Ana Santos: «Las mujeres escritoras siguen sin estar en los libros de texto»
La que fuera directora de la Biblioteca Nacional de España es autora de 'Sembrar palabras. El despertar intelectual de las mujeres', premio Espasa de ensayo
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Sevilla
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Iniciar sesiónAna Santos ha vivido siempre rodeada de libros, y ha convertido en pasión lo que ha sido desde hace mucho tiempo su profesión. Unir ambas cosas le llevó a entrever los injustos desequilibrios de las mujeres en el delicado y apasionante mundo de la ... literatura y su acceso a la educación.
Por eso un día se puso a escribir su opera prima, un libro al que buscó un titular que llama a hacer preguntas: 'Sembrar palabras' y un subtítulo que aún requiere mayor antención: 'El despertar intelectual de las mujeres'. Lo que se inició como una curiosidad se convirtió en un detallado ensayo que recorre cinco siglos de lucha femenina por acceder a la educación, a la lectura y a la escritura en España, desde el Renacimiento hasta los albores de la Guerra Civil en 1936. Ana Santos ha plasmado en este ensayo el relato de cómo, pese a las restricciones impuestas por la sociedad, la Iglesia y el poder político, algunas mujeres lograron abrir grietas en el muro del silencio y dejar una huella escrita que permitió cambiar la condición femenina. El libro ha sido galardonado con el Premio Espasa de ensayo.
Ana Santos tiene de ese tipo de curriculum que está siempre rodeado de libros. Es licenciada en Geografía e Historia por la Universidad de Zaragoza y en 1981 ingresó por oposición en la escala auxiliar de Bibliotecas de la Universidad de Zaragoza. Trabajó en la Universidad Complutense de Madrid durante más de veinticinco años y pertenece al cuerpo facultativo de Archivos y Bibliotecas de esta Universidad. Ha sido directora de Acción Cultural de la Biblioteca Nacional de España, directora de la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid y directora general de Bibliotecas y Archivos del Ayuntamiento de Madrid. En marzo de 2013 fue nombrada directora general de la Biblioteca Nacional de España, cargo que ha desempeñado hasta su jubilación en 2023.
-Imagino que llegar a escribir este libro ha sido una evolución natural en su devenir profesional.
-Este libro se ha producido porque siempre tenía dudas y curiosidad sobre porqué las mujeres habían escrito tan pocos libros y estaban tan poco representados sus libros en las estanterías de las bibliotecas, y pensando en las causas, este ensayo lo que recorre es la historia del acceso a la educación y a la lectura y la dificultad que han tenido las mujeres para poder aprender a leer y por lo tanto aprender a escribir.
- A lo largo de la historia, ¿por qué hemos tardado tanto, qué nos ha pasado?
- Nos ha pasado en primer lugar que no nos dejaban, era muy difícil que una mujer fuera a un colegio, a la escuela, a aprender a leer, porque las mujeres estábamos destinadas a ser madres y esposas o a ser monjas, y no fue hasta el siglo XVIII cuando ya se inició el debate sobre la necesidad de que niños y niñas se educasen en igualdad. Hasta ese siglo las mujeres, prácticamente la mayoría, no sabían leer.
- Llama la atención que a lo largo de la historia ha habido mujeres poderosas, Isabel la Católica que impulsó el descubrimiento de América, mujeres que fundaron universidades, pero a la que destacaban la llamaban loca y ni siquiera la dejaron reinar como a Juana... ¿ha habido miedo por parte de los hombres a las mujeres?
- Sí, siempre ha habido un temor a que las mujeres ocupásemos el espacio del conocimiento y el lugar del saber, que estaba solamente reservado para los hombres, y también ha habido un miedo a que dejásemos de ejercer la función fundamental a la que estábamos destinadas, porque entonces, ¿quien atendía a las familias y se hacía cargo de todas las tareas? Esto ha ejercido mucha resistencia durante siglos y para una cuestión tan básica de ser educados en igualdad.
- Me da la impresión que el libro funciona también de 'aviso a navegantes', que las mujeres podemos perder lo conseguido.
- En efecto, la idea era precisamente reflexionar sobre lo ocurrido, primero para saber lo que costó, y segundo, para saber lo que significa. Y también lo que costó está directamente relacionado con la pérdida que ya supuso, fundamentalmente en la época de la dictadura, de los derechos que se habían alcanzado en los años previos al estallido de la Guerra Civil.
- ¿Le preocupan opiniones ahora muy difundidas en redes de que en la dictadura se vivía mejor?
- Me preocupa extraordinariamente la gente que dice que se vivía mejor en una dictadura. Me preocupa porque yo creo que las personas que dicen esto no saben de verdad cómo se vivía, y no han sufrido ni experimentado la sensación de no tener libertad, en el sentido más amplio, como la posibilidad de poder elegir sobre lo que quieres que sea tu vida como medio de ejercer como ser humano. Perder la libertad es lo peor que puede ocurrir a una persona, y tienen que saber que en la época de Franco la libertad no existía, ni para muchos hombres que pensaban de manera diferente y, desde luego, para las mujeres todavía menos porque se volvió a una situación de sometimiento muy similar a la que se había vivido en siglos anteriores. Ahora tenemos una igualdad reconocida en la legislación, pero sí hay amenazas ante algunos impulsos políticos que pueden llevarnos a perder los derechos que nos han costado tantos años. Nosotras debemos reflexionar sobre lo que significa perder derechos adquiridos. Eso es una amenaza evidente.
- Como escritora, ¿cree que la Cultura favorece la igualdad?
- Evidentemente, sin duda alguna, la cultura y la educación. Tener la posibilidad de acceder a ideas y pensamientos de otras personas, reflexiones que se han hecho a lo largo de la historia, conocer la evolución que ha existido y lo que ha significado es la única manera de poder formarte un pensamiento propio. Es decir, asimilar ideas, reflexionar sobre ellas y pensar por ti mismo lo que deben ser las cosas.
- Que hayamos descubierto hace poco tiempo a las mujeres de la Generación del 27 da muchas pistas, imagino.
- Dice mucho y yo escribiendo este ensayo he descubierto a mujeres que no conocía o conocía muy poco, su nombre sí lo sabía, pero no su obra y su vida, y esto lo que demuestra es que durante muchos años estas mujeres han estado olvidadas hasta que se han realizado maravillosos trabajos de investigación de crítica literaria feminista para volverlas a recuperar su obra y su voz, porque estaban olvidadas.
- ¿Qué mujer le ha sorprendido en su investigación para hacer este libro?
- Son muchas ,la verdad, cada una en su época y todas fueron hijas de su tiempo y cada una buscó los medios para salir adelante, y demostraron en ello un enorme coraje. Por ejemplo, sor Juana Inés de la Cruz me sorprendió gratamente, porque amaba el conocimiento y el aprendizaje, defendía la razón lógica como una manera de poder ponerse de acuerdo entre las personas, y dejó una posición privilegiada en la corte de Nueva España por sentirse libre, mucho más libre en un convento que fuera de él.
- ¿Qué personaje de mujer le ha producido mayor ternura en este trabajo?
- Bastantes, por ejemplo pienso en Concha Méndez, una mujer que tuvo que huir de su casa porque su padre era una persona muy conservadora y para poder sentirse libre siendo muy joven se marchó a Londres a desarrollar su camino. Tuvo luego una vida estupenda. Gran creadora, muy amiga de Maruja Mallo. Se casó con Manuel Altolaguirre y juntos fundaron una editorial y gracias a ellos se recuperó mucha obra de la Generación del 27.
- ¿En su investigación ha percibido que ha debido haber muchas mujeres que se quedaron en el camino?
- Sí, ha habido rendiciones. Hay que pensar que la necesidad de sentirnos aceptados nos impulsa a todos a hacer determinadas actividades y comportamientos en cada momento, y ellas también tenían que sentirse aceptadas, y no era así. Se las despreciaba socialmente, se las llamaba literatas, bachilleras, marisabidillas, entonces esta necesidad de aceptación llevó a algunas escritoras a abandonar su vocación, o a firmar con seudónimos, o con nombres de hombre porque sabían que si su obra la firmaba a un hombre tendría más aceptación si la firmaba una mujer.
- ¿Hay mucha obra de mujeres oculta bajo las firmas de un varón, como ocurrió con María Lejárraga durante años?
- María Lejárraga es el caso evidente. Ella estuvo muchos años separada de su marido que se había ido con la actriz Catalina Bárcenas con la que tuvo una hija, y Lejárraga seguía firmando con el nombre de su marido, Gregorio Martínez Sierra, y es sin embargo Lejárraga la considerada hoy día como la libretista española más eminente. Imagino que puede haber otras obras de mujeres que están firmadas por hombres, pero no lo sabemos. Vamos a confiar en la labor de las investigadoras.
- ¿Su libro tiene una finalidad también divulgativa?
- Sí, sí, yo lo que quería era que todo el mundo lo pudiera leer, hacerlo accesible a cualquier persona, independiente de su formación y edad.
- Usted fue durante diez años directora de la Biblioteca Nacional de España, ¿le picó la curiosidad por saber cuántos de los más de 30 millones de libros de esa biblioteca están escritos por mujeres?
- Sí, en algún momento buscamos el porcentaje de libros escritos por mujeres y no superaba el treinta y poco por ciento, teniendo en cuenta el porcentaje total, es decir, la literatura actual, en este momento escriben muchas mujeres cosa que no ocurría antes. Y, desde luego si hablamos de siglos anteriores el porcentaje es muchísimo menor. Este es uno de los motivos por los que empezamos a celebrar el Día de las Escritoras en el que se recuperaba la voz de mujeres olvidadas o poco conocidas, y ya se han cumplido diez años de celebración en la Biblioteca Nacional, junto a Clásicas y Modernas y a la Federación de Mujeres directivas y empresarias, y luego también a recuperar la obra de mujeres a través de bastantes actividades.
- Se sigue estudiando en los colegios a los escritores del 27, por ejemplo, y se ignora a las escritoras. ¿Siguen sin estar las mujeres escritoras en los libros de texto?
- Sí, no están, aunque afortunadamente cada vez hay más y mucha concienciación en escuelas e institutos para desarrollar actividades fuera de los textos académicos. Pero sí, todavía falta mucho por hacer, porque efectivamente arrastramos una inercia histórica de muchos siglos.
- ¿Escribir a las mujeres les cuesta un alto precio?
- Sí, en general cuesta desarrollar cualquier tipo de vocación que se exija una dedicación, especialmente si tienes una responsabilidad familiar nos cuesta mucho porque nos sentimos culpables por dejar esta tarea de madre y esposa, y hoy día sigue pasando algo que ha ocurrido durante siglos. Hemos caminado y cada vez hay más co-responsbilidad.
- Sus lectores varones, ¿qué le han comentado de 'Sembrar palabras'?
- En muchos casos sorpresa, especialmente en relación a mujeres de mi generación que aparecen en mi libro y que ellos a lo mejor, y por eso es importante la pedagogía, aunque lo hayan vivido no han sido tan sensibles a ello. Pero en cuanto se habla y se dialoga con sentido común las conclusiones son positivas.
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