Investigan en Sevilla una trama que vendía aceite defectuoso como oliva virgen extra

En concreto, los agentes están indagando en el circuito de producción y distribución de unas partidas detectadas de aceite que se vendía en comercios como virgen extra cuando se trataba en realidad de una mezcla de aceite lampante y aceite de semillas. ¿Y qué es el aceite lampante? Se denomina así al que se produce a partir de aceitunas ya caída en el suelo, deteriorada y que no es apto para el consumo humano. Es un tipo de aceite que tiene uso industrial y que se usaba en civilizaciones antiguas para lámparas por ejemplo.

El pasado mes de marzo, el Gobierno de Extremadura decretaba una alerta sanitaria por aceite mal etiquetado. El producto se vendía en garrafas de cinco litros en mercadillos, gasolineras y locales. El fraude no sólo se localizaba en la comunidad extremeña sino que también se había extendido a Andalucía. En abril, la Consejería de Salud y Consumo andaluza informaba de las marcas que estaban bajo investigación: Acebuche, Galiaceite 2022, Vareado, Don Jaén, La Campiña de Andalucía, El Convento de Oro, Virgen del Guadiana, Cortijo del Oro, La Abadía, Villa de Jerez, Imperio Andaluz, La Esmeralda, Los Milagros, Almazara Fernández, Oro de Andalucía, Hermanos Domínguez Salas y G (Adolfo García SL).

La Guardia Civil, en concreto el servicio del Seprona, investiga el alcance de este fraude en la provincia de Sevilla. Las mismas fuentes consultadas señalan que este tipo de estafas se reactivan siempre cuando se produce un incremento de precios en el mercado ordinario o hay una situación de crisis económica. Por citar un ejemplo reciente, la Benemérita destapó otro fraude alimentario en Sevilla, en concreto con el jamón ibérico. Los agentes se incautaron de más de 50 toneladas de jamones y paletas de cerdo que se acumulaban en dos almacenes clandestinos de Alcalá de Guadaira y Dos Hermanas. Los jamones estaban en mal estado y habían sido sometidos a un proceso muy tosco de manipulación, como quemarlos, para que pasaran por productos de pata negra.

Precisamente en el mes de junio, la Guardia Civil informaba de la inmovilización de 143.000 litros de aceite en Sevilla, Córdoba y Badajoz que se vendía como oliva extra cuando era una mezcla de otros aceites de inferior calidad. En este caso, la red investigada no recurría al aceite lampante sino al de orujo. El producto final era distribuido con una etiqueta que estaba dada de baja y un código de barras que no se correspondía con el mismo. El gancho para los consumidores es que se vendía a unos precios muy por debajo del mercado.

Los agentes han detectado también cómo el aceite adulterado que se produce en Sevilla y otras provincias andaluzas se introduce desde Portugal a otros territorios nacionales para intentar dificultar el rastreo de la trazabilidad del producto al llevar un número de registro luso que no se corresponde con la realidad.

Este tipo de fraudes se pueden encuadrar como delitos contra la propiedad industrial, estafa y contra el mercado y los consumidores. Fuentes judiciales consultadas detallan que este tipo de estafas, salvo que tengan consecuencias directas y graves en la salud pública, acaban resolviéndose con la imposición de sanciones económicas que no siempre se pagan.