Un siglo de la muerte de José Villegas, el pintor de la trascendencia cotidiana

El catedrático emérito de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla Enrique Valdivieso resalta la gran calidad pictórica de José Villegas. «Para la escuela sevillana del siglo XIX y principios del XX supuso una visión renovadora. Introdujo el idealismo y el simbolismo, algo que se escapase de la vulgar realidad de los pintores de la época. Su estancia en Roma le abrió a un mundo nuevo . Reinterpretó los episodios de la historia en una perfecta recreación».

Para este experto en arte fue fundamental su estancia en Roma, «donde se codeó con la flor y nata de la pintura española, porque en Madrid no había actualidad y en Sevilla continuaba la pintura costumbrista, pero sin ninguna importancia». «Villegas —prosigue— introdujo el simbolismo en su pintura, pero con una trascendencia , sacando emociones y sentimientos en una época en la que el materialismo comenzaba a inundar todos los estratos del pensamiento, ya que este representaba progreso y bienestar. Ese materialismo debía estar envuelto en un buen contenido lleno de esencia y trascendencia».

Entre sus obras principales, Valdivieso resalta ‘El triunfo de la dogaresa’ , «una pintura brillante con una representatividad asombrosa». Asimismo, afirma que el artista sevillano «sacó el tema religioso de la rutina y le dio una escenografía y un contenido muy potente». «En Venecia hizo paisaje puro y realizó cuadros prodigiosos como el de la Iglesia de la Salute del Gran Canal. Villegas ve con mayor emoción y trascendencia la arquitectura que le rodea ». También realza su gran lienzo ‘La muerte del maestro’ , pues «refleja una escena teatral con la cuadrilla conmovida tras el fallecimiento del maestro, y eso encantaba en el extranjero».

Añade este catedrático emérito que el ‘Decálogo’ es «el culmen en su proceso simbolista, destacando esas figuras desnudas con efectos de luces y sentimientos. No sólo sacaba efectos de la figura humana, sino de la naturaleza».

Por su parte, la directora del Museo de Bellas Artes de Sevilla, Valme Muñoz , subraya la trascendencia de José Villegas al ser «uno de los pintores más importantes de su generación». «Su formación en Roma fue esencial y después de Fortuny fue el más importante de los pintores españoles en Italia ».

En esta pinacoteca hay más de 500 obras de Villegas , en su mayoría dibujos y bocetos. «El legado que tenemos en Sevilla se lo debemos a la esposa del pintor, Lucía Monti .Era una mujer muy culta y también hermana del escultor Ercole Monti . Al morir Villegas inició los trámites para donar sus cuadros al Bellas Artes. En 1924 fue a Sevilla a la inauguración de la sala monográfica dedicada a su marido en el museo. Entre las obras que nos donó había 18 lienzos. A estos hay que sumarles dos cuadros más que adquirió la Junta de Andalucía posteriormente: ‘La muerte del maestro’, en 1996, y ‘Los pajes de la dogaresa ’, en 2000». Muñoz recalca, además, que «a pesar de que Lucía Monti falleciera en Madrid, esta quiso expresamente ser enterrada en Sevilla junto a su esposo en el cementerio de San Fernando», a lo que añade que «la tumba dedicada a Villegas es de las más visitadas».

Uno de los principales expertos en la figura del pintor hispalense es Ángel Castro Martín , doctor en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid. De hecho, fue comisario de la gran exposición monográfica que el Museo de Bellas Artes de Sevilla le dedicó al pintor en 2001. Castro incide en el impacto que le causó al joven Villegas la pintura de Velázquez cuando viajó a Madrid por primera vez hacia 1867. «Estudió exhaustivamente a Velázquez como luego se vio en algunos desnudos del ‘Decálogo’. Hay un nervio en la pincelada velazqueña y eso le gustó a Villegas. El Adán del sexto mandamiento es pura pincelada larga al estilo de Velázquez».

Tras su encuentro con Jiménez Aranda en Madrid, se trasladó a Roma en 1868 y allí conoció a Fortuny, pintor que estaba de moda por su estilo preciosista y que ejercería un gran magisterio sobre él. «En Roma entabló una gran amistad con Rosales porque Villegas era muy cordial. Antes de marcharse, este le dejó su estudio al pintor sevillano. La amistad con Fortuny fue fortísima y el artista catalán le llegó a prestar dinero porque Villegas era un joven que aún no había vendido nada. Bajo la influencia de Fortuny realiza ‘Toreros en la capilla’ , que es una obra fundamental, o ‘Descanso de la cuadrilla’ , aparte de cuadros orientalistas».

Según Castro, Villegas cultiva «un realismo fortuniano impresionante con un dibujo exquisito. Por eso lo llamaron luego el heredero de Fortuny en lo artístico. Nadie había mostrado en Roma la emoción que muestra Villegas en ‘Toreros en la capilla’, con un gran manejo del claroscuro , algo que también hizo en los cuadros orientalistas. Es un costumbrismo inédito en Roma. Allí había marchantes como Capo Bianchi , gran amigo a su vez del marchante francés Goupil. Villegas logró el éxito rápidamente y eso le permitió ahorrar para su gran casa, donde hizo cuadros de más entidad».

La estancia de Villegas en Venecia fue también fundamental. «Retrata el costumbrismo de los canales y capta la luz como nadie. Logró elevar el preciosismo y lo combinó con el costumbrismo veneciano sin tener rival ».

En Roma cultivó cuadros de «más empaque», como el ‘Bautizo en Sevilla’ , que se vendió por unos 100.000 francos. Al ser adquirido por el marchante Stewart, la casa Goupil se vio agraviada. «El cuadro se exhibió en el Metropolitan. Me dijeron que en los años veinte los Vanderville lo prestaron pero luego no aparece por ningún lado. Algún heredero podría tenerlo o a lo mejor lo donaron a alguna universidad. Esa incógnita es positiva porque le da un toque de misterio», dice Castro.

Posteriormente, Villegas logró hacia finales de los años ochenta unos cuadros al estilo prerrafaelita. ‘Domingo de Ramos en Venecia’ y ‘La fiesta de las palmas en San Juan de Letrán’ son ejemplo de ello. En esos lienzos aparecen mujeres vaporosas estilo Botticelli, pero rodeadas de sacerdotes, monaguillos, etc. «Esos cuadros de la vida cívico-religiosa en Venecia, de tipo prerrafaelista y con mujeres vaporosas , le dieron tal cantidad de dinero que hacia 1899-1890 se hizo una casa preciosa en Roma. Un arquitecto llamado Basile le proyectó una casa de corte rectangular, pero con ventanas de tipo árabe, con una entrada imponente y una cúpula de tipo norteafricano».

Por otra parte, la Infanta Paz, hermana de Alfonso XII, se casó con un príncipe de la Casa de Baviera. Paz y distintas autoridades de Múnich querían realzar la ciudad –por la rivalidad con Berlín y Viena– para hacer una gran exposición de Bellas Artes anual o bianual. «Villegas envió cuadros a Múnich en 1893-94 y luego esos pinturas van a la Bienal de Venecia y triunfan. La prensa italiana decía que Venecia debía comprar el cuadro de ‘El triunfo de la dogaresa’ . La prensa pide que el Gobierno italiano la comprara. El lienzo lo compró un millonario, Anderson. Ahora está en una avenida de Washington capital, en la Sociedad Cincinnaty.