entrevista
Antiñolo, uno de los mejores ginecólogos de España: «Ahora que soy un paciente he notado la falta de empatía. Los médicos no deben creerse dioses»
El director de Medicina Materno-Fetal del Virgen del Rocío de Sevilla, hospitalizado por un cáncer, cree que se debe escuchar más a los pacientes y critica la medicina defensiva
«Estuve ocho semanas en la UCI y me han quitado muchas cosas pero he aguantado»
«El cáncer me enseñó que el tiempo no vuelve y que no se puede vivir con 60 como si tuvieras 30»
Sevilla
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Iniciar sesiónGuilllermo Antiñolo se considera a sí mismo una persona «resiliente», aunque no le guste mucho esa palabra. Este catedrático de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Sevilla y director del Departamento de Medicina Materno-Fetal, Genética y Reproducción del Hospital Universitario Virgen del ... Rocío lo ha podido comprobar durante los últimos nueve meses. Este prestigioso ginecólogo y genetista se encuentra ahora ingresado en «su hospital» a causa de un cáncer de vejiga y próstata que se fue complicando con distintas infecciones que lo enviaron a la UCI y lo pusieron al borde de la muerte en dos ocasiones. Con 20 kilos menos que cuando llegó, Antiñolo recibe a ABC en su habitación de la quinta planta de Enfermedades Infecciosas, donde con la ayuda de José Miguel Cisneros -un profesional al que admira- se muestra esperanzado en salir muy pronto del hospital. Ahora está aprendiendo de nuevo a andar.
-Usted está considerado como uno de los mejores médicos de España, una profesión que ejerce desde hace más de cuarenta años. ¿Cómo se ve el sistema sanitario desde el lado del paciente?
-Ser paciente es muy duro. Y desde una habitación de hospital se comprenden las carencias del sistema sanitario y la falta de comunicación de los pacientes con los médicos.
-¿Se ha dado cuenta de eso ahora?
-Yo ya lo sabía pero podemos decir que ahora me he enterado. Hoy estoy en la planta de Enfermedades Infecciosas y aquí soy feliz porque me tratan como a una persona. Me lleva José Miguel Cisneros y he tenido suerte. Es que los servicios y las personas varían mucho.
-Es Hijo Predilecto de Andalucía y Premio Ciudadano Europeo, además de Medalla de Oro de la Provincia de Sevilla. Y usted es una persona muy conocida en este hospital pues dirige una unidad muy importante desde hace más de veinte años.
-Sí, supongo que soy popular aquí, de alguna manera. Y dirán que para mí lo que haga falta. Pero el paciente corriente es otra cosa. Yo me he imaginado muchas veces a un paciente corriente pasar por esto y se me ponen los pelos como escarpias. Y no es un problema sólo del sistema, que lo es, sino también de papeles, de gente que hace medicina defensiva. Y de gente que intenta hacer lo mejor posible por el paciente, pero sin el paciente.
-¿Cómo se corrige esa pérdida de humanidad?
-Creo que eso se debe a falta de entrenamiento en el colegio. Aquí no se te puede enseñar humanización cuando no has valorado al paciente. Yo se lo digo mucho a algunos profesionales sanitarios de los que me han tratado en estos nueve meses. Que está muy bien decir que el paciente es el centro del sistema sanitario pero es que hay que contar con él y llegar a un consenso sobre lo que se le va a hacer, salvo que estés en la UCI, claro.
-¿Los médicos no escuchan a los pacientes?
-No sólo hay que escucharlos sino tomar sus deseos como la guía de lo que tú tienes que hacer. Y los deseos de los pacientes suelen tener mucho sentido. La mayor parte de las decisiones que se toman en medicina se pueden diferir o hacer de muchas maneras, no tienen que ser a la fuerza. Lo que no se puede hacer es pasar por encima del paciente. Y no puede ser esa prepotencia y condescendencia de los médicos hacia los pacientes. Me recuerda a los futbolistas que dicen que la prensa no les cae bien cuando, si no fuera por la prensa, se morirían de hambre por una esquina. Esto es lo mismo: si no fuera por los pacientes y por la forma de tratarlos, ¿dónde estaríamos los médicos«. Para mí esa es la clave. No se puede tener a los pacientes como si no contaran. Muchas veces los pacientes no quieren saber pero hay muchas veces que ni siquiera se les cuenta.
-¿Le ha pasado esto en su hospital?
-Creo que los pacientes tienen derecho a decir que por ciertas cosas no van a pasar. La decisión del paciente hay que respetarla. Y yo como paciente tengo ese derecho a decidir. Y también hay errores y despistes.
-¿Ha sufrido alguno en estos nueve meses?
-He sufrido algún despiste. Lo que pasa que para mí es muy fácil notarlo y corregirlo. Yo mido las cosas al milímetro pero cualquier paciente que no controle, es que ni se entera. Pero en situaciones tan extremas como las que yo he vivido se nota mucho la falta de cariño. Ahí es donde más se nota. Para empezar a hablar, un paciente de mis características pierde por completo la dignidad porque estás todo el día en bolas, con perdón. Te bañan, te limpian.... Todo eso te pasa a partir de que tú entras en una determinada condición de paciente a causa de tu enfermedad. A los sanitarios todo eso les parece normal pero para mí no lo es.
-¿Falta empatía?
-Falta bastante. Hay muy buena gente en los profesionales sanitarios, que son la mayoría, y luego hay gente que no hay por donde cogerla. Gente que hace de su capo un sayo porque no llevan bien la situación de estrés que sufren. Eso es una amalgama de cosas que se fusionan en una atención que es difícil, sobre todo por la falta de la comunicación y de «soft skills» (habilidades suaves) como la empatía. No estamos entrenados para esto.
-¿Haría falta una asignatura de empatía en la Facultad?
-Más allá de que haya una asignatura concreta de empatía, creo que todos los médicos y profesores tendrían que enseñarla. Yo la enseño en mi asignatura. Todo el mundo entiende que ser médico es una situación de poder, un poder que te concede la sociedad. Para muchos jóvenes, ser médico es equivalente a ser Dios y no se deben creer eso ni actuar como tales. Los pacientes lo que más agradecen es la cercanía. Es más, los pacientes que cumplen mejor su tratamiento es porque reciben empatía de sus médicos, que los apoyan y los comprenden. Esa es la base del sistema de atención de cualquier médico, no sólo del sistema sanitario.
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