Crítica de música
Mariposas en el aire
Anu Tali dirigió este programa con obras de Haydn, Wieck y Mendelssohn y donde intervino como solista el pianista Levon Avagyan
Carlos Tarín
Aprovechando su presencia en la ópera ‘Carmen’ , se ha invitado a la directora de la misma, Anu Tali , para dirigir este programa de abono. Y dijimos al comentar su labor en la ópera que poseía una gestualización primaria, por ir marcando ... los compases de una manera muy escolástica -lo que debe dejarla agotada-, y que dirige casi siempre con las dos manos en espejo.
Esto tiene dos efectos negativos : ante tanto manoteo es difícil que los músicos adviertan los cambios importantes, a menos que permanentemente la estén mirando; pero además, las manos emparejadas desperdicia que una de ellas dedique tiempo a gestionar las entradas de los músicos, que ella suele hacer con la mirada, cuando las da, y que no haya correcciones de las dinámicas sobre la marcha, muy necesarias y aprovechando la situación privilegiada de un director/a en el centro de la orquesta.
A ello hay que añadir que parece ajena al cuidado estilístico de las obras, y nos estamos refiriendo principalmente a la ‘Sinfonía nº 85’ de Haydn , que versionó sin especial atención ni al clasicismo vienés ni a los ajustes de la orquesta. Es verdad que las maderas están a 2 (menos la flauta, sola) y Tali las dejó a 1. Pero 30 músicos en la cuerda son muchos músicos si no se busca una proporción, un equilibrio, aunque es verdad también que la orquesta de la Loge Olympique fuera mayor que la de Eszterhaza, la habitual de Haydn. El momento más abrumador en este sentido fue el ‘Menuetto’, entendido verdaderamente como danza cortesana de la corte de María Antonieta , y que se convirtió en otra cosa.
La figura de Clara Wieck ha sido providencial en la historia de la música, sea por su matrimonio con Robert Schumann o su amistad con Brahms , debido a muchas razones, aunque aquí lo que nos interesa destacar es su labor como gran pianista y compositora . Pero este ‘Concierto para piano’ en La menor, que oíamos por primera vez a la ROSS lo compuso entre los 14 y 15 años, una edad a la que pocos grandes compositores han destacado lo suficiente, si exceptuamos a los niños prodigio.
En este concierto sobresale en primer lugar su carácter muy melódico , de dibujos y contornos muy definidos y asequibles, si bien llega a apurarlos a base de repetición, antes que de evolución; acaso en el movimiento final, llevado por el virtuosismo exigible, se ve algo más de desarrollo motívico. Otro aspecto que destaca es su marcado eclecticismo , propio de su edad, en la que había escuchado mucha música, casi siempre de primera mano, pero todavía era pronto para asimilar lo escuchado y darle un sello propio.
Técnica espléndida
Levon Avagyan figuraba en el programa por haber conseguido el Primer Premio del Concurso Internacional María Canals 2017 , y se entregó por completo a la interpretación del concierto,tocándolo de memoria, aún sabiendo que a día de hoy no está en los programas habituales de las orquestas. No hay ni que decir que posee una técnica espléndida, afia nzada, capaz de tocar cualquier cosa con elegancia, energía y musicalidad.
Y aún sospechamos -no podemos saber lo que pensaba- que usó estas cualidades con inteligencia, ya que rehuyó usar toda la fuerza de su juventud sobre la parte central del piano, que es la primera que cruje en cuanto se la fuerza; de igual forma, tampoco apuró los bajos, aunque se quedasen sin los armónicos necesarios, a cambio de no compeler lo escrito. Por contra, ofreció como propina la primera de las ‘Escenas infantiles’ de Schumann y su sonido quedó demasiado blanquecino, sin suficientes armónicos, sonidos que todavía sí conserva el piano a ese nivel, y que habíamos oído a lo largo de su concierto en momentos de dinámicas similares.
Con Mendelssohn volvió a salir lo mejor de la directora estona. Aquí tampoco sabemos si fue que los músicos la han tocado muchas veces o que los ensayos han sido intensos, porque la directora tiene ese peculiar modo de dirigir que dificulta su seguimiento.
En los movimientos más líricos prescindió de la batuta y al dirigir con las manos consiguió una verdadera coreografía manual, como mariposas en el aire, bonita visualmente, si bien no sabemos si a costa de un trabajo extra de ‘inteligibilidad’ para los músicos. Pero lo cierto es que se consiguió cerrar el programa con la luz mediterránea que nos traía la ‘Italiana’, con una orquesta más ajustada y brillante.
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