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«Del bar al cajero, una y otra vez»: la ruina de un adicto a las tragaperras

En España hay 183.000 máquinas de juego de azar, la mayoría en bares, y los adictos piden ayuda al legislador para limitarlas

La disponibilidad inmediata y la ausencia de barreras físicas y temporales son una trampa letal

Galicia impulsa un observatorio del juego para prevenir adicciones y velar por una actividad responsable

Las máquinas tragaperras no están reguladas en los bares Valerio Merino
Gregoria Caro

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Raúl -nombre ficticio- reconoce que solo necesita «volver a tirar una moneda» para destruir su vida. Un euro basta para recaer en la espiral de la ruina. El sonido de la máquina tragaperras de fondo, mientras toma café en un bar, despierta ese demonio interno ... que es su enfermedad. Y con la que convivirá el resto de sus días. Es un jugador patológico, un adicto. «Me recuerdo jugando con mascarilla en el bar... –dice con cierta vergüenza–. Había conseguido dejarlo durante un año, pero, durante la pandemia, aunque era más difícil entrar al bar, recaí y me volví a enganchar al mismo o peor nivel». Casi pierde su trabajo, casi pierde a su familia: «Lo único que nunca llegué a tocar es el fondo común para los hijos». Suspira.

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