José Manuel compagina su actividad con la gestión de una empresa de sofás y muebles, un proyecto familiar que, según él mismo cuenta, le ha inculcado disciplina, constancia y sentido de la responsabilidad.
El nuevo habitante de la casa de Guadalix se define con un carácter fuerte, aunque admite que cuesta sacarlo de sus casillas. Llega al concurso soltero y sin cerrar la puerta al amor: «No lo descarto», ha asegurado antes de su entrada, dejando abierta la posibilidad de que la convivencia pueda depararle alguna sorpresa sentimental.
Consciente de la repercusión del formato, José Manuel afirma sentirse preparado para afrontar cada prueba y cada conflicto, pero sobre todo para aportar buen ambiente. Se considera un seductor «pero no un ligón», alguien con carisma y naturalidad que quiere contagiar a sus compañeros de energía y positividad.
Por todo ello, cree que encaja perfectamente en el espíritu del programa y que puede ser «un gran candidato» en esta nueva edición del reality más veterano de la televisión.
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