entrevista
Aurora, 80 años, fundadora del Grupo Díaz Cadenas: «De niña trabajaba 16 horas en el campo y en nuestra primera tienda lo mismo»
Esa pequeña tienda de alimentación en la localidad sevillana de La Lantejuela fue el germen de la empresa familiar que hoy cuenta con 17 cadenas de alimentación que dan empleo a casi 400 personas: «Hay que tener pasión por lo que uno hace«
Francisco Díaz Cadenas: «Mi madre no sabía sumar ni restar cuando se casó y sacó a sus ocho hijos adelante con su inteligencia«
«Un compañero tiene 11 camiones parados porque no encuentra chóferes. Nos faltan trabajadores»

Aurora Cadenas Quirós es la fundadora y presidenta de honor del Grupo Díaz Cadenas, una cadena de distribución alimentaria nacida en la localidad sevillana de La Lantejuela que factura unos 70 millones de euros y da empleo a casi 400 personas. Aurora acaba de cumplir ... 80 años y la Cámara de Comercio de Sevilla la ha distinguido con el galardón 'Trayectoria Empresarial' por «su ejemplo de liderazgo». Hace pocas semanas recibió también en el Foro Prodetur el XIX Reconocimiento a la Mujer Empresaria Sevillana, un premio que distingue la dedicación, trayectoria y contribución al desarrollo económico de la provincia. La presidenta honorífica del Grupo Díaz Cadenas tuvo que dejar la escuela con muy pocos años para trabajar en el campo recogiendo aceituna y empezó con una pequeña tienda de alimentación en su pueblo, de 3.800 habitantes. Con la ayuda de su marido, que trabajaba de repartidor de Cruzcampo, fue ampliando su negocio. Tras enviudar a los 42 años, tuvo que sacar con mucho esfuerzo a sus ocho hijos adelante, la más pequeña con 20 meses de edad. Con la ayuda de Francisco -que tenía entonces 14 años y hoy es presidente de la compañía-, y del resto de sus hijos mayores, creó el grupo alimentario que se ha convertido en un referente provincial en su sector.
-¿No se piensa jubilar?
- Una empresaria nunca deja su puesto y ahora soy la cocinera de la familia. No puedo ir mucho a la playa o a la feria porque tengo que atenderlos a todos.
-Podrían contratar a una cocinera.
-Sí, tenemos a una persona pero me gusta hacer las cosas a mi manera.
-¿Quién le enseñó a cocinar?
-Aurora Cadenas: Me enseñó mi hermana. No había frigorífico en mi casa cuando éramos pequeñas. Soy muy organizada: el lunes, garbanzos; el martes, lentejas; el miércoles macarrones, y así.
-Francisco Díaz Cadenas, hijo mayor de Aurora: Mi madre tiene una capacidad de organización brutal, de las personas con más capacidad organizativa que he conocido en mi vida. Y no es una mujer que corra, lo hace todo sin correr. Nunca la hemos visto correr.
¿Cómo recuerda su infancia?
-Fue una vida muy dura y bonita a la vez. Tanto si llovía como si no tenías que ir a recoger la aceituna. Luego pasábamos al algodón que, cuando llovía, ya no se podía coger. Nos amarrábamos un saco a la cintura y cortábamos la flor del algodón hasta que llenábamos los sacos. A veces se nos hacía de noche en los cortijos con un candil encendido. Y así nos ganábamos el sueldo.
- ¿Qué edad tenía cuando empezó a trabajar en el campo?
-12 ó 13 años. Íbamos mi hermano, mi padre, mi madre y yo. Mi madre era costurera y de día trabajaba en el campo. Según los kilos que cogíamos, así se ganaba. Me acuerdo de salir de mi casa de noche para allá. Cuando entrábamos en el pueblo, se encendían las luces de la calle.
-¿Dieciséis horas al día?
-Algo así.
-Ahora trabajar en el campo no es tan duro como entonces.
-No. Se trabaja sólo hasta el mediodía.
-¿Sus hijos tuvieron que ir a recoger aceitunas?
-No, gracias a Dios. Ellos sólo han ido a vender. Cogían una furgoneta y de lo que había en la tienda la cargaba y se iban a Huelva a vender porque estaba allí la gente del pueblo por la campaña de la fresa. Y muchas veces llegaban a casa a las dos o las tres de la madrugada y yo estaba sentada en el sillón esperándoles.
-¿El trabajo en el campo daba para vivir?
-Sí, pero era complicado. Entonces había poquitas cosas de comer. Recuerdo que mi madre hacía unos huevos duros y el café en una olla. En la misma olla. Entonces no teníamos agua corriente y dependíamos de un pozo y los huevos duros se hacían en el agua del café.
-¿Se casó muy joven?
-Con 25.
-Y tuvo ocho hijos. ¿Se crían cuatro igual que ocho?
-No (ríe). Es mucho más complicado. Aunque ellos sabían que había que portarse bien. Ahora ha cambiado mucho la educación y los niños saben más que la abuela. Entonces los niños respetaban mucho a los abuelos.
-¿Ahora no?
-Ahora es todo distinto. También se demuestra más el cariño con las personas, con los hijos, con los nietos, antes había menos contacto físico y el cariño no se expresaba como ahora. Ese cambio sí me gusta, el del menor respeto ese me gusta menos, claro. Todos me dicen «la mama» o «mamaAurora».
-Cuando murió su marido, usted tenía 42 años. ¿Cómo recuerda su vida a partir de ese momento?
-Fue una época muy triste. Yo tenía una hermana, a la que mi madre quitó del colegio para que me ayudara a criar a mis hijos. Mientras yo trabajaba, ella, los vestía, les daba los biberones de leche de vaca, los cambiaba, mientras yo iba a trabajar. Mis padres también me ayudaron mucho con los niños porque yo no podía dejar de trabajar. Abría la tienda a las 6 de la mañana y la cerraba a las 11 ó 12 de la noche.
-Francisco Díaz Cadenas: Y los 365 días del año. No había más remedio. Pero cuando empezamos a abrir más tiendas, empezamos a respirar un poquito y la obligamos a cerrar los domingos. Lo conseguimos diciéndole que nos iban a multar.
-¿Cómo fueron los inicios del Grupo Díaz Cadenas?
-Aurora Cadenas: Nuestra tienda era pequeñita. Mi marido estaba trabajando en la Cruzcampo de repartidor y se le metió en la cabeza de que quería coger una marca de cerveza, sin trabajar para nadie. Y lo logró con la cerveza San Miguel de Málaga. Tuvo mucho éxito porque la gente del pueblo lo conocía. Les dejaba a todos sus cajitas de cerveza en la puerta, si la casa estaba cerrada, y no se la llevaba nadie. Al otro día se la pagaban. Luego los niños empezaron a ayudar a trabajar y yo también repartía. Cogimos la marca de leche Puleva y el refresco Kas.
-¿Y cómo lograron abrir más tiendas y supermercados?
Aurora Cadenas: Pues vendiendo mucho y trabajando mucho. Y con la ayuda de mis hijos. El mayor, Francisco, tenía 14.
Francisco Díaz Cadenas: A partir de 1990 comenzamos a tener más variedad e incorporamos pescado fresco por las mañanas. Comprábamos la carne de cerdo en canales y por la noches mi madre hacía el despiece. También vendíaamos zapatos y en Navidad lotería. El día de Todos los Santos vendía flores, mi madre se iba adaptando a todo lo que podía generar recursos porque había 8 hijos que alimentar.
Aurora Cadenas: Mi tienda era una de las tiendas del pueblo que vendía vino a granel de Bollullos del Condado. En 2014 abrimos el segundo supermercado en Osuna, me parecía que aquello no era mío. Tenía mucha ilusión y alegría pero me parecía que no era mío. Ahora, con todo el crecimiento, me parece un sueño.
-Sigue viviendo en su pueblo. Parece que el dinero no la cambiado mucho...
-Nooo (risas)
-¿En qué la ha cambiado?
-Aurora Cadenas. En que antes había poco dinero y ahora hay el necesario (risas).
-Francisco Díaz Cadenas: Ella nunca pregunta el dinero que tenemos ni lo que debemos. Y menos desde que empezó el euro.
-Pero usted no ha dejado de trabajar. ¿Se concede algún capricho?
-No soy caprichosa. Supongo que eso es la forma de ser. Desde que trabajaba en el campo siendo una niña hasta criar a ocho hijos sin dejar de trabajar.
-¿Cuáles son los valores que transmitió a sus hijos y que hicieron posible crear un grupo de alimentación con casi 400 empleados a partir de una pequeña tienda en La Lantejuela?
-Aurora Cadenas: Traté de criarlos lo mejor posible y siempre he intentado que no se pelearan. A veces les decía que si se peleaban, me moriría como su padre. Y a partir de ahí se portaban bien. Los mayores tuvieron que ponerse a trabajar muy jóvenes por la muerte de mi marido. Es importante el esfuerzo y tener entusiasmo por lo que uno hace. Lo peor del ser humano es la falta de entusiasmo.
-Francisco Díaz Cadenas: Ella nos ha dado su ejemplo de trabajo. Nos ha transmitido la cultura del esfuerzo, de la constancia y, lo más importante, la unión familiar. Y nos ha enseñado a amar lo que hacemos. Recuerdo que mi padre falleció un miércoles, lo enterraron el jueves por la mañana y esa misma tarde mi madre abrió la tienda. Ese día alguien puso en la casa una escalera, estaba mi abuela y mis tíos llorando, y mi madre dio un mensaje de unión, sobre todo de unión y de resignación y trabajo, explicó que era lo que nos había tocado. Y bueno, yo tenía 14 años, otro hermano mío 12 y la más pequeña de los ocho hermanos, 20 meses. Yo creo que ni el mejor catedrático del mundo hubiese dado un mensaje en ese momento tan claro, tan directo y tan importante. Como digo, abrió esa misma tarde la tienda y las clientas le decían que por qué no descansaba y ella les dijo que no podía dormir.
-Aurora Cadenas: Esa tarde una clienta entró en la tienda a la que le hacía falta café y azúcar porque tenía que ir a trabajar al campo. Y en la Feria de ese año me dijo un municipal que me iba a matar estilo conejo (ríe) porque era la única tienda que había abierto. Y yo le dije que El Corte Inglés también abría los domingos. Y que si El Corte Inglés no cerraba, yo tampoco.
-¿Qué valores debe tener, en su opinión, un empresario?
-Aurora Cadenas: Debe portarse bien con los trabajadores.
-Francisco Díaz Cadenas: Mi madre nos enseñó a seguir siendo los mismos y que venimos a servir y no a ser servidos. Teniendo 380 trabajadores, creo que nuestro espíritu de servicio debe permanecer siempre, a pesar de todas las dificultades.
-¿Ustedes se portan bien con sus trabajadores?
-Sí. Muchas veces les hago de comer yo misma a los que vienen por casa. Siguen con nosotros muchos de los que entraron primero y será porque están a gusto, creo.
-¿Cuál es el secreto de esa fidelidad?
-Yo creo que es muy importante el cariño a los trabajadores en una empresa. Hemos empezado desde abajo, íbamos muy cortos de todo, por eso no queremos renunciar a nuestros orígenes.
-Si tuviera que darle algún consejo a sus nietos para enfrentarse a la vida después de todo lo que ha vivido y aprendido. ¿Qué les diría?
-Que se quieran mucho, que se aprecien, que no se peleen. Es siempre lo que pido. A veces se atrancan por asuntos del fútbol.
-¿Les gustaría que fueran perseverantes y comprometidos con su trabajo, o que, sobre todo, sean buenas personas?
-Sobre todo, buenas personas, que sean luchadores y educados. La educación es muy importante.
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