Los españoles son los últimos de Europa en ser vegetarianos

En su mayoría son flexiterianos, aquellos que tienen una dieta eminentemente vegetal, pero ocasionalmente consumen carne o pescado. Según se lee en el informe, los motivos para este descenso están en el hecho de que «la pandemia y el confinamiento incrementaron la conciencia de la población sobre la salud, el entorno y los animales. El fin de estas circunstancias 'excepcionales' parece haber tenido un 'efecto rebote' en la población, ávida de placer y disfrute en todos los sentidos, incluida su dieta«.

Si entre 2019 y 2021 los 'veggies' —término que agrupo a los veganos, vegetarianos y flexiterianos— habían sumado 1.300.000 personas más a sus filas, casi la mitad ha desaparecido en los últimos años. Son en total 4,5 millones de españoles mayores de 18 años los que se identifican como 'veggies', de los que 3,5 millones se consideran flexitarianos. Constituyen el 9% de la población española (47,4 millones de personas).

Con estas cifras, España se sitúa al final de la fila de Europa, junto con Francia e Italia. Se quedan muy lejos de países como Austria, Alemania y Países Bajos, donde los 'veggies' forman parte de un tercio de la población adulta. El estudio indica que la cultura gastronómica y culinaria de nuestros países juega a la contra de la adopción de pautas alimentarias vegetarianas. Por ejemplo, en Francia los flexiterianos son el 24%, pero en Italia solo lo son la mitad, el 12%. Por contra hay seis veces más veganos en Italia (6%), que en Francia (1%).

En España, pese a que no se definan como flexitarianos, un 44% de los españoles que se declaran omnívoros afirma que intenta reducir su consumo de carne, en concreto de la carne roja. Esta cifra indica por el contrario que el 56% de omnívoros se resiste a reducir su consumo de carne, lo que reduce el crecimiento de las dietas vegetarianas.

Según el estudio, «el sabor y textura de los productos, a pesar de haber mejorado notablemente, todavía no es plenamente satisfactoria, sobre todo cuando se centran en categorías extremadamente indulgentes». Otro tema importantes es la calidad nutricional, y según se dice en el estudio entre las alternativas vegetales «no existen productos que nutricionalmente mejoren, al menos, a los que intentan imitar y reemplazar».

Por último, el aumento de los costes de las materias primas debido al incremento generalizado de los precios a nivel mundial ha ejercido una mayor presión sobre aquellos productos que, de por sí, ya eran significativamente más caros que los que intentan reemplazar. Según los autores del estudio, esto ha proporcionado escasos motivos para que el consumidor considere el cambio.

Un producto que resulta menos sabroso, no ofrece mejor valor nutricional y es más caro, se convierte en una ecuación desfavorable. «Además, centrar el discurso en aspectos aún no relevantes y de difícil comprensión para el consumidor no ayuda en esta situación», explican.