Carlos Maldonado: «¿Merecía la estrella Michelin? Yo creo que sí»
RTVE Play estrena este miércoles el documental 'Raíces', que comparte nombre con el restaurante del ganador de la tercera edición de 'MasterChef'

A los 14 años, Carlos Maldonado era «un niñato que había elegido un mal camino». Con 15 se pasó de listo con la moto y no mató a su novia de milagro. Aquel suceso cambió su vida. «Me dolió porque no me regañaron. ... Sintieron el error como suyo y eso me hizo polvo. Estás tirado en el suelo, en un accidente que es por tu culpa y casi matas a una muchacha buenísima, y llega tu viejo y en lugar de cagarse en todo te dice: 'La hemos liado muy gorda, Carlos' . Se te cae todo. Ya no puedes seguir causando daño. O cambias o lárgate. Luego te mirabas al espejo y decías: '¿Por qué haces esas cosas, mamón? Espabila'. Por eso abrí los ojos e intenté cambiar».
El cambio fue radical. En 2015 ganó la tercera edición de 'MasterChef' , poco después abrió 'Raíces' en su pueblo, Talavera de la Reina, y en un tiempo récord se convirtió en el primer concursante de 'MasterChef' en el mundo que conseguía una estrella Michelin . La cadena pública estrena este miércoles en su plataforma, RTVE Play , un documental de dos capítulos titulado igual que el local con el que Maldonado ha hecho historia. El chef abre su corazón y las puertas de su casa, en una historia de superación que quizá no deban ver los niños, o al menos escuchar, porque algo que no ha cambiado es su forma de hablar, repleta de tropezones. En este texto se ven menos porque está pasado por el chino. El documental, por cierto, ha sido producido por Shine Iberia y dirigido por Hernán Zin .
Educación anticuada y acoso escolar
Carlos Maldonado no culpa de nada a sus padres, «dos luchadores», pero critica con amargura el sistema educativo . Fue un mal estudiante que, de repente, sorteó la pandemia con El Círculo, un negocio de hamburguesas con nombres inspirados en el 'Infierno' de Dante . Esta misma semana inaugura sucursal en Madrid. «Lo único que aprobé con buena nota en el colegio fue una representación de la vida de Blas de Otero . Me calificaron como mal estudiante y lo repetían una y otra vez, hasta que te lo crees y lo eres. No podemos seguir todos la misma línea. Tenemos una educación del siglo pasado. ¿Por qué no me enseñaron antes la poesía, joder? Lo he tenido que aprender por mí mismo. Me decían: 'No vas a llegar a nada, más vale que trabajes'. ¿En serio hay que degradar una profesión tan magnífica? La cocina solo era una salida para malos estudiantes. Nadie me la enseñó y por eso aprendí tan tarde. Prefieres irte a la calle, rodearte de un bando y liarla. En eso sí eres bueno».
Ahora es padre y se ve incluso como modelo a seguir: «Me puedo meter en un lío, pero puedo ser un ejemplo para todos esos chicos que se sienten incomprendidos en un sistema educativo ligeramente clasista, muy tradicional. Está demostrado ya que trabajando otras inteligencias y trazando caminos para cada persona podemos hacernos mejores y más fuertes. Cada vez hay más bullying , más incoherencia dentro de las escuelas y más fracaso escolar. Necesitamos un cambio».
¿Sufrió el joven Carlos el acoso de los abusones de la clase? «Me he sabido defender bien. Te hartas y dices: hasta aquí hemos llegado. O tú o yo. Todos esos niños que pegan en los colegios son cobardes. Pero tienes que tener la mente muy bien estructurada, estar bien física y mentalmente para abordar ese mal trago. Los profesores saben quiénes son y a quién se lo hacen. Se puede poner remedio. Es más fácil de lo que parece, pero no lo abordamos y lo deteriora todo».
Sin falsa modestia
Carlos habla claro y se define como camaleónico, capaz de adaptarse a cualquier escenario, pero también reconoce que no está hecho para todos: « No soy políticamente correcto porque no sé . Actúo con cariño y sinceridad, sin maldad. Es lo que me define, pero no estoy hecho para ciertos públicos». Tampoco se arruga a la hora de defender su estrella: «Humilde no soy, soy realista. No me gustan las falsas humildades. Si me preguntan: ¿tú crees que merecías la estrella Michelin?, te digo que sí. Mi equipo la merece. Son unos luchadores, peleones, se desviven y les encanta lo que hacen. Desde mi punto de vista lo hacen muy bien».
El camino nunca fue fácil, ni siquiera en 'MasterChef': «Claro. Pasas momentos buenos, malos, divertidos, de tensión... un millón al día. Tu día a día seguro que también es difícil. Pasas por mil estados de ánimo en una mañana. Allí igual, pero todo se magnifica. Con tres chefs tan potentes, si te dicen que tu plato es una mierda te duele , igual que te vienes arriba si dicen que es magnífico. Pasamos por un cúmulo de sensaciones y a veces quieres mandarlo todo a tomar por saco, más una persona tan volátil como yo».
«Si yo caigo, caigo en casa. Si fracaso lo hago rodeado de mi gente y no pasa nada»
Pese a todo, lo más difícil no fue ganar, sino aprovechar después la oportunidad: «El concurso es magnífico, te enseña un camino, pero no regala nada. Te enseñan una profesión y te dicen: después de esto hay vida, pero por sacarte el carnet no sabes conducir. Si al primer roce abandonas, es que no es tu camino . Luego, el día a día te convierte en sabio. Tienes que saber dónde fallas, rectificar y seguir levantándote».
La decisión de apostar por su pueblo para abrir su restaurante fue bonita y peligrosa. Muchos le recomendaban que probara suerte en Madrid o Barcelona. «Tomé el camino menos doloroso», se justifica. «Si yo caigo, caigo en casa. Si fracaso lo hago rodeado de mi gente y no pasa nada. Buscamos otro camino y seguimos navegando. Había una nave muy pequeñita, una antigua alfarería que vendía el banco por lo que en Madrid es un alquiler. No me fui allí porque creo que tenía algo que exponer, aunque también me encanta trabajar con chefs exponiendo su obra. Pero saco lo mío, lo que me quema por dentro, mis propios demonios. Llegué a casa y le dije a mi padre: 'En la que me he metido. Creo que he comprado una nave'. Había ratas como gatos , pero poco a poco fuimos construyendo y fíjate, hoy tiene la estrella ».
Maldonado tampoco descuida la parte del espectáculo. Mucha gente va a su restaurante por razones extraculinarias. «Siempre hay que disfrutar y agradecer. Yo vengo de ese mundo y soy un showman . Mi profesión es ser cocinero, pero he salido en la tele y muchos buscan la foto . Les debo todo. Y si quieren comer bien, tengo el mejor equipo. La caja tonta te hace ser el puto amo, pero no lo soy. Soy como Jarillo , que tiene un bar al lado y sirve tapitas, cervezas y pinchos. Yo soy igual, pero he tenido la suerte de que me han cogido para un programa de televisión y me han dado una imagen y me he dejado las pelotas. Y hoy soy un buen cocinero».
Y un buen cocinero, recuerda Maldonado, es un «cómplice de la felicidad de todos» . «Compartimos los días especiales de la gente, somos partícipes de la alegría de los demás, de sus bodas, eventos, cenas, citas en pareja, pedidas de mano... Somos los grandes cómplices de ese gran día de su historia. Si les hicieran un documental sobre su vida, los cocineros estaríamos ahí. Es muy bonito».
Pese a todo, el documental no esconde los platos sucios : «El chaval ese que estaba en la calle hacía cosas malas, pero tampoco vamos a plasmarlas todas, aunque hay algún amigo que sale y... menos mal que le sacan poco y no sigue hablando el cabrón. Todos tenemos una historia que debe ser contada, el reflejo de lo que fuimos. No estamos orgullosos, pero tampoco debemos borrarlo para no volver a cometer esos errores».
¿Qué retos le quedan por cumplir?, ¿dónde está el límite? «Los límites nos los ponemos nosotros. No existen. Me defino como soñador en constante evolución . No me pongo objetivos tampoco. Andamos el camino, junto a mi familia, mi equipo y al resto de personas que nos hacen ser lo que somos. Un objetivo crea obsesión. No busques la estrella, disfruta el camino. Si te obsesionas dejas de ser quien eres para satisfacer esa ansia y luego te costará mantenerla. Siendo sincero con uno mismo y remando contra viento y marea te va a costar menos mantenerla, porque no estás siendo otra persona para conseguir esos objetivos».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete