Reducir el estómago
Una novedosa técnica quirúrgica permite reducir la capacidad del estómago desde la boca, sin incisiones ni cicatrices. Es tan segura y poco invasiva como una endoscopia.
Vanesa Massimini
Dieta y ejercicio, es la combinación perfecta para mantenerse en el peso ideal, pero dependiendo del Índice de Masa Corporal (IMC) o el tipo de metabolismo hay quienes necesitan una ayuda extra. A las cirugías de reducción de estómago y la intervención del balón intragástrico ... se suma una novedosa técnica que asegura ser tan eficaz como la cirugía pero tan segura y poco invasiva como una endoscopia. El POSE (Per Oral Obesity Surgery Endoluminal) es un método que consiste en reducir y modificar la cavidad gástrica a través de orificios naturales , sin incisiones ni cicatrices. Para ello se realizan una serie de pliegues desde la mucosa hasta la muscular del estómago a nivel de la cúpula gástrica y de la salida del estómago. Los dobleces de la cúpula reducen y limitan la extensión de la cavidad estomacal, a la vez que actúan sobre la secreción de grelina (la hormona encargada de producir sensación de saciedad), inhibiéndola. Mientras, los pliegues de la salida del estomago modifican su forma y ayudan a prolongar el efecto saciante.
Esta novedosa intervención lleva poco más de un año en todo el mundo y en España desde hace unos tres meses en la Unidad de Tratamiento Endoscópico de la Obesidad del Hospital Universitario de Sanchinarro (Madrid), dirigida por el Dr. Gontrand López-Nava. Según el especialista la principal diferencia entre el POSE y la cirugía de reducción es la vía por la que se realiza, «con el POSE todo se hace desde la boca, por lo que hay menos infecciones y cogemos la mucosa, no tomamos la parte de fuera, con lo cual el estómago se mueve y sigue teniendo su forma pero está reducido por dentro». En comparación con el balón intragástrico, la diferencia es cuestión de tiempo. «El balón es una ayuda más rápida pero temporal, lo sacamos a los siete meses. Es perfecto para por ejemplo el caso de una mujer que tras dos embarazos ha ganado 15 kg y no sabe como quitárselos, le ponemos el balón. Pero el POSE es para el que ya sabe que necesita ayuda para siempre y puede servir de complemento al balón».
El POSE está indicado para pacientes con un sobrepeso grado II ( IMC de 27 o superior) hasta obesidades mórbidas (IMC mayor de 45). «Tenemos muchos pacientes que después de perder peso con el balón, quieren seguir adelgazando o no volver a engordar, se les puede hacer esto que es definitivo. Pero también funciona para el que nunca se ha hecho nada, le sobran 20 kgs y quiere perderlos para siempre», explica el López-Nava.
Al tratarse de una reducción por vía oral, presenta grandes ventajas como la ausencia de dolor, incisiones y cicatrices, un menor riesgo de infección y complicaciones post-operatorias, un menor tiempo de hospitalización y una rápida reincorporación a la vida laboral . De las 17 intervenciones que se han hecho hasta la fecha, todos los pacientes han sido dados de alta el mismo día y no presentaron náuseas, vómitos ni dolor, por lo que se incorporaron a su actividad cotidiana a las 24 horas.
No hay milagros Pero López-Nava recuerda que la intervención no es milagrosa, depende también del compromiso del paciente. «Lo malo de todas las cirugías de reducción de estómago, incluido el método POSE, es que dependen de las calorías que tome el paciente. La reducción es solo un engaño durante un tiempo para que podamos tomar 1.400 calorías en vez de 3000, el problema es que con el tiempo el paciente se descuida». La clave del POSE es que esa ayuda queda dentro para siempre «y si sigue en contacto con nutricionistas y psicólogos, que creemos que juegan un papel más importante que la reducción en sí del estómago, se puede seguir perdiendo peso y mantenerse».
El proceso tiene una duración de entre 60 y 80 minutos y requiere escasas y sencillas pruebas pre-operatorias como una gastroscopia de control previo, una analítica pre-operatoria, una placa de tórax según la edad y patologías del paciente, una prueba de tránsito y una visita anestésica, nutricional y psicológica. El control posterior que requiere esta intervención incluye un año de seguimiento nutricional y psicológico.
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