sólo una operación podía salvarle, pero estaba demasiado débil para la cirugía y los médicos dijeron que moriría antes de cumplir los cinco años», explicaba después su madre.
El niño preguntó qué hacían las personas que aguardaban en fila ante la reliquia y su madre le explicó que podían pedirle cualquier cosa, porque estaba en el cielo. Cuando se acercó, Matheus la besó y exclamó en voz alta: «¡Dejar de vomitar!». Según su madre, siguió débil durante unas horas, pero después de la misa estaba inusualmente alegre y hambriento. Al llegar a casa, el niño comió carne y patatas fritas y no vomitó. Según la madre, era la primera vez en su vida que esto le sucedía. El niño fue ganando peso y un examen por ultrasonidos confirmó que estaba bien. «Un médico dijo después que tenía un páncreas de libro, un órgano tan perfecto que parece irreal», explicó la madre.
Analizada toda la documentación presentada por la Postulación, el Dicasterio de las Causas de los Santos certificó en 2019 «la curación de un niño afectado por estenosis duodenal debida a páncreas anular incompleto, vómitos continuos y desnutrición grave». La consulta médica en la que se basaron, que tuvo un resultado «unánimemente favorable», afirmó que «la curación había sido rápida, completa y duradera, científicamente inexplicable». Con esta información, el 22 de febrero de 2020 el Papa Francisco autorizó al Dicasterio a promulgar el decreto sobre el milagro y el 10 de octubre de ese año se celebraba en Asís el rito de la beatificación.
Además de la confusión en las fechas, sobre la narración pesa otra duda. Las normas de la Iglesia siempre han limitado dar culto a quienes todavía no han sido declarados beatos, ni la veneración pública de sus reliquias. En su última versión, aprobada por Francisco el 11 de octubre de 2021, queda claro en su punto 82 que «el postulador debe asegurarse de que no se realice ningún acto de veneración pública del Siervo de Dios y de sus restos mortales». Consciente de la prohibición,el Padre Tenório, que se convertiría más tarde en vicepostulador de la causa de canonización, impedía a los fieles fotografía o grabar el momento en la exponía para su veneración cada 12 de octubre.
Accidente de bici en Florencia
El segundo milagro, el que permitirá su canonización este domingo, tiene como protagonista a una joven costarricense, aunque se produjo en tierras italianas, en concreto en Florencia. Ocurrió en julio de 2022, una fecha clave porque las normas que rigen el proceso son claras en este sentido: el segundo milagro, el que permite ser elevado a santo, tiene que producirse después de la beatificación.
El 2 de julio de 2022 la joven Valeria Valverde, de 21 años, una costarricense que estudiaba en Florencia, tuvo un grave accidente de bicicleta en una céntrica calle de la ciudad, la Via Tornabuoni. El fuerte impacto de la cabeza contra el suelo le provocó un traumatismo craneal grave y requirió una craneotomía con extracción del hueso occipital derecho para reducir la presión en su cerebro. El pronóstico médico era muy pesimista y hablaban de una muy baja probabilidad de que pudiera seguir con vida.
Ante el accidente, Liliana, la madre de Valeria, viajó de urgencia a Italia para estar junto a ella, que seguía en coma inducido. La secretaria de la madre, desde Costa Rica, comenzó a rezar de inmediato al ya beato Carlo Acutis e instó a Liliana a peregrinar al cercano Asís para orar ante su tumba. Así lo hizo seis días después del accidente, el 8 de julio, y dejó una carta con la petición de que su hija se recuperara. Ese mismo día, el hospital le informó que Valeria había comenzado a respirar espontáneamente. Al día siguiente empezó a moverse y a recuperar parcialmente el habla.
El 18 de julio, un TAC demostró que la hemorragia había desaparecido, y el 11 de agosto Valeria fue trasladada a planta e inició una terapia de rehabilitación. Su progreso fue rápido, y el 2 de septiembre Valeria y Liliana realizaron otra peregrinación a Asís, esta vez para dar gracias al beato Carlo por su intercesión.
La postulación de la causa presentó un año después al Dicasterio «el caso de la supervivencia y de la posterior curación rápida, completa y duradera» de la joven. Los informes médicos indicaban que, a consecuencia del accidente, Valeria «sufrió un traumatismo craneal grave con múltiples focos lacerocontusivos córtico-subcorticales y hemorragia subaracnoidea sulcal homolateral», de los que se recuperó de forma muy rápida. El 5 de marzo de 2024 se reunió el Congreso especial de los Consultores Teólogos para discutir los aspectos teológicos del presunto milagro. «De manera unánime se expresó un dictamen afirmativo, reconociendo en el hecho examinado un milagro obrado por Dios por intercesión de Carlo Acutis», explica la web del Dicasterio.
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Tras ello, los cardenales y obispos, en la sesión ordinaria del 7 de mayo de 2024, juzgaron el caso en cuestión como un verdadero milagro, atribuido a la intercesión de Carlo, con lo que el Papa Francisco «autorizó finalmente al Dicasterio para las Causas de los Santos a promulgar el 'Decreto super miraculo'». El 20 de noviembre de ese año, tras la audiencia general, Francisco ponía fecha para la canonización: el 27 de abril de 2025, coincidiendo con el Jubileo de los Adolescentes. No fue posible. Su muerte, el 21 de abril, obligó a suspender la ceremonia y los miles de jóvenes que ya habían viajado a Roma para ver a Acutis convertirse en santo, acabaron asistiendo al funeral de Francisco.
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