María Dueñas: «Me falta escribir un libro sobre Sevilla»

«Me falta una novela sobre Sevilla», ha confesado en el encuentro celebrado en la sede de la Fundación Cajasol. En este sentido, ha explicado que las ciudades tienen vital importancia en su literatura y en cómo construye a los protagonistas de sus libros. «Me gusta llevar a los personajes a los sitios, pero no como paracaidistas que aterrizan de cualquier manera, sino que hablen, vistan y coman como se hacía allí en aquel momento», ha explicado

Dueñas, cuya madre creció en el Tetuán del protectorado español, uno de los escenarios clave de la superventas El tiempo entre costuras. «Siempre que nos hablaba de su niñez, todo pasaba por Tetuán. Crecí con esa memoria sentimental. Por eso en esta novela primero vino el territorio y después nació el personaje de Sira», ha relatado.

En su última novela, Sira, María Dueñas recupera el personaje de El tiempo entre costuras para enseñarnos el mundo después de la Segunda Guerra Mundial. La Palestina todavía bajo mandato británico, el Londres que se recupera de la devastación de los bombardeos y que fue el hogar de muchos españoles en el exilio. «Unos años de terrible austeridad pero también heroicos», ha resumido Dueñas. O a la Andalucía que recibía a la primera dama argentina con «palomas y flores» y le hacía todo tipo de regalos conocedores de su espíritu «caprichoso».

Bajo el epígrafe 'Periodismo: ¿estado crítico?', los periodistas Teodoro León Gross (Canal Sur TV, ABC), Pepa Bueno (El País), Rafa Latorre (Onda Cero) y Carlos Franganillo (Telecinco) han analizado la situación actual de una profesión que «a partir de los años 90 del siglo XX empieza a dejar de ser el contrapoder que contribuía al equilibrio en las democracias liberales y pasa a convertirse en correa de transmisión de los ámbitos de poder. De cuarto poder no digamos que ha llegado a ser un actor secundario, pero sí ha perdido el protagonismo que antes tenía», ha destacado León Gross.

La directora del diario El País ha querido ser «más optimista»: «No soy nada pesimista, pero hay que reconocer que una mala praxis de algo que no es periodismo y se llama así nos mancha a todos». A su juicio, «el momento fundacional» de la crisis de esta profesión «fue la llegada de Internet, que nos quita la exclusividad de poder contestar a tres de las cinco preguntas del periodismo: qué, dónde y cuándo. Pero hay otras dos preguntas capitales: cómo y por qué. Esas respuestas son exclusivas del periodismo. Las dos primeras son más baratas, las otras dos son mucho más caras, pero son fundamentales para la supervivencia del buen periodismo«.

Esto conllevó, ha explicado, «una crisis financiera en el caso de la prensa escrita cuando empieza a competir con Internet». Y la tercera y última crisis, según Pepa Bueno, fue la «de credibilidad, en 2008 cuando Sarkozy dice ¡hay que refundar el capitalismo», que provocó mucho sufrimiento en los ciudadanos. De empobrecimiento de las clases medios. ¿A dónde miraban los periodistas con la burbuja inmobiliaria? ¿Qué fiscalización del poder hemos hecho?«. Una burbuja salvaje que, además, »precariza enormemente la profesión periodística. Un periodista necesita tener un sueldo decente para hacer buen periodismo; la precarización jibariza las redacciones y las empresas periodísticas comienzan en ese contexto a cometer enormes errores«.

En este sentido, el periodista de Onda Cero Rafa Latorre ha asegurado que «en 2008 hicimos algo muy equivocado»: «Lloramos mucho y hablamos mucho de problemas gremiales. Y al periodismo le ocurre lo mismo que al teatro, el teatro se lleva muriendo desde Esquilo prácticamente y mira, todavía se estrenan obras de teatro».

Y es que «los periodistas tendemos a idealizar el pasado», opinó en el último turno de intervención Carlos Franganillo, director y presentador de Informativos Telecinco. «En el periodismo pasa algo muy claro, cuando nos ponemos a pensar en su época dorada, yo nunca la encuentro», reflexionó. «Ahora hay mucha competencia, buena y mala, estamos aterrizando en un entorno que nunca será el de antes. O bien nos adaptamos o mejor es que cerremos el chiringuito porque el tiempo anterior no va a volver«.