Un estudio asegura que retrasar la segunda dosis de las vacunas Covid-19, una estrategia de salud pública eficaz

Todas las vacunas frente al Covid-19 aprobadas, excepto una, precisan de dos dosis, administradas con un intervalo de tres a cuatro semanas para algunas y hasta 12 con otros compuestos; sin embargo, hay pocos datos que indiquen cuál es la mejor manera de minimizar las nuevas infecciones y hospitalizaciones cuando exista una capacidad limitada de suministro y distribución de vacunas.

Ahora, este estudio dirigido por Seyed Moghadas en la Universidad de York en Toronto (Canadá) , sugiere que retrasar la segunda dosis podría mejorar la efectividad de los programas de vacunas.

La aparición de las nuevas variantes del SARS-CoV-2 más contagiosas ha llevado a un debate de salud pública sobre si vacunar al mayor número de personas con la primera dosis de vacunas disponibles y retrasar la segunda, o priorizar la finalización de la inmunización con dos dosis basadas en los programas probados en los ensayos clínicos.

Con el objetivo de comparar el impacto epidemiológico de cada estrategia de vacunación, este grupo de investigadores diseñó un modelo matemático que simulaba tanto la transmisión del Covid-19 como diferentes programas de vacunación de segunda dosis diferidos.

El modelo simuló varios escenarios, incluido un rango de niveles de inmunidad preexistente en la población y una disminución de la eficacia de la vacuna de la primera dosis cuando el intervalo de tiempo entre las dos dosis era más largo que lo estipulado en los ensayos clínicos.

Los autores encontraron que retrasar la segunda dosis de 9 a 15 semanas después de la primera evitaba más hospitalizaciones, infecciones y muertes en comparación con seguir los esquemas recomendados para las vacunas Moderna y Pfizer-BioNTech .

Aunque señala que el estudio tiene varias limitaciones, incluida la falta de evidencia clínica que cuantifique la durabilidad de las vacunas cuando se administran en diferentes periodos.

Por tanto, los investigadores asumieron que los niveles de protección de la primera dosis eran estables si se retrasaban las segundas dosis, y que el nivel de protección después de diferir las segundas dosis era idéntico a la protección general después de dos dosis cuando se vacunaba según el programa.

Según los autores, «al competir contra un brote, nuestros resultados muestran que priorizar la cobertura de la vacuna con una distribución rápida de la primera dosis sería fundamental para mitigar los resultados adversos y permitir que el sistema de salud también aborde las necesidades médicas no relacionadas con el Covid-19 de la población.»

Moghadas asegura que todavía se tiene una visión global de la eficacia de la vacuna ante las variantes nuevas y más contagiosas. «La eficacia de las vacunas contra estas variantes –dice- es un factor que debería tenerse en cuenta para determinar los resultados de la segunda dosis e intervalo a tiempo versus retrasado entre dosis».

Además, el estudio se ha hecho con las vacunas de ARN modificado , Pfizer y Moderna , que han demostrado una eficacia con la primera dosis que oscila entre un 60 y un 80%.