Raúl del Pozo recibe el XXV Joaquín Romero Murube, un premio al periodismo libre frente al sectarismo
El periodista y escritor ha sido reconocido por su artículo 'Los Machado se querían' publicado en 'El Mundo'
La Casa de ABC ha acogido esta noche el acto de entrega de esta edición especial del galardón, que cumple un cuarto de siglo
Discurso de Raúl del Pozo, ganador del XXV Premio periodístico Joaquín Romero Murube
Discurso de Ignacio Camacho en el XXV Premio periodístico Joaquín Romero Murube
Contaba este martes Ignacio Camacho sobre Joaquín Romero Murube que el articulista y poeta sevillano «dejó de estar cómodo en esta su casa porque no se sentía comprendido en su cruzada contra la especulación inmobiliaria». Corrían los 60. En el 2000, ABC instituyó unos premios con su nombre que venían a «saldar de algún modo la deuda» contraída con él y, sobre todo, como un «tributo de reconocimiento a su imborrable legado». La columna merecedora aquel año del galardón la firmaba, precisamente, Camacho. Se trataba de un artículo titulado 'Un año' publicado en el diario 'El Mundo' al cumplirse el primer aniversario de los asesinatos del concejal Alberto Jiménez-Becerril y su esposa Ascensión García Ortiz a manos de la banda terrorista ETA.
Esta semana, un cuarto de siglo más tarde, otro texto que vio la luz en ese mismo rotativo ha ganado el XXV Premio Romero Murube, una distinción que reconoce los mejores trabajos periodísticos sobre Sevilla. Lo firmaba Raúl del Pozo Page, en palabras de Camacho, «leyenda viva del periodismo español que cada día enaltece e ilumina con el fulgor de lenguaje relampagueante, con la impronta de su talento inmarcesible y con la gallardía de su arrojo indomable». En esa opinión, el veterano periodista y escritor, de 88 años, titulaba 'Los Machado se querían'. La excusa fue la exposición 'Los Machado. Retrato de familia' que se inauguró el año pasado en la Fábrica de Artillería de Sevilla y que está a punto de terminar su itinerancia en la sede de la RAE en Madrid. Raúl del Pozo hablaba de ella como una muestra que «había roto los tópicos políticos de la eterna Guerra Civil que ensuciaban el recuerdo de Antonio y de Manuel».
Las dos Españas. El cainismo que, según destacó el martes durante la entrega del premio el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, «en este país aún cuesta superar, especialmente a algunos». O como seguía Del Pozo en su artículo ganador: «Ya dijeron los romanos que cuando los españoles no tienen enemigos fuera, los buscan en casa».
Es en ese momento de polarización que 90 años después parece seguir sin superarse, donde el periodismo emerge. En su papel de vigía del poder, de informador de la ciudadanía, de canal para la reflexión. Son estos tiempos en los que trabajos rigurosos y conciliadores como el de Del Pozo o el de Camacho un cuarto de siglo antes son indispensables.
Este martes, personalidades de la política, la cultura y la sociedad sevillana se reunieron en la Casa de ABC de Sevilla en el acto de entrega del XXV Premio Romero Murube, patrocinado por CaixaBank. Entre los asistentes se encontraban el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz; el presidente de Vocento, Ignacio Ybarra; el consejero delegado de Vocento, Manuel Mirat; el director de ABC, Julián Quirós; el director de ABC de Sevilla, Alberto García Reyes; el director general de ABC Andalucía, Álvaro Rodríguez Guitart; la directora comercial de CaixaBank en Sevilla, Ana Belén Morales Raya; el consejero de la Presidencia, Interior, Diálogo Social y Simplificación Administrativa, Antonio Sanz; la consejera de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda, Rocío Díaz; la vicepresidenta primera del Parlamento andaluz, Ana Mestre; y el obispo auxiliar de Sevilla, Ramón Valdivia, entre otros.
Una cita que celebró la larga, prolífica y sobre todo valiente carrera de Raúl del Pozo y en la que los que hacen el «oficio más bonito del mundo» se conjuraron contra la epidemia del sectarismo bajo la estela del poeta de Los Palacios.
Para Ignacio Camacho, encargado de glosar la figura del premiado, en el fondo no hay más que dos clases de periodistas: «Los que son independientes y los que no», entendiéndose como independencia la «autonomía de criterio, la libertad intelectual frente a la intervención externa, el coraje para resistir la presión de los poderes y mandarinatos políticos o financieros y también la de las audiencias, la de la clientela, convertida por la sociedad digital en un mecanismo más de interferencia que intenta alistar a la profesión en una guerra de trincheras». Al periodismo veraz, autónomo y decisivo le han salido nuevos enemigos. Por eso figuras como las del columnista conquense se estudiarán en las universidades. «Raúl es nuestro Tom Wolfe, capaz de sumergirse con su alma de reportero en la complejidad del mundo posmoderno, y nuestro Dreyfus, el valeroso debelador de la corrupción, política, institucional y ética de este tiempo». Reconoció también el periodista sevillano la calidad literaria, «en español», de la producción del homenajeado, pues éste es uno de los pilares del certamen. «La otra divisa enarbolada por ABC desde su nacimiento es la búsqueda incansable de la excelencia literaria, que durante más de un siglo han reflejado en sus páginas los más señeros escritores en lengua castellana, de Azorín a Alberti, de Ruano a Cela, de D'Ors a Madariaga, de Pemán a Campmany, de Delibes a Camba: un río de excelencia en cuyas aguas se ha reflejado la historia de España».
Así, alabó sobre Del Pozo que durante seis décadas haya defendido un «estilo que es a la vez literatura y testimonio, belleza y arrebato, pasión y distancia, remanso y abismo, displicencia de observador cosmopolita y acecho de cazador furtivo». Los halagos hacia este maestro de periodistas que también ostenta el Mariano de Cavia otorgado por ABC en 2008 por su artículo 'España, el Paraíso', se sucedieron durante toda la noche. «Ha frecuentado actores de fama, artistas, gobernantes, duquesas, estrellas, golfos de gomina, gogós de discoteca, incluso se ha tenido que esconder de algún sicario dispuesto a cobrar su cabeza, pero nunca, nunca, ni antes ni ahora, ha permitido que la cercanía de los personajes que ha tratado se entrometiese en su soberano albedrío para contar las cosas a su manera», contó en su semblanza Camacho. Con todo, para el articulista de ABC, esa es «su gran lección de vida y de oficio, la que lo convierte en el jefe de la tribu, en el referente más respetado y admirado por la profesión entera: la libertad como norma suprema, la dignidad y la firmeza ante cualquier intento de mediatización o de injerencia».
De ambas cualidades dio cuenta el galardonado en su discurso tras recoger el premio de manos de Juanma Moreno e Ignacio Ybarra en el transcurso de una cena en la Casa de ABC. Parafraseó a Murube en su oda a esta ciudad, «dijo que la vida del sevillano emergía en dos medidas puras, la luz y el horizonte. Y entendió a Sevilla como un ámbito donde viven reunidos los ángeles, las musas y los duendes». También se valió de Cervantes, «que la llamó gran Sevilla», y extendió su admiración hacia toda la región: «Todo el mundo cambia cuando conoce el talento y el misterio de Andalucía. Andalucía, con el Guadalquivir de las estrellas, es lo último que queda del paraíso. Lo anunció así un poeta alemán. Andalucía es el único pueblo de Occidente que permanece fiel a un ideal paradisiaco de la vida. Esta región ha dado a España su son, su relato, su duende».
Del Pozo, que desde 1991 es columnista de El Mundo, donde en 2007 cogió el testigo de Francisco Umbral en la columna 'El ruido de la calle', consagró la segunda parte de su intervención a poner en valor el «oficio más bonito del mundo», una profesión, como la de juez, «de riesgo». «Ahora, cuando somos un oficio que se extingue, devorado por las redes sociales, que narran todo lo serio y los hechos alternativos con la posverdad y la calumnia como tono, está amenazada la libertad de prensa». Aludió al caso de EEUU, «donde el presidente Trump dice que los periodistas son los seres más deshonestos del mundo». Y, sobre todo, lamentó que en España no fuera muy diferente. «El Gobierno sigue obsesionado con la galaxia reaccionaria mientras permite que los rateros hagan una corrupción porno. Ya propuso el Comité de la Verdad contra lo que llaman la máquina del fango y la fachoesfera».

En su alocución, Camacho ya adelantaba el tono de la intervención de su colega, tomando como ejemplo el texto ganador del Murube. «Luce en él el espíritu clarividente y la distancia elegante que le son características, y también un lamento dolorido, un cierto pálpito pesimista por el futuro de una nación arrastrada al cisma civil. Es el Raúl de siempre, lúcido y valiente».
Juanma Moreno
Por su parte, Juanma Moreno giró buena parte de su discurso en torno a los protagonistas de la columna premiada: «No se puede ganar una guerra, como no se puede ganar a un terremoto. Aún así, hay quienes parecen empeñados en que las guerras nunca acaben. La civil la perdieron los dos Machado. Antonio murió en el exilio y Manuel vivió hasta su muerte en el exilio de la pena». El presidente de la Junta de Andalucía reconoció que «la fraternidad de los Machado nos sigue dejando una importante lección. Lo que nos une, siempre, siempre, siempre, será más importante que lo que nos separa hoy». Puso como ejemplo la propia Andalucía, pero también el hecho de que ABC reconociera una columna publicada en un medio de la competencia. «Es un gesto de nobleza, un ejercicio de normalidad, de libertad, de pluralismo que sería imposible, yo diría casi impensable en la España polarizada, en la España de unos contra otros, que algunos se empeñan permanentemente en construir. Hoy reivindicamos el periodismo noble y comprometido con los principios y valores que nos sustentan como sociedad. España y el mundo deben apostar por la fraternidad y la mano tendida, como lo está haciendo también Andalucía». El líder andaluz del Partido Popular dijo sentirse orgulloso de esta Andalucía que «ha aprendido a quererse mientras otros siguen con su batalla, sus heridas abiertas y sus odios». Es ese mirar hacia adelante el que, a juicio del presidente, está permitiendo a la región avanzar y prosperar como pocas otras comunidades. «Andalucía ha despegado por fin, cuando hemos superado las viejas historias que nos han contado durante tantas décadas de buenos y malos, buenos andaluces y malos andaluces. Eso, afortunadamente, ha sido superado y por tanto es una tierra que ahora, sin prejuicios, sin melancolías estériles y sin engañar a nadie, avanza orgullosa en su camino hacia el progreso. Para, parafraseando el título del artículo galardonado, diré que hoy Andalucía se quiere». Para terminar, Moreno utilizó los famosos versos que se encontraron en el gabán de Antonio Machado tras su fallecimiento en Colliure. Esos días azules, ese sol de la infancia. «Esa es la imagen que debemos proteger. La Andalucía azul y soleada que estaba en la memoria del poeta. La Andalucía en paz, alegre y brillante. La Andalucía que se aparta del estruendo. Y la Andalucía en la que Antonio y Manuel fueron por encima de cualquier otra cosa. Algo tan simple, tan importante, que fueron hermanos. Celebro que haya medios de comunicación y articulistas que sepan detenerse en estas cosas, que generen una reflexión crítica y al mismo tiempo sensatas sobre el mundo que queremos y que nos saquen del ruido, nos saquen de la confusión y de la furia en la que algunos nos intentan instalar», apostilló.
Ana Belén Morales
En parecidos términos se expresó Ana Belén Morales, representante de Caixabank en el acto en sustitución del director territorial de Andalucía, Juan Ignacio Zafra, que no pudo asistir por motivos de agenda. «Los hermanos Machado nunca permitieron que sus ideas los separaran. Una lección de humanidad y reconciliación especialmente relevante en nuestros tiempos, en los que la polarización y el enfrentamiento parecen dominar nuestro día a día, donde nada tiene sentido si no existen dos bandos. Por eso, más allá de su obra literaria, los Machado nos dejaron un legado mucho más valioso: la muestra de que, a pesar de nuestras diferencias, es posible encontrar un terreno común y mantener lazos de amor y respeto», resumió. Morales agradeció a ABC de Sevilla la organización de este premio y «su constante apoyo a la cultura y el periodismo». «Una apuesta que compartimos desde CaixaBank, apostando por la cultura para crecer como sociedad y como personas. Con un objetivo fundamental: la cultura tiene que estar al alcance de todos. Porque la cultura favorece al desarrollo individual y la convivencia a través del conocimiento. Porque el acceso a la educación y a la cultura debe ser universal, y nuestra obligación, colaborar en que así sea», explicó.
Raúl del Pozo y su 'Los hermanos Machado se querían' entran a formar parte de la selecta constelación de autores y escritos ganadores de los Premios Romero Murube. Para la ocasión, se ha editado un cuaderno que reúne todas las columnas vencedoras y que fue entregado a las decenas de invitados que se citaron en la sede de ABC de Sevilla para celebrar la fiesta de las letras y el periodismo. Por orden cronológico, los premiados en este cuarto de siglo han sido Ignacio Camacho, Manuel Ramírez, Antonio Burgos, Joaquín Caro Romero, Francisco Pleguezuelo, Carlos Colón, Arturo Pérez-Reverte, Juan Manuel de Prada, Carlos Herrera, Manuel Alcántara, Alberto García Reyes, Enriqueta Vila, Hugh Thomas, Francisco Robles, Javier Cercas, José Antonio Gómez Marín, Carmen Posadas, Rogelio Reyes Cano, Juan Eslava Galán, Andrés Amorós, Soledad Becerril, José Joaquín León, José F. Peláez, Lola Pons y Raúl del Pozo, el «viejo león bizarro» de Cuenca que escribe en 'El Mundo' y se llevó el martes el cariño de esta Casa y de los sevillanos.
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