De la misa la media
Novena del Rocío en Santa Ana: ganaron por goleada los de verde
Iglesia en sevilla
El fútbol no le había arañado devotos al rosario, el ejercicio de la novena y finalmente la eucaristía en la que cada día oficia un sacerdote en esta modalidad de 'cultos concurso' que se viene abriendo paso en nuestras hermandades en los últimos tiempos
Sevilla
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Iniciar sesiónMisa de la hermandad del Rocío de Triana en Santa Ana
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Templo: Real Parroquia de Santa Ana (Triana)
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Fecha: 28 de abril
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Hora: 20.15 horas
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Asistencia: unas cuatrocientas personas
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Presidencia: Francisco Trigo Ledesma
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Exorno: once ramos de flores coloridas más velas de novena en torno al simpecado
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Música: coro infantil de la hermandad
A la misma hora en que empezaba el derbi futbolístico al final de la Palmera, daba comienzo el tercer día de novena a la Virgen del Rocío de la hermandad de Triana, que el jueves anterior había trasladado el simpecado de la ... capillita de la calle Evangelista a la parroquia de Santa Ana para mayor realce de los cultos. Y porque caben más fieles, aunque a las 20.15, cuando se abrieron las puertas del templo con puntualidad tras la misa dominical, se quedó pequeña la 'catedral' de Triana: lleno hasta el trascoro.
El fútbol no le había arañado devotos al rosario, el ejercicio de la novena y finalmente la eucaristía en la que cada día oficia un sacerdote en esta modalidad de 'cultos concurso' que se viene abriendo paso en nuestras hermandades en los últimos tiempos. El pueblo santo de Dios tiene oportunidad de comparar predicaciones de un día para otro y establecer un escalafón con quienes van ocupando la cátedra sagrada.
De Francisco Trigo, el oficiante del domingo del derbi, diremos que ignoró el Evangelio del quinto domingo de Pascua para centrarse en una homilía en torno a la obra de misericordia de enterrar a los muertos, conforme a las intenciones de la hermandad para el tercer día de novena, por sus hermanos difuntos.
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En diez minutos, la prédica escrita fue moviéndose de la resurrección de la carne a la santidad del cuerpo para acabar en una apología con trazo algo grueso de la inhumación sobre la cremación: «La Iglesia recomienda vivamente enterrar los cuerpos porque necesitamos resucitar con nuestro cuerpo junto al Señor».
Como mínimo, el celebrante se internó por terreno pantanoso, o por la marisma inundada, que es más propio. La instrucción 'Ad resurgendum cum Christo' de Doctrina de la Fe establece que «la Iglesia no ve razones doctrinales para evitar esta práctica, ya que la cremación del cadáver no toca el alma y no impide a la omnipotencia divina resucitar el cuerpo y por lo tanto no contiene la negación objetiva de la doctrina cristiana sobre la inmortalidad del alma y la resurrección del cuerpo».
Así que lo que apuntaba ser una homilía escatológica, acabó siendo una exhortación a enterrar a los muertos a pocos metros del columbario de la parroquia en la cripta de la capilla de San Cristóbal. Chapoteó en la fecundísima y prolija teología del cuerpo de San Juan Pablo II, salpicó la doctrina paulina del cuerpo como templo del Espíritu Santo y sorteó varios charcos: «¿No será mejor no abusar de nuestro cuerpo, cuidarlo, quererlo tal como es, respetarlo, no modificarlo, enterrarlo antes que quemarlo?». Sin embargo, la asamblea guardó los murmullos para la oración de los fieles, cuando el párroco de El Coronil pidió por «la lluvia necesaria» y muchos de los presentes ya se veían con los capotes por los caminos.
Con humildad sincera, el celebrante pidió «perdón por haberme tenido que aguantar este día» en la despedida final, cuando felicitó al coro infantil por su desempeño. Aunque no estaría de más que éste ganara en modulación de la voz en los 'piano' y, sobre todo, en los 'forte' para evitar perder la afinación.
La música es un elemento primordial en los cultos rocieros, de eso no hay duda, y como tal habrá que admitir la concesión de enlazar el 'kyrie' con el 'gloria' con letras 'ad hoc' que desbordan el texto canónico. A cambio, la hermandad se esfuerza en mantener algo olvidados: la comunión espiritual antes de repartir el Cuerpo de Cristo o, sobre todo, la interpretación de la Marcha Real con flauta y tamboril en el momento de alzar como se hacía antiguamente; más de un párroco tuvo que pagar multa durante la Segunda República por este gesto que hoy nos parece inocuo.
La misa concluyó entre vivas rocieros mientras el derbi del fútbol estaba en el descanso. No quedaba duda de que en Santa Ana habían ganado los de verde, que para eso es el color corporativo del Rocío de Triana.
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