'No estás sola: la lucha contra La Manada': Netflix estrena la anatomía de la agresión sexual que cambió la historia de España
El documental reconstruye un caso «distorsionado» que sacudió a la sociedad española, la chispa del MeToo patrio, el suceso que abrió la brecha entre la justicia de la calle y la de los tribunales
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Madrid
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Iniciar sesiónHablaron los jueces. Hablaron los medios. Hablaron los agresores. Hablaron los políticos... y la calle. Pero, casi ocho años después de un caso que cambió la historia de España, sigue sin hablar ella, la víctima de La Manada de Pamplona. Lo más cerca que ... ha estado de hacerlo es ahora, cuando sus palabras salen a la luz a través de testimonios extraídos de declaraciones judiciales, entrevistas y cartas, narradas por la actriz Natalia de Molina en 'No estás sola: la lucha contra La Manada', la película documental que Netflix estrena este viernes.
No es un documental al uso, sino la anatomía de un caso que sacudió a la sociedad española, la chispa del MeToo patrio, el suceso que abrió la brecha entre la justicia de la calle y la de los tribunales. Son 102 minutos que desgranan, a través de más de sesenta horas de entrevistas, cincuenta horas de material audiovisual y casi mil horas de material de archivo lo que, considera Almudena Carracedo, codirectora del largometraje junto a Robert Bahar, «era una versión distorsionada». Pretenden, aclaran, «retomar un relato» que había dominado, por la presencia mediática del abogado de la defensa, una de las partes; contar «todo lo que estaba detrás de ese día» pero solo a través de «hechos probados».
Un rompecabezas en el que, aunque ella no habla, sí lo hacen personas próximas al caso, como el abogado del Ayuntamiento de Pamplona, la fiscal Elena Sarasate o la primera policía en llegar al banco donde la víctima lloraba después de salir del portal. «Me agarraba muy fuerte y me decía que no la dejara sola», cuenta en el documental. También el comisario que no quería ver el vídeo de la violación y el agente foral que rastreó hasta el último recoveco de los móviles de José Ángel Prenda, Alfonso Jesús Cabezuelo, Antonio Manuel Guerrero, Jesús Escudero y Ángel Boza, que ya esa misma madrugada bromeaban con lo sucedido en un grupo de WhatsApp que terminó dando nombre al caso y donde previamente anticipan su intención de «follarnos a una buena gorda entre los cinco en San Fermín». O la trabajadora social que la llevó a un piso para que descansara, pudiera ducharse y hablar con sus padres: «Llamó pero no pudo. Se bloqueó, empezó a llorar... y fui yo la que habló con la madre. Habían oído cosas, había salido en la televisión, y estaban pensando: 'No será mi hija'...». Sí lo era.
Los directores de 'No estás sola: La lucha contra La Manada', que ya trabajaron juntos en 'El silencio de otros', preseleccionado para los Oscar hace cinco años, querían, admiten tras la proyección, «contar la historia completa y con rigor; crear un puzle, una especie de mosaico en el que se van juntando todas las piezas». Están los testimonios de la víctima, de las personas cercanas a los hechos. También la respuesta social de un caso que «lo cambió todo, la percepción que teníamos sobre la violencia», con cientos de manifestaciones en toda España al grito de «hermana, yo sí te creo».
Tardaron tres años y medio en atar todos los cabos del documental, evitando la «revictimización y el sensacionalismo». También cualquier imagen de una agresión, una de sus líneas rojas y todo un reto creativo. Utilizaron incluso otros dos casos, el de Nagore Laffage, asesinada hace dieciséis años por José Diego Yllanes, y los testimonios de otra víctima de agresión sexual de cuatro de los integrantes de La Manada en Pozoblanco.
Un rompecabezas incompleto
En 'No estás sola: La lucha contra La Manada', se deconstruyen las sentencias y las apelaciones presentándolas como el comienzo de un cambio social y legal sin precedentes, pero en la reconstrucción del caso que se podrá ver en Netflix falta solo una cosa: ni rastro de la reforma del Código Penal que terminó consiguiendo justo lo contrario de lo que se proponía y de la que se beneficiarán todos los condenados excepto el exmilitar, que ha pedido cumplir la condena íntegra.
El epílogo de la salvaje violación tiene todavía pendiente hoy un final feliz, uno que los políticos no vuelvan a enturbiar. Muchas promesas y poca justicia.
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