Las corralas dan un paso más y pasan a ocupar pisos de Emvisesa

Porque tampoco la de ayer, tampoco, es una simple ocupación de pisos de familias con necesidades. Esa es una realidad, sí, pero no toda. Dentro del potente conglomerado organizativo que existe tras estas acciones, esas familias son también un instrumento para hacer política contra el «sistema». Y si ese «sistema» se puede identificar con el PP, mejor. Desde que arrancaron las ocupaciones con la de Utopía, enseguida se apuntó al Ayuntamiento de Zoido porque no daba licencias de ocupación (lo que hubiera supuesto una ilegalidad) o la acometida de agua (también fuera de la ley) pese a que la propiedad del inmueble ocupado por más de 50 familias es de Ibercaja.

Desde la propia Junta de Andalucía , de hecho, la consejería vinculada, Fomento, siempre ha dado calor al movimiento por los enormes vasos comunicantes entre el partido que gestiona esa cartera (IU) y todos estos movimientos «sociales». Con la ocupación de ayer, ya no habrá que andarse con rodeos. Los pisos son de Emvisesa. El «enemigo» político ahora sí está bien definido. No hay dudas. Al otro lado del cuadrilátero, el presidente de los populares andaluces. El escenario deseado para la agitación. Como con Gamonal en Burgos. Para que el mensaje, a base de repetirse, pueda calar: el PP contra el pueblo. Así de básico, así de simple, así de insistente. Ya veces, así de útil.

La primera capa de la cebolla siempre viene bien cargada de un componente social indiscutible. Para que la ocupación goce de alguna «justificación» entre más receptores. Familias prototípicas con problemas de exclusión. Entre las de ayer, una madre soltera con seis hijos, menores en varios domicilios, paro, exclusión. Circunstancias lamentables que hay que remediar, por supuesto. Pero los detalles organizativos de la acción hecha pública ayer no dejan lugar a la duda. Sobre todo cuando da la coincidencia de que el asunto de Utopía ha llegado a un punto sin retorno y parece del todo bloqueado.

Varias de las familias ocupantes de Nuevo Amate proceden de la Corrala La Esperanza, de Nervión, otra pica más. No sólo las pancartas en las ventanas ni las llamadas a los medios para buscar resonancia fueron las mismas, sino también el modus operandi, ya que algunos llevaban ya semanas instalados. Ayer, justo ayer, se hicieron visibles para abrir un nuevo frente —éste contra el PP— en lo que se antoja claramente como un plan preconcebido para consolidar una política de hechos consumados. Al que esta vez ha ayudado, a qué negarlo, la lentitud de Emvisesa para adjudicar las 168 viviendas que quedaban tras alojar a 71 familias de Regiones Devastadas. Las vacías esperaban inquilinos de la lista de Emvisesa, que se va tramitando con cambios de baremación por la crisis y mucha burocracia. La Policía Local custodia ahora los bloques para evitar nuevos asaltos.