Archivo Gráfico de ABC de Sevilla
#ArchivoABCsev: La primera portada de ABC de Sevilla dedicada a un partido de la Selección Española de Fútbol
En el encuentro internacional jugado en el estadio nervionense destacó la pasión y entrega de la afición sevillana
Primera portada de ABC de Sevilla dedicada a la Selección
Esta semana comenzó con una alegría para los futboleros de nuestro país. La Selección Española realizó un partido histórico frente a la selección de Alemania en un encuentro disputado en Sevilla, en el Estadio de La Cartuja. Tras el titular «Fiesta mayor de España» ... , la crónica que publicaba este periódico nada más terminar el encuentro decía: (Sevilla) «donde debería regresar cada cierto tiempo para darse una alegría. Qué tendrá esa ciudad. Bueno, tener tiene de todo, es magnífica, pero es cierto que la selección, con algún sonado patinazo, mantiene un hechizo especial con esta plaza». Y no es para menos, tal y como cuenta, la Selección «se sacudió las dudas» con un baño histórico a los germanos dejando en el marcador un 6-0 para el recuerdo. La goleada lleva al equipo a la fase final de la Liga de las Naciones y así captó nuestro fotógrafo Raúl Doblado los momentos más destacados del choque .
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Tras el partido las reacciones en las redes sociales no se hicieron de rogar, y es que Sevilla de nuevo hizo historia con la Selección Española . Quedándonos con esa idea, y para cumplir con el objetivo de este serial histórico de rescatar instantáneas del pasado, este viernes lo hacemos sin salirnos de los terrenos de juego . Esta semana entramos en el archivo fotográfico de ABC de Sevilla y nos traemos una joya del periodismo deportivo: la primera portada de ABC de Sevilla dedicada a la Selección . Nos retrotraemos al 17 de marzo de 1942, cuando el diario recogió la victoria de España frente a Francia en la capital hispalense, jugada en el Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán.
Portada de ABC de Sevilla del 17 de marzo de 1942
El ejemplar de aquel día, que los lectores podían adquirir en el quiosco por tan sólo 25 céntimos, contaba con todo lujo de detalles el encuentro del que España también salió victoriosa (4-0). Si esta página llegase a las manos de los asiduos a la prensa deportiva actual echarían en falta el gran despliegue audiovisual del que disfrutan hoy en día, pero entonces el texto era suficiente para transmitir con énfasis los partidos.
La portada, dedicada en su totalidad a la victoria, estaba compuesta por un collage de cinco imágenes de la jornada tomadas por el fotógrafo Serrano ; y en el pie de foto se podía leer información acerca de cada una. «Notas del VII España-Francia. Los equipos alineados ante la tribuna», en la superior. «El heroico general Moscardó ante en micrófono», «el capitán saluda al árbitro portugués señor Palinhas», «un momento del juego» y finalmente: «En el centro de la plana, el tanteador señala 4-0 expresivo de la rotunda victoria del fútbol hispano» .
En el interior del diario, el lector encontraba la crónica completa encabezada por el siguiente titular: «El equipo español logró una espléndida victoria por cuatro tantos a cero» . El resto de texto, a tres columnas, con un brevísimo interlineado y sin acompañamiento de imagen, comienza haciendo una reflexión acerca de cómo en ocasiones se desdibuja el fondo deportivo de un encuentro haciendo mella en la educación e imagen de una persona, institución o incluso de una ciudad. Y culmina con una interesante reflexión: «Lo esencial, lo que interesa, lo que prestigia es saber perder y saber ganar. En una palabra, ser deportistas».
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Con respecto a Sevilla, al igual que los piropos que le lanzaron en redes sociales el pasado martes como talismán de la selección, en la crónica también la mimaron : «En Sevilla se ha jugado un encuentro internacional de fútbol. Era para nosotros un honor que la Federación Nacional hubiese depositado su confianza, hubiese descansado en la familia deportiva sevillana. ¿Cómo se ha correspondido? Ahí está el testimonio ajeno. Ahí queda el desarrollo del partido entre franceses y españoles, jugado con guante de armiño. Ahí, el derredor del terreno de juego, la cenefa apretada de la imponente multitud que aplaudió a los nuestros y rindió a los galos el mismo tributo de admiración. Ni una actitud incorrecta en el terreno, ni una frase, ni un gesto inelegante en el graderío. ¡Gran jornada! Sevilla fue en los días precedentes al partidos y en los consiguientes la de siempre . La ciudad acogedora generosa y culta, de fino estilo, que se dio perfecta cuenta de que ella era el marco pero que por ella hablaba España. Y supo superarse, desbordante de cordialidad y pródiga de sus recovecos típicos en honor de nuestros gravísimos huéspedes. Ellos supieron peder, nosotros supimos ganar. Sevilla para los franceses será en su historial deportivo algo extraño, algo único, que tal vez no tenga antecedentes: el dulce recuerdo de una derrota».
La ciudad acogedora generosa y culta, de fino estilo, que se dio perfecta cuenta de que ella era el marco pero que por ella hablaba España.
Un momento del encuentro entre España y Francia en Sevilla
El partido causó gran expectación y, por lo que contaba el periódico, atrajo a una cantidad extraordinaria de visitantes y de periodistas «de los cuatro puntos cardinales». «Desde el inmediato Camas hasta Nuremberg hubo movilización de viajeros», añadía el cronista junto a un detalle casi imverosímil: «Lo que expresa con viva paletada de color el interés despertado por presenciar el partido es que desde Madrid vino un matrimonio ¡en bicicleta!». Un poco más adelante les desea un feliz regreso y «que los repechos les sean leves». La redacción de la crónica, sin duda, no tiene desperdicio.
El juego fue impreciso, codicioso, rápido o lento, según los jugadores que intervinieran en la jugada y sobre todo irregular
Con respecto a la calidad del juego del equipo español, el cronista (cuyo nombre desconocemos porque la copia que tenemos del ejemplar no está escaneada al completo) afea que a pesar de la victoria «fueron muy raras las ocasiones en que los jugadores españoles usaran de la 'guita'». Es decir, que llevaran el balón perfectamente dominado de unos a otros, en precisa combinación. «No. El juego fue impreciso, codicioso, rápido o lento, según los jugadores que intervinieran en la jugada y sobre todo irregular». En esta línea, el periodista recalca que «suele faltar una cosa que en el fútbol es capital: conjunto . Hace falta que el combinado internacional juegue sin sensibles variaciones para que el conjunto se logre. Entonces es cuando surge un juego verdaderamente selecto 'de ases', que subordinan su excelencia a la más imperiosa del 'once'».
A pesar de ello, y como deja claro desde el principio de su relato, los españoles se fueron a casa con un magnífico resultado en los bolsillos y que en el estadio de Nervión no faltó la pasión y entrega del «jugador doce» , como se le llamaba entonces a la afición sevillana.
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