La industria del falso jamón de pata negra al descubierto en Sevilla

Pero a pesar de las mejoras en el sistema de etiquetado y en los controles fruto de las denuncias de productores afectados por una competencia desleal, hay toda una industria del falso jamón de pata negra que sigue sobreviviendo como ha vuelto a dejar en evidencia una operación de la Guardia Civil ejecutada en las últimas semanas en la provincia de Sevilla.

El Instituto Armado confirmaba este sábado la incautación de más de 50 toneladas de jamones y paletas de cerdo que estaban guardadas en pésimas condiciones en dos almacenes clandestinos de Alcalá de Guadaira y Dos Hermanas. La investigación arrancó a principios de año cuando el Seprona realizó una inspección en un ultramarinos de Alcalá de Guadaíra donde encontraron etiquetas manipuladas y que no correspondían a los productos que estaban en exposición.

A partir de esa primera pista, el Instituto Armado trató de localizar de dónde había salido la mercancía y tras varias gestiones llegaron a los dos almacenes bajo sospecha. Los agentes del Seprona encontraron piezas con moho y llenas de bichos, fruto de una mala conservación y que llevaban más tiempo del debido almacenados sin ningún tipo de control. «Las cámaras de congelación estaban en tan mal estado que había columnas de hielo que unían el techo de las cámaras con el suelo«, señala un comunicado de la Benemérita.

Hay seis personas investigadas como responsables de estos almacenes de los que salían paletas y jamones para la venta directa a grandes superficies o en establecimientos menores. La Guardia Civil no ha facilitado identidades ni nombres de sociedades porque la investigación está en curso.

Los productos eran preparados para simular un aspecto que hiciera creer que se trataban de jamones ibéricos de pata negra . «Los investigados contaban con puestos de lavado de cara donde los jamones primero eran lavados con agua a presión o quemados para que aflorara la grasa. Después se les aplicaba una mezcla de aceite de semillas y carbón vegetal«. explica la Guardia Civil. Muchas de las piezas requisadas por los agentes no reunían unos mínimos de calidad. Pero los investigados no se deshacían de ellas sino que las aprovechaban para trocearlas y vender el jamón en tacos o lonchas.

Además de unas condiciones higiénico-sanitarias lamentables, el etiquetado era también falso porque se habían manipulando fechas de caducidad, números de registros sanitarios o certificados de calidad. «Según el marcado de los jamones, algunas de las piezas habían entrado en sal en el año 2017, pero los precintos indicaban que el sacrificio del cerdo se había producido en 2020», detalla la Guardia Civil.

La colaboración tanto de la Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico (ASICI) como de las entidades de certificación de la Norma del Ibérico ha sido fundamental, asegura la Benemérita. Aunque el epicentro de la investigación son los dos almacenes clausurados en la provincia de Sevilla, los agentes han revisado la documentación de empresas de Sevilla, Cáceres, Valencia, Salamanca o Madrid. Algunas de estas firmas constan ya en las actuaciones como investigadas y otras como víctimas.