Lorenzo Ferro: «No conozco a nadie que no ficcione un poco en su vida diaria»
El actor Lorenzo Ferro y el director Federico Luis Tachella presentan 'Simón de la montaña', una ópera que convierte a jóvenes con discapacidad en protagonistas de un cine libre... y radical
Crítica de 'Simón de la montaña' (**): Dónde termina la capacidad y comienza la discapacidad
Lorenzo Ferro en 'Simón de la montaña'
El cine argentino ha encontrado en 'Simón de la montaña' una de sus apuestas más arriesgadas. El filme de Federico Luis Tachella, premiado en la Semana de la Crítica de Cannes, se sitúa en un territorio donde la ficción se confunde con la experiencia, ... y los límites entre actuar y vivir parecen poder desvanecerse. En el centro de esta historia se encuentra Simón, un adolescente que busca un lugar de pertenencia en un mundo que lo rechaza; la evidencia de esto viene incluso del lugar donde sitúan al personaje, que vive al borde de la cordillera de los Andes. Lorenzo 'Toto' Ferro es el encargado de encarnarlo, que sacudió la pantalla en 2018 con 'El Ángel'. Para él, encontrarse con Simón fue entrar en un personaje difícil de acceder en un primer vis a vis.
«Lo que más me llamó la atención de Simón cuando leí el guion es que tenía demasiadas capas de actuación», recuerda Ferro. «Era un personaje que ya venía actuando dentro de la propia historia, con un nivel de metarrepresentación difícil de encontrar. Me fascinó desde el primer momento». Pero había algo más: a emoción de acompañar a un amigo en un proceso largo y arduo. «Conozco a Fede desde hace años y vi cómo la película iba mutando. Cinco años atrás, 'Simón de la montaña' era otra cosa, y lloré cuando terminé de leer la versión definitiva. Pensé: 'Mirá, después de tanto pelearlo, lo encontró'. Fue conmovedor, porque sentí que estaba leyendo la culminación de un recorrido artístico y vital».
Esta cercanía personal con el director marcó también la forma de entender el rodaje. «Lo más difícil era preguntarnos cómo lo íbamos a hacer. Era una película complicada, con mucha 'metactuación', con capas dentro de capas. Pero también estaba la felicidad de acompañar a un amigo en su búsqueda».
Libertad y misterio en la actuación
Uno de los rasgos más comentados del filme es la presencia de actores y actrices con discapacidad cognitiva. Lejos de la representación paternalista o de la mirada condescendiente, la película apuesta por un espacio compartido, donde las diferencias no llegan a borrase, pero tampoco se convierten en muros. «Trabajar con ellos fue descubrir un nivel de libertad impresionante», dice Ferro. «Uno suele pensar que son personas limitadas, pero es al revés: muchas veces están más liberados que nosotros. Había momentos en los que estábamos almorzando y Chiara, una de las chicas, te recitaba un diálogo de la película y vos le decías: 'Pará, ya no estamos filmando', pero ellos seguían», explica. Ante esto, había un sentimiento de extrañeza en e ambiente: «Esa intensidad te hacía dudar todo el tiempo de si estábamos en la ficción o en la vida real. Y nosotros, que cargamos con cierta profesionalización, perdemos esa frescura. Ellos nos devolvieron la posibilidad de actuar desde la entrega total, desde el miedo, con ternura y sin miedo».
Una de las escenas de 'Simón de la montaña'
Tachella añade: «Durante el rodaje descubrimos que muchas de las formas de cuidado recomendadas desde lo profesional podían ser muy dañinas. Nos decían, por ejemplo, que un actor debía internarse en un hospital psiquiátrico para garantizar que tomara la medicación durante la filmación», explica el director. «En teoría era la manera correcta de protegerlo, pero en la práctica era un gesto de exclusión. Al final decidimos que conviviera con el resto del equipo en el mismo alojamiento, y eso transformó el rodaje: nos dios igualdad, confianza y una experiencia compartida. Muchas veces el ultrarrespeto puede convertirse en violencia. Esa fue una de las grandes lecciones de la película».
En el corazón de 'Simón de la montaña' late una pregunta universal: ¿qué significa pertenecer? El personaje de Ferro busca desesperadamente un lugar donde por fin sea aceptado, pero esa necesidad, admite el actor, no es ajena a ninguno de nosotros: «No conozco a nadie que no ficcione un poco en su vida diaria», reflexiona. «Todos construimos un personaje para salir al mundo social. Hay una división entre la intimidad y el espacio público: nadie se muestra idéntico en ambos lugares». Aquí, para Ferro, Simón representa algo muy humano: «el deseo de encajar, de inventar una forma de ser que los demás puedan aceptar. Y eso lo hace cercano, aunque a veces duela».
Para el actor, entonces, encontrar un lugar propio no es solo un tema a trabajar en al ficción, sino una experiencia vital: «Creo que es el mayor deseo de cualquier persona: hallar un sitio donde uno pueda ser. En mi caso, lo encontré en el fine. Fallé en muchos otros espacios -la escuela, la educación física, ciertos grupos de amigos-, pero el cine me dio un marco para vivir, me dio estabilidad emocional y mental. Por eso lo amo tanto. Es el lugar donde yo puedo ser».
Ese descubrimiento compartido une también al director y al actor. Tachella lo resume con sencillez: «El cine es nuestro lugar. Para mí, desde la dirección, para Lorenzo, desde la actuación. Y esa coincidencia es también la base de nuestra amistad. 'Simón de la montaña' existe porque ambos sentimos que aquí podemos ser». Ferro asiente, y agrega una coda: «Si algo nos queda claro después de esta experiencia es que hay que agradecerle al cine, por habernos dado un sitio donde estar. Ahí podemos jugar, abrir el abanico, probar cosas. Nos permitió existir de una manera que otros espacios no nos ofrecieron, y eso, para nosotros, lo es todo». Y, con este gesto, el equipo vislumbra que tal vez la gran promesa del arte sea esa: la posibilidad de inventar, aunque sea por un rato, un lugar donde poder estar.