No sin fotoprotector
La exposición directa al sol es el principal factor de riesgo para el cáncer de piel. En la infancia y la adolescencia se producen los daños que luego pasan factura
PILAR QUIJADA
Las vacaciones son, sin duda alguna, el momento de mayor exposición al sol para la mayoría, que pasamos el resto del año muchas horas en espacios cerrados. Quizá por eso asociamos el sol y el agua con el ansiado descanso, pero a la hora de ... tumbarnos en la playa o la piscina para adquirir un bonito color bronceado, no podemos olvidar que una de cada cuatro personas desarrollará a lo largo de su vida un cáncer de piel . El melanoma es el más agresivo, y en nuestro país se lo diagnostican a más de tres mil personas cada año. Y esta cifra va en aumento, a un ritmo del del 10% anual. Afortunadamente podemos rebajar esas duras estadísticas, porque el principal factor de riesgo en el cáncer de piel es precisamente tomar el sol sin las debidas precauciones, especialmente en personas de piel y pelo claro, las más vulnerables.
No conviene olvidar tampoco que la infancia es una etapa crítica, porque la piel tiene memoria y con los años nos pasará factura de las horas de sol acumuladas sin protección. Los efectos dañinos de la radiación ultravioleta (UV) se suman y son irreversibles, ya que permanecen en la « memoria de la piel » a largo plazo. Una exposición solar intensa durante las dos primeras décadas de la vida se relaciona posteriormente con la aparición de cáncer de piel.
En verano, los niños y adolescentes son los que pasan más tiempo al aire libre y como media reciben el triple de radiación solar que los adultos. Se calcula que entre un 50% y un 80% del daño inducido por la exposición solar a lo largo de la vida tiene lugar en esta época de la vida, critica para sufrir quemaduras, que está probado que incrementan el riesgo de cáncer de piel en la edad adulta. El 80 por ciento de los cánceres de piel podrían evitarse con medidas preventivas desde la infancia.
¿Qué hay que tener en cuenta en un fotoprotector?
La exposición al sol debe ser progresiva, evitando las horas centrales del día (entre las 12:00 y las 16:00), explica Martina Alés Fernandez, dermatóloga de Hospital Universitario Quirón Madrid . El factor de protección solar debe ser igual o mayor a 30. La crema protectora se debe aplicar 20 minutos antes de salir de casa, y repetir cada 2 horas o después de cada baño. Es muy recomendable protegerse también con gorra, gafas de sol o camisetas opacas y, sobre todo, extremar el cuidado con los niños. El fotoprotector ideal debe tener un amplio espectro de acción. Ha de resistir la exposición al agua y al sudor. Los protectores resistentes al agua mantienen sus propiedades tras dos intervalos de 20 minutos de inmersión. Debe ofrecer un grado mínimo de protección frente a las radiaciones ultravioletas A y B. En el envase debe figurar de forma clara las instrucciones de empleo y la cantidad que se debe aplicar para alcanzar la eficacia del producto. No deben figurar frases como protección total o protección 24 horas. Es necesario renovar frecuentemente la crema, sobre todo después de cada bañoY debe aplicarse siempre antes de la exposición solar.
Evitar quemaduras A pesar de que el principal factor de riesgo se debe a la exposición a la radiación UV durante las dos primeras décadas de vida, así como haber sufrido quemaduras solares, el 38% de los jóvenes entre 16 y 24 años reconoce haber experimentado quemaduras en la piel con frecuencia porque son los que más se exponen al sol en las horas centrales del día . Y no son solo los adolescentes los que no tienen claro como protegerse. El 35% de los padres de niños mayores de 10 años cree que sólo hay que ponerles cremas protectoras en las horas centrales del día. Y eso a pesar de que entre las 12 y las 16 horas los expertos aconsejan no exponerse al sol ni siquiera con protección.
Por eso la crema fotoprotectora debe ocupar un lugar destacado en el equipaje. Y no escatime, porque por lo general, solemos aplicarnos la mitad de la cantidad necesaria, que debería ser de unos treinta mililitros por aplicación en todo el cuerpo para lograr realmente la protección que figura en la etiqueta del producto. Como no nos ponemos tanta casi nunca, no conviene bajar de un factor de protección de 30. Y si es más alto mejor. Sólo así podremos burlar los dos tipos de cáncer de piel más frecuentes : el melanoma y el epitelioma, en cuya aparición la exposición inadecuada al sol tiene mucho que ver.
Lunares: ojo a los cambios
Cualquier cambio de tamaño, forma, color, abultamiento, o síntomas como picor o sangrado son señales de aviso que no debemos ignorar. Recordarlo es fácil con la regla ABCDE.
Asimetría . Si las dos mitades del lunar difieren, es sospechoso. Bordes irregulares . Si el borde es irregular con entradas y salidas. Color . Si hay varios colores en un mismo lunar. Diámetro . Si el lunar tiene más de 6 milímetros de diámetro. Evolución. Si ha crecido últimamente.
¿Y si su médico de familia pudiera convertirse en un dermatólogo experto ante un lunar sospechoso? Esta es la idea de « Teledermatoscopia móvil », un proyecto que ha desarrollado John Paoli, dermatólogo de la Universidad de Gotemburgo (Suecia) y del Grupo de Dermatología de Pedro Jaén , en Madrid. El objetivo es reducir costes a la Sanidad pública y acortar al máximo el tiempo de espera de un paciente, desde que se detecta una mancha hasta que se diagnostica o se puede descartar un cáncer de piel.
La estrategia ideada por Paoli permite diagnosticar en el centro de salud, sin ir al hospital, pero tutelado por un dermatólogo que puede hacer un diagnóstico a distancia con la ayuda de un teléfono móvil inteligente y una aplicación móvil, la iDoc24 Pro. La aplicación, desarrollada por el grupo de Paoli, no se limita a ofrecer una imagen más, como la que captaría la cámara fotográfica de un buen móvil, sino una dermatoscopia. Esta técnica permite ver la lesión con gran detalle, gracias a una lupa con iluminación polarizada . Así hacen una primera valoración los dermatólogos en sus consultas y, gracias a esta aplicación, el médico de Familia puede enviar una imagen detallada sin mover al paciente. «Tras el examen dermatoscópico podemos dar un diagnóstico al paciente. Si es benigno, se puede ir a casa tranquilamente. Si es maligno, le damos cita para acudir al hospital a extirparlo o hacer una biopsia en caso de duda. Este sistema ahorra numerosas visitas y esperas que no nos podemos permitir en sanidad», asegura Paoli.
Lo habitual en Suecia, como en España, es que los pacientes preocupados por un lunar acudan a su médico de atención primaria. Si hay sospecha de cáncer, se remite el paciente al dermatólogo con la consecuente espera de semanas a meses, según la prioridad que se dé en el volante. «Y esta prioridad es difícil de explicar porque los partes de interconsulta que se usan, tanto en Suecia como en España y otros sistemas de salud, sólo contienen una descripción de la lesión, sin fotografías. Es un simple papel con un texto descriptivo en el que el dermatólogo no puede distinguir entre el cáncer y una falsa alarma », explica Paoli.
Para demostrar la eficacia de la aplicación se puso en marcha un ensayo clínico con 1.800 pacientes en veinte centros de salud. La mitad fueron remitidos con el sistema tradicional (volante para pedir cita en el hospital) y al resto se les tomó una imagen con el móvil y el dermatoscopio y se envió al especialista. El ensayo aún no ha concluido, pero hay datos preliminares de unos 800 pacientes de cada grupo. En total, más de 120 médicos de primaria han usado la aplicación móvil . Los partes de interconsulta enviados en papel fueron valorados tras una espera de 4-5 días de media. Con la imagen digital, se valoraron en menos de 4 horas. Los pacientes con melanoma o carcinoma espinocelular, que también requieren cirugía, se pudieron operar en su primera visita con el dermatólogo. Esperaron una media de 9-14 días para pasar por el quirófano frente a los 35-41 por la vía tradicional.
Los resultados, en opinión de este especialista, sólo muestran ventajas: «Las urgencias bajaron, se redujeron las visitas al especialista en un 20% de los casos remitidos y eliminamos la ansiedad de muchos pacientes con lesiones benignas que recibieron noticias tranquilizadoras al día siguiente de que llegaron sus imágenes digitales al especialista. Y, por otro lado, los casos malignos tuvieron la máxima prioridad».
Cómo proteger a los más pequeños Hasta los tres años, la exposición al sol debe estar limitada. No se recomienda el uso de fotoprotectores en niños menores de seis meses para evitar problemas de toxicidad por la mayor absorción de su piel. Tampoco exponerlos directamente al sol sin ropa protectora, por su menor capacidad de producir melanina y sudor. Para los mayores de seis meses, los fotoprotectores deben tener un FPS mayor o igual a 30, proteger frente a las radiaciones ultravioleta A y B, ser resistentes al agua, al sudor y al frotamiento, con texturas hidratantes, y aplicarlos generosamente 30 minutos antes de la exposición y después del baño.
Cremas solares para una piel más joven Utilizar crema con protección solar 15 o mayor en la cara, cuello, brazos y manos todos los días del año, y no solo en varano, previene el envejecimiento de la piel y los signos que le acompañan, según un estudio realizado por investigadores australianos del Instituto Queensland de Investigación Médica, publicado en « Annals of Internal Medicine ». Para lograr este efecto antiaging no basta aplicarla una sola vez sino que hay que renovarla a menudo, como se especifica en el envase. La investigación demostró también que el betacaroteno no parece tener ningún efecto protector sobre el envejecimiento de la piel.
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