La epidemia del fentanilo no ha llegado a Sevilla, aunque en Proyecto Hombre piden prevención

«Sólo hemos tenido una mujer de cuarenta y tantos años que llegó el año pasado derivada del sistema de salud. Era una persona con una trayectoria muy larga de fibromialgia y dolores crónicos. Había pasado por distintas patologías y el fentanilo se le administraba con control médico pero la dosis que necesitaba había alcanzado unos límites que no podían traspasarse y por eso nos la enviaron. No tenía un problema conductual de adicción y se la derivó a la clínica del dolor del Virgen Macarena«, explica Mariángeles Fernández Morillo, presidenta de PH Sevilla.

Esa experta explica que «nuestra impresión es que con el sistema sanitario tan protegido que hay en España no se va a generar un problema con el fentanilo que se acerque siquiera a las dimensiones alcanzadas en Estados Unidos. Allí el sistema es libre y se puede comprar el fentanilo sin restricciones y, además, es barato. Sustancias como el fentanilo y otros opiáceos con un poder adictivo muy importante no se pueden recetar en España sin un visado, porque hay un doble control con ese tipo de sustancias«, dice.

Sólo el mercado negro podría causar esos daños y las autoridades españolas apenas se han detectado laboratorios ni realizado incautaciones de importancia. «Por supuesto, habría que ponerse las pilas a nivel preventivo. Pero el tipo de consumidor que tenemos en España no busca ese tipo de sensaciones. El fentanilo quita el dolor y te genera una adicción muy rápida, pero es un poco contradictorio con el estilo de drogas que se hace en Europa, que son sobre todo sustancias psicoestimulantes«.

Y añade: «No hay problemas de momento en España con este fármaco pero sabemos que multiplica por diez o más los efectos de la heroína y si esta droga te deja prácticamente dormido, el fentanilo no te permite siquiera controlar tu cuerpo o tus extremidades. Por eso en las imágenes que circulan de EE,UU. sus consumidores parecen zombis más que personas. Pensar que eso pudiera llegar aquí da pavor«, dice Fernández Morillo, que abrió PH en Sevilla y vivió el drama de la heroína. »Se moría muchísima gente pero el cambio de imagen del drogadicto desde esa época a la actual es muy llamativo. En aquella época todo el mundo estaba alarmado con los efectos de las drogas, cosa que ahora no ocurre. Y la droga sigue matando, aunque no de la misma manera. no en la calle sino en un hospital con un ictus o un infarto fruto de un consumo abusivo de la cocaína«, dice.