salud

Marta, la traumatóloga con leucemia del Virgen Macarena de Sevilla que pide donaciones de médula: «Mi enfermedad va muy rápido»

Esta médica especialista de 40 años tiene una niña de 3 años y un niño de 1: «Cuando me dieron el diagnóstico, el pequeño estaba a punto de entrar en la guardería y la mayor en el colegio»

Una médica con leucemia del Virgen Macarena de Sevilla pide una donación de médula para sobrevivir

Una imagen de Marta tomada antes de que le diagnostican su enfermedad ABC

A Marta (40), una traumatóloga del Hospital Virgen Macarena de Sevilla, le diagnosticaron su leucemia el pasado 12 de septiembre y sufre desde ese día un calvario de tratamientos y largos ingresos hospitalarios (el primero, de un mes; el segundo de 35 días) del ... que sólo un trasplante de médula de un donante compatible puede salvarla. «Mi tipo de leucemia es un poco rara y peor que las más frecuentes. Si pudiéramos decir que existe una leucemia buena, la que yo tengo es la mala, de modo que la enfermedad va muy rápido, más rápido de lo normal». Los dos ciclos de quimioterapia que ha recibido sólo la frenan -de momento-, y el riesgo de recidivas es muy alto. No tiene, pues, mucho tiempo, y apela a la solidaridad de la sociedad para poder sobrevivir. «La donación de médula no es una intervención quirúrgica y tampoco es un procedimiento doloroso o invasiva, sólo un pinchazo«, explica.

Cuenta a ABC que nunca ha sido muy amiga de las redes sociales -y menos aún de exponerse públicamente- y que se ha visto obligada, a raíz de su enfermedad, a abrir una cuenta en Instagram para volcar un vídeo de 75 segundos donde aparece con la cabeza completamente rapada y que se ha hecho viral en Internet. En él, con la ayuda inestimable de ATMOS (Asociación de Trasplantes de Médula Ósea de Sevilla), explica brevemente lo que le ha pasado y hace la petición de donaciones de médula «no sólo para mí sino para todos los pacientes con leucemia que estén en una situación parecida a la mía. Podría ser cualquiera, tu hermano, tu hijo, tu padre, tu madre«. Ella no ha encontrado ninguna compatible dentro de su familia y necesita encontrar una fuera de ella de forma urgente para poder seguir viviendo y criando a sus dos hijos.

Marta está casada con un técnico de laboratorio del centro sanitario sevillano y tiene una niña de 3 años y un niño de 1. «Ella iba a entrar en el colegio y él en la guardería, justo cuando me hice los análisis y me dieron el diagnóstico«.

A esta traumatóloga la vida le cambió de repente -casi en un minuto-, el pasado 12 de septiembre, cuando se hizo unos análisis y recibió los resultados. «El verano me sentía cansada y tuve una infección que tardó bastante en curarse. Como soy médico, vi que no era normal, pero eran vacaciones y tampoco le di mucha importancia. Cuando regresé en septiembre, seguía cansada y sospechaba que tenía anemia, así que decidí hacerme una analítica sin pensar que mis síntomas eran algo de mucho más grave«.

El mismo día del diagnóstico la ingresaron en «su» hospital, en el que ha pasado de médica a enferma. «Por mi formación, aunque no sea hematóloga, sé muchas más cosas sobre esta enfermedad que un paciente normal y sé también a donde conducen determinados síntomas. Me gustaría quizá saber menos porque esto no juega mucho a mi favor, aunque trato de mantener la calma y confiar en mis colegas sabiendo que ellos van a hacer todo lo que puedan para ayudarme«, dice.

Apoyo familiar

Una de las cosas buenas que tiene Marta para afrontar su enfermedad, aparte de sus compañeros del hospital, es su familia. «Es un lío tremendo que te pase esto porque de la noche a la mañana tienes que buscar a alguien que se ocupe de tus hijos y alguien que esté contigo, pero tengo la suerte de que tengo una familia. Imagino qué terrible puede ser esto si no la tienes«, cuenta.

Sus hijos son tan pequeños que no son conscientes del trance que está atravesando su madre. «Esto es lo bueno de que tengan estas edades y los profesores se han volcado conmigo mandándome vídeos de ellos para que pudiera verlos desde el hospital. Les estoy a todos ellos muy agradecida, como a toda mi familia«.

Marta acaba de salir del segundo ciclo de quimioterapia y ha vuelto a casa con sus hijos, a la espera de los resultados. Debe tener mucho cuidado, lleva puesta una mascarilla y se lava constantemente las manos. «He estado completamente aislada en el hospital durante los 65 días que han durado los dos ciclos, porque la quimioterapia me dejaba completamente sin defensas y podría coger cualquier infección. Aislada en la habitación, sin poder caminar ni siquiera por el pasillo y tomando la comida en bandejas de plástico sin apenas entrar nadie en la habitación para no contaminarla«.

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