'MasterChef', una patata caliente a punto de cumplir diez años en parrilla

[ «Nunca veo MasterChef: así fue mi día en el plató como invitado» ]

No son los primeros ni los últimos en ponerse o quitarse algún año. Mantienen el tipo, pues es el único programa de incontestable éxito en TVE (cuatro versiones, doce meses); también el más polémico, quieran o no. En la novena temporada, a sabiendas del público infantil, algunos espectadores se quejaron de la sexualización de varios participantes varones y del acoso y derribo a otra concursante por parte de sus compañeros. Casi ninguna queja por lo cocinado.

«Algunas personas piden que no cocinemos proteína de origen animal. Cocinamos para veganos, para vegetarianos, para alérgicos, para todo tipo de personas. Llevamos más de 200 programas y evidentemente hemos tocado todo», matiza la productora Macarena Rey. Este curso tocan platos con sangre. Rey, tras la muerte de la concursante de 'MasterChef Celebrity' Verónica Forqué , deja bien claro que en la edición de anónimos siempre trabajaron con psicólogos (no así en la de famosos): «Nosotros siempre hemos cuidado a los concursantes antes, durante y después».

El juez de 'MasterChef' Pepe Rodríguez defiende que sea un programa de talento, pero también de telerrealidad: «¿Qué es el 'reality' ? Realidad. Claro que lo hay. Debe existir». Él cree que no hay que dejarse llevar por las críticas de algunos pocos hacia un programa que consumen muchos. El final de la novena edición fue visto en pleno julio y en directo por dos millones de personas; sumen a aquellos que la vieron durante la semana siguiente . «En mi restaurante, que damos el 100% para que la gente salga contenta, siempre hay alguno que te pone una pega. ¿Pero cómo no te la va a poner? ¡Solo faltaba!», continúa Rodriguez.

«Eso, hoy día, pasa en todos lados. ¿A quién no critican? Critican hasta a Nadal», añade su compañera Samantha Vallejo-Nágera. Rodríguez, quizás el más cortés de los tres jueces, refresca la memoria: 'MasterChef' siempre tuvo una pizca de 'reality' . «Mucha gente en el restaurante me dice que le gustó más el año pasado, que este nada. Y vuelven al año siguiente y dicen lo mismo. Es una cosa surrealista», comenta Rodríguez. El cocinero cree que la «magia» de 'MasterChef' es el equilibrismo entre la seriedad y la diversión, incluso el surrealismo: «La delgada línea entre cocina y entretenimiento, entre dos aguas, para no hacer un programa vulgar». Y si se pasan de la raya, un pasito pa'atras.

Turno para Jordi Cruz : «Con los 45 o 48 empleados que tengo en mi restaurante, que todos tienen sus cosas, sus pequeñas discusiones, sus roces, sus pasiones, sus momentos de estrés… Todos lo viven con intensidad. Somos una familia. Eso también es gastronomía. Cuando vamos a enseñar la alta cocina, la baja, la tradicional… Eso también es gastronomía. ¿Y eso es 'reality'? Es la realidad de lo que pasa en los restaurantes. ¿Eso es malo? No. Es normal. Y es entretenido. Está claro: si hablásemos solo de cocina, pura y dura, y diésemos una clase, sería un coñazo y lo vería menos gente. Nosotros queremos divulgar. Hay un equilibrio entre hacerlo entretenido, real y gastronómico».

La décima edición de 'MasterChef' vivirá el regreso puntual de los 140 participantes (número arriba, número abajo) de las nueve temporadas anteriores en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), ahora capital gastronómica . «Hay gente de la que casi no te acuerdas», reconoce Samantha Vallejo-Nágera, que entrevistó a algunos. También irán a las Fallas de Valencia y recibirán a Serrat en la plaza de Colón (Madrid) y a Chanel en plató justo antes de Eurovisión. La duración, aunque criticada por la audiencia, es la de siempre: 13 programas de dos horas y media cada uno. La final, con Ferran Adrià (un guiño a este décimo aniversario), aún no está grabada.

Del nuevo 'casting', Pepe Rodríguez avanza que será principalmente joven: «Hay alguna señora mayor o señor». Según la productora Macarena Rey, será una edición de las segundas oportunidades, de «vidas duras» donde la cocina ha sido la salvación: «Un guipuzcoano 'hijo' de Karra Elejalde, un madrileño que abrió un restaurante, un belga murciano que canta y es fan de Eurovisión y Harry Potter , una administrativa que conoce a toda la comunidad coreana en Barcelona...». Dox exnovias se encontrarán entre los 50 finalistas. Y habrá una parejita. «Este año, mi sección 'rosa' está que arde», bromea Samantha Vallejo-Nágera. El premio, a pesar del décimo aniversario, no cambia: 100.000 euros.