entrevista
El obispo de Sevilla sobre el caso de los Panaderos: «Todos los cargos, desde el Papa al monaguillo, deben ejercerse con actitud de servicio, no de dominio»
Monseñor Saiz Meneses pide diálogo en la hermandad sevillana tras los conflictos que la sacuden desde la impugnación de las elecciones
«Una procesión de Semana Santa no se puede convertir en un desfile»
«A veces se llama salida extraordinaria a cualquier cosa»
«Mi relación con las hermandades de Sevilla es muy natural y directa y que conste que de joven jamás asistí a una procesión»

Esta será la cuarta Semana Santa de José Ángel Saiz Meneses al frente de la Diócesis de Sevilla. Si el tiempo lo permite, será la más multitudinaria, la de más hermandades (71 con la del Polígono Sur) y la que pondrá en la calle el ... mayor número de nazarenos de la historia. El arzobispo de Sevilla habla en esa entrevista del sentido religioso de esta celebración y de otras cuestiones relacionadas con el mundo de la Iglesia y las hermandades. «La Semana Santa de Sevilla está rodeada de muchos elementos, pero no todos tienen la misma importancia. De nosotros depende el saber priorizar», asegura.
-Las elecciones en la hermandad de los Panaderos se han saldado con un enfrentamiento entre las dos candidaturas, la dimisión de la Junta y la creación de un Comisionado para gestionarla hasta que se celebren otros comicios. ¿Le gustaría lanzar un mensaje a sus hermanos?
-Las hermandades son como una familia y los problemas de familia hay que resolverlos en familia. Y una familia, en este caso, una asociación pública de fieles -porque eso es una hermandad- debe resolver las cosas como la primera comunidad cristiana de Jerusalén, dialogando y rezando, es decir, pidiéndole al Señor y a María Santísima que nos dé luz y que nos ayude a encontrar las soluciones a los problemas. Y rezando unos por otros y luego dialogando. Esa es la solución. Y ya no por lo que haya pasado en los Panaderos, sino por principios generales, diría que desde un punto de vista cristiano y eclesial no hemos de olvidarnos nunca -y eso lo veremos plasmado justamente en el oficio de Jueves Santo-, que los cargos y las responsabilidades en la Iglesia se han de ejercer siempre con actitud de servicio y no de dominio. A la persona que tiene un cargo, una responsabilidad, desde el Papa hasta el último jefe de monaguillos de una parroquia, siempre le acecha la tentación del dominio y nosotros hemos de vivir la actitud de servicio. Y una conversión continua. Y esto vale para para todos los ámbitos y todos los órdenes de la Iglesia. También para hermandades como la de los Panaderos.
-¿Se seguirán unificando las parroquias del Centro de Sevilla ante la escasez de fieles o se plantea el cierre de alguna cierre?
-En otros lugares de de de España se está procediendo a un proceso de unificación de parroquias y a un mapa pastoral distinto. Aquí en Sevilla, gracias a Dios, todavía tenemos clero suficiente como para atender todas las parroquias y también hay fieles en todas las parroquias. En el centro hay mucha concentración de Iglesia y, claro, no hay fieles para tanto. Pero como ahí hay hermandades que se establecen en las iglesias, eso revitaliza. De momento, lo que pueden es coordinarse parroquias, pero unificar parroquias o suprimirlas todavía no lo hemos contemplado.
-¿Se plantean darle más funciones al laicado en la Iglesia?
-A veces se oyen estos comentarios. No en Sevilla, en general. Dicen que como no hay sacerdotes, es la hora de los laicos. No, no, no, no. La hora del laicado comienza desde el momento del bautismo. Todos estamos llamados a una doble vocación, desde el momento del bautismo, a la santidad a la perfección. Hay una llamada al apostolado y esa vocación es común para todos los bautizados. Y luego cada uno la realiza a través de un estado de vida concreto. Y esa vocación se concreta en una vocación al sacerdocio, a la vida consagrada o al laicado. Por lo tanto, no puede ser que como no hay curas, vamos a dar más espacio a los laicos. No, a los laicos hay que darles espacio. Ojalá tuviésemos muchísimos curas, muchísimos diáconos, muchísimos religiosos y muchísimos laicos comprometidos. El laico es corresponsable en la misión de la Iglesia, no solo cuando faltan ministros ordenados, sino por su propia realidad bautismal. Y esto lo ha recordado muy claramente el Concilio Vaticano II. Otra cosa es que haya que armonizar sacerdotes, religiosos, laicos, laicas, puesto que hemos de vivir cada uno nuestra vocación y las responsabilidades que se nos encomienden con actitud de servicio, no de dominio sobre los demás. Eso es fundamental. Y eso es lo que celebraremos el Jueves Santo.
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