Antonia Salzano, madre de Carlo Acutis: «Sabía que mi hijo tenía una misión, pero pensaba que era en la tierra, no en el Cielo»
La madre de Carlo Acutis relata cómo vivía su hijo la fe a pocos días de que el Papa lo declare santo
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Asís, la ciudad que alberga el cuerpo del futuro 'san Carlo Acutis', se prepara para su canonización en Roma
Corresponsal en el Vaticano
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Iniciar sesiónCuando Antonia Salzano se refiere a «mi hijo» está hablando de Carlo Acutis. Sonríe emocionada cuando habla sobre la ceremonia de este domingo, cuando León XIV lo declarará santo. «Yo sabía que Carlo tenía una misión particular, pero pensaba que sería en la tierra, ... no en el cielo», confía a ABC. «Dios escribe recto con renglones torcidos», sonríe.
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El Papa canonizará a Carlo Acutis, «el santo en vaqueros», el 7 de septiembre
Javier Martínez-Brocal
—A usted le tratan como una reliquia.
—Es la devoción de la gente corriente, no puedo hacer nada. Yo soy sólo testigo de la santidad de mi hijo, tengo una relación especial con mi hijo y cuando me piden que rece y que le pida algo, lo hago encantada. Pero luego es Dios quien decide los milagros.
—¿Cuándo empezó a considerar santo a su hijo?
—El día de su funeral vi que algunos acudían a su intercesión, que le rezaban. Lo miraban con buenos ojos porque ha sembrado mucho bien en su vida. Una mujer que debía empezar la quimioterapia le pidió ayuda y se curó del cáncer. Piense, era el mismo día del funeral. Desde entonces, no ha parado.
—¿Cómo era Carlo?
—Era muy bromista, muy simpático, siempre alegre. Nunca le escuché quejarse, era siempre generoso, positivo, altruista. No hablaba mal de nadie, no le gustaba. Estaba siempre dispuesto a ayudar, a regalar sus cosas, era muy sobrio. Para él era ya demasiado tener dos pares de zapatos, pues decía que no se puede gastar el dinero en cosas inútiles si hay gente que no puede comer ni vestirse.
—¿Cuándo cambió Carlo?
—No, no es que tuviera una conversión, era así desde pequeño. Cuando tenía 2 años y medio o 3 ya si pasábamos delante de una iglesia quería entrar para saludar a Jesús. Carlo era muy devoto. Yo en cambio tuve que recorrer un camino y estudiar Teología para cultivar mi fe. Mi camino de fe empezó con él.
Su camino de fe
Carlo era muy devoto. Cuando tenía 2 años si pasábamos delante de una iglesia quería entrar para saludar a Jesús
—¿No fue usted quien le transmitió la fe?
—Mis padres no iban a misa. Como vivía en el centro de Roma, donde sólo había escuelas católicas, hice la primera comunión y la confirmación. Pero no era mi prioridad. Siempre digo que para mí Carlo ha sido un salvador, porque gracias a él hice el descubrimiento de mi vida, que Dios está siempre con nosotros, comprendí la importancia de la Eucaristía. Yo era casi protestante, pensaba que le Eucaristía era algo ritual, no comprendía la importancia de la liturgia, de la adoración eucarística, de la misa.
—¿Cómo era la fe de su hijo?
—Muy grande. A los 7 años hizo su primera comunión y escribió «Estar siempre unido a Jesús, este es mi programa de vida». Era ya un proyecto definido. Entonces empezó a ir a misa cada día y a hacer adoración eucarística.
—¿Nunca se tambaleó su fe?
—Nunca. Tenía una fe extraordinaria, recta, sin dudas. Nunca tuvo dudas.
—¿Cómo se le ocurrió hacer una web sobre milagros eucarísticos?
—Se daba cuenta del problema de la enorme falta de fe. Consideraba que la Eucaristía es central pues significa que Jesús está presente entre nosotros. Le sorprendía que hubiera colas para entrar en conciertos o partidos de fútbol y no para estar con Jesús en las iglesias. Esa exposición ha pasado por todos los continentes, en EE.UU. la han puesto en 18.000 parroquias. Creo que ha ayudado a mucha gente que no iba a misa o que no comprendía su importancia. Carlo sabía muy bien lo que es la Eucaristía, era muy teológico, conocía la Sagrada Escritura. Pero también decía que es muy importante ayudar a los demás.
El mensaje de Acutis
Para él era muy importante comprender que tenemos que salir de nuestro yo. Quería vivir ayudando a las personas
—¿Cuál es el mensaje que más recuerda de su hijo?
—Su fe le llevaba a gastarse por el prójimo. Él decía «No yo sino Dios» y «La tristeza es la mirada hacia sí mismo, la felicidad es la mirada hacia Dios». Para él era muy importante comprender que tenemos que salir de nuestro yo. Quería vivir ayudando a las personas. Por eso mi hijo daba catecismo, ayudaba a personas mayores que él, hacía obras de caridad con mendigos. Esa era su vida, una vida normal, no la vida de un religioso. Carlo enseña que en una vida normal, diaria, ordinaria, se pueden hacer muchas cosas buenas. Como decía la Madre Teresa de Calcuta, cada uno debe buscar su propia Calcuta en su propia casa, no hace falta irse muy lejos para hacer el bien.
—¿Cómo vivió usted la enfermedad de su hijo?
—Fue muy duro. La pérdida de un hijo es un dolor enorme, el mayor que existe. Hay palabras para describir la pérdida de un padre o un esposo, pero no la de un hijo. No hay dolor más grande. Pero si lo miras desde una perspectiva de fe, adquiere sentido. Nuestra vida tiene un hilo conductor, un motivo que la guía. Yo he aceptado esa voluntad de Dios, he aceptado ese hilo.
Episodio 2: una fe robusta, una vida de entrega a los demás y dos milagros
Para ser nombrado santo, la Iglesia debe atribuir dos milagros a la persona que se busca canonizar. Pero no son los únicos requisitos
—¿Visita a menudo su tumba?
—No, no mucho. Muchos tienen ese vínculo con el ser querido, yo no lo necesito. Voy alguna vez pero prefiero pensar que cuando asisto a misa, en la liturgia participan los santos, allí está todo el paraíso.
—Ustedes hicieron un viaje a España con Carlo. ¿Qué recuerda de esa visita?
—A Carlo le gustaba mucho España, tenía un cariño particular por este país, que ha hecho mucho por la Iglesia. La mitad del mundo tiene fe por España. Le pareció un país muy bonito de gente muy simpática. Le gustaba la cocina española. Me decía que quería aprender español, que le gustaba mucho España. Era un deseo que tenía, quién sabe por qué.
Carlo quería aprender español
A Carlo le gustaba mucho España, tenía un cariño particular por este país, que ha hecho mucho por la Iglesia. La mitad del mundo tiene fe por España
—¿Cómo está viviendo estos días?
—Una vez tuve un sueño en el que Carlo me hablaba y me decía: 'Me van a hacer primero beato y después santo'. Era un sueño verdadero. He visto con estos ojos los milagros que se han realizado por su intercesión, las personas que se convierten cuando conocen su vida. Todo esto es obra de Dios, no es humanamente posible.
—¿Qué significa para una madre que su hijo sea declarado santo?
—Siempre he pensado que Carlo tenía una misión especial, porque era un chico especial, no era normal. Era normal en la vida diaria, pero era especial por su vida espiritual, su generosidad, su amabilidad. Yo sabía que tenía una misión particular. Naturalmente pensaba que la cumpliría en la Tierra, no en el cielo. Pero Dios escribe recto con renglones torcidos. Yo pienso que Dios es un padre y decide lo mejor para sus hijos.
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