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Crítica de música

'El barberillo de Lavapiés' en el Teatro de la Maestranza: otra zarzuela con mayúsculas

Borja Quiza y Cristina Faus brillaron en sus interpretaciones

Un momento de esta divertida zarzuela J. M. Serrano

Carlos Tarín

Casi al año de estar programado en el Maestranza llegó la pandemia, y con ella la suspensión de todo. Muchas actuaciones se han cancelado indefinidamente, pero hemos tenido la suerte de que este 'Barberillo' vuelva, aunque con un representación menos de lo previsto ... originalmente, porque la situación sigue siendo delicada y no todo el mundo cree que ha llegado el momento de volver. Sin embargo, el Teatro estaba bastante lleno , mucho público mayor, seguramente ávido de espectáculo de calidad, como ya nos tiene acostumbrado el Maestranza y el Teatro de la Zarzuela . No es habitual producciones de escenografías minimalistas en el género, pero aquí se ha avenido un precioso vestuario de corte dieciochesco -sobre todo en majos y majas-, con los ya típicos bloques móviles -esta vez como enormes tabiques, paneles o como se les quiera llamar- para recrear las distintas ubicaciones de la obra o intenciones: verdaderamente sugestivo fue el momento en que Paloma y la Marquesita negocian con el Barberillo , presionándolo de palabra y obra (achuchando cada una su tabique «contra» el infeliz Lamparilla, hasta que accedió al acurdo «sugerido»). Divertido momento, donde la dirección de escena subrayó la intención de las dos inductoras de la trama. Andújar sigue los dos mantras de los «registas» de hoy: minimalismo y fotofobia . Pero debemos sobresalir lo más positivo, y es que en lo primero realzó lo humano del divertimento frente a tanta oscuridad y, lo más importante, no sólo no alteraba el sentido de la obra, sino que -como hemos señalado- intentó acentuarlo en cuanto pudo . De la ausencia de luz digamos que sólo hubo la excepción del tripartito coro de costureras, luz sobre blanco, acaso para realzar la pureza de la soltería, o tal vez realzar el precioso coro de mujeres, un regalo de Barbieri , porque está un tanto al margen del argumento. Y desde luego, la iluminación de Yagüe , eficaz arquitecto de luces contra sombras. Otro tanto con la coreografía de Ruz : las seguidillas, boleros y otros palos se «modernizaron», pero insertos en el conjunto, lo que nos pareció una nueva manera de respeto a la obra.

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