15 años después de su muerte, Nagore Laffage sigue viva en el recuerdo de los pamploneses

Fuentes cercanas a Asun Casasola, la madre de Nagore, confirman que están siendo días muy duros para ella. Son fechas que «remueven» a toda la familia y que, por ello, este año pasará el inicio de los Sanfermines descansando y alejada de los focos. Sin embargo, esta semana sí ha reunido fuerzas para participar en el homenaje que la asociación feminista Lunes Lilas convocaron en Pamplona, un año más, en recuerdo de la joven.

Muy emocionada, Casasola agradeció a todos los presentes su apoyo incondicional en estos años. «Muchísimas gracias» acertó a decir visiblemente emocionada y lanzando un gesto de abrazo a los presentes porque su apoyo no ha decaído en todos estos años. «Me llevo vuestro cariño», añadió.

Y es que el de Nagore Laffage fue un crimen que marcó para siempre los Sanfermines y que se ha convertido en un símbolo de lucha contra la violencia machista. La joven, oriunda de Irún, en Guipúzcoa, trabajaba como enfermera en la Clínica Universitaria de Pamplona. Diego Yllanes, quien se convertiría en su asesino, también estaba allí terminando el MIR en psiquiatría. La casualidad quiso que se encontraran de madrugada aquellos Sanfermines de 2008. Se fueron juntos a la casa que él acababa de comprarse en el barrio pamplonés de Iturrama cuando comenzaban a asomar los primeros rayos de sol del día de San Fermín. La negativa de la joven a mantener relaciones sexuales de la joven desató la ira del médico de 27 años, con fatales consecuencias.

Según consta en la sentencia, cuando Yllanes trató de mantener relaciones con ella, ella reaccionó con una negativa, le acusó de un intento de agresión sexual y amenazó con denunciarle. Esas palabras provocaron que el acusado le propinara una violenta paliza que terminó con su estrangulamiento. En el juicio quedó probado que trató después de descuartizar a la joven para deshacerse del cadáver y que incluso le llegó a amputar un dedo. Finalmente terminó por abandonar el cuerpo en un paraje boscoso a 25 kilómetros de Pamplona.

Por todo ello, fue condenado a 12 años y medio de cárcel por homicidio. Ni el jurado que se encargó del primer veredicto, ni años después el Tribunal Supremo, consideraron que lo ocurrido pudiera calificarse de asesinato. Tras el varapalo judicial, Casasola se volcó por completo en conseguir que el consumo de alcohol dejara de ser considerado atenuante. También ha acudido a numerosos centros escolares para contar su caso en campañas para prevenir la violencia machista.

Tras el juicio contra el asesino de su hija, Casasola solo pidió dos cosas: que Yllanes pasara «muchos años en la cárcel» y que no volviera a «ejercer» como psiquiatra. Desafortunadamente, ninguna de las dos se ha cumplido. El autor confeso salió en libertad provisional en marzo de 2018, prácticamente coincidiendo con el décimo aniversario de la muerte de Nagore. En ese tiempo trascendió que trabajaba como médico en una consulta privada. Desde el año 2020 también puede hacerlo sin impedimento alguno en la sanidad pública. Este periódico ha comprobado que su hombre figura como médico «en activo» en el listado de facultativos disponible en la página web del Colegio Oficial de Médicos de Madrid.