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La madeja

¡Que no hagáis botellona!

Es muy triste que las autoridades tengan que aplicar mano dura para frenar el Covid. ¿Cómo va a ser más importante el ocio que la vida?

Jóvenes haciendo botellón en la explanada de la Feria ABC
Alberto García Reyes

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Los políticos actuales son muy malos, eso es verdad. Pero nosotros también nos las traemos. El presidente Sánchez se lava las manos y nos dice que tengamos cuidado. Esa es toda su aportación. Ninguno de los dos estamos cumpliendo. La propagación del coronavirus en ... las últimas semanas es una vergüenza porque está directamente relacionada con la inconciencia de muchos ciudadanos. La primera ola nos sorprendió y es lógico que la curva de contagios se disparase, pero para este segundo embate del virus no tenemos excusa. Ya sabíamos todo lo que había que saber. Y en lugar de comportarnos con sensatez hemos obligado a las autoridades a que dicten medidas restrictivas para que nos enteremos de una santa vez de que esto va en serio. El cierre de los bares a las diez de la noche que empieza a aplicarse hoy en Sevilla es una consecuencia nefasta del poco sentido común de mucha gente que por su negligencia y egoísmo está perjudicando las libertades ajenas. Cada vez que un gobierno tiene que dictar una limitación general está cometiendo una injusticia. Porque pagan justos por pecadores. Pero los ciudadanos no ayudamos. Por culpa de cuatro incumplidores va a sufrir toda la hostelería . Los datos oficiales indican que sólo el 3,5 por ciento de los contagios se produce en los bares, pero la única manera de frenar el botellón, donde sí se está propagando el Covid a toda pastilla, es eliminar la actividad callejera. Es así de crudo. La Junta se ha visto abocada a sacrificar un sector clave para la economía sevillana a cambio de controlar los desvaríos nocturnos de muchos jóvenes que pasan de la historia. Ni las multas de la Policía Local , que se han triplicado en las últimas semanas para acabar con los bebedores callejeros, han servido para convencer a los festeros de que no corren tiempos de alegría. Y al final la única salida que han dejado a las autoridades es el recorte de derechos generales. Lo de siempre. El egoísmo también es pandémico .

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