Unos sevillanos construyen el jardín vertical más grande del mundo en la M-30

Según ha publicado la Universidad de Sevilla en sus redes sociales se trata de un proyecto de 3.279 metros cuadrados de jardín vertical que luce ya en la vía madrileña y que ha sido diseñado por Terapia Urbana, una empresa que surgió en la Hispalense en el año 2010, a partir de un grupo de investigadores en naturación urbana y que tiene su sede en Sevilla.

Para la ejecución de esos jardines verticales, uno de los más grandes del mundo, el equipo de Terapia Urbana se encontró con tres grandes retos. En primer lugar tuvieron que realizar la instalación de un jardín de más de 3.200 metros cuadrados en plena M-30 con un equipo de solo nueve personas.

Por otro lado debieron conseguir el abastecimiento de más de 100.000 plantas de tres variedades diferentes en menos de doce semanas y finalmente tuvieron que adaptar la planificación al ritmo del resto de gremios consiguiendo montar la instalación en un tiempo récord de tres meses.

Actualmente el equipo de esta empresa está formado por ingenieros agrónomos, arquitectos, paisajistas y diseñadores, especializados en arquitectura sostenible, fitotecnia, paisajismo sostenible e ingeniería hidráulica. Han hecho más de 31.000 m2 de jardines verticales y cubiertas verdes en más de 23 mercados internacionales.

Fernando Hidalgo Romero, responsable técnico de Terapia Urbana, asegura que en la puesta en marcha de estos jardines uno de los aspectos claves era la elección de un sistema de altas prestaciones. Por ello contaron con una tecnología desarrollada y patentada en la Universidad de Sevilla. que fabrican y comercializan a nivel internacional. Y sus prestaciones les han permitido apoyarse en un sistema fiable que «brinda un comportamiento excelente de la vegetación» y da «la fiabilidad y la confianza» para poder apostar con garantías a la hora de desarrollar esta actuación.

«El diseño del proyecto fue un gran reto», dice Ana Blasco, responsable de Paisajismo de la empresa que insiste en que lo que querían era que el diseño tuviera sentido «tanto en la escala visual» de una persona como en el general. Y las principales líneas de diseño se inspiraron en las curvas que generan las luces de tráfico de los coches. Además se introdujeron elementos orgánicos como remolinos de viento para darle interés y algo de movimiento.