Crítica de 'Bajo un volcán' (*): Solo para 'guapos' (y 'guapas')
Hay mucho público al que le gustan las películas 'de guapos', aunque llevemos ya algunos años en que 'los del cine' quieren convencernos de que los menos 'guapos' tienen que gustarnos más

El director Martín Cuervo suele hacer comedias ligeras y sin excesivas pretensiones, en esta última, 'Bajo un volcán', que no es comedia (aunque…) pero tampoco parece pretenciosa, viene a tratar dos peligrosas erupciones (tres, si se cuenta la que puede brotarle a algún ... espectador), la de un volcán en el pueblo de Garachico, Tenerife, y la de un piloto de helicóptero de salvamento y una experta vulcanóloga, que están constantemente a punto de lava.
El mayor foco de la película es William Levy, actor cubano de mucho éxito en producciones televisivas mexicanas y venezolanas, un galán de altura, simpaticote y guaperas que, además, es uno de los productores de la película. Él pilota el helicóptero molón y está atento a cualquier amenaza y también a cualquier ocasión, que por supuesto no pierde. Junto a él, en el helicóptero, la también militar guapetona que interpreta Adriana Torrebejano (a la que, con el maquillaje adecuado, se la podría considerar la Margot Robbie española) y que es extrañamente, y a pesar de la cercanía, a la única que no le tira los trastos el capitán Levy.
En el argumento se cruzan dos situaciones propicias para la intriga, la inminente catástrofe que puede ocasionar el volcán y la inminente deflagración que se anuncia entre el apuesto piloto y la experta vulcanóloga, que interpreta Maggie Civantos con aquella osadía y arrogancia que destilaba hacia los hombres Katharine Hepburn en sus comedias, y entiéndase la desproporción. Es cierto que esas dos intrigas cruzadas no acaban de conmover ni cautivar, que las situaciones y los efectos especiales no son muy especiales, que los diálogos no tienen dos 'escuchadas', pero hay mucho público al que le gustan las películas 'de guapos' (y 'guapas', claro), aunque llevemos ya algunos años en que 'los del cine' quieren convencernos de que los menos 'guapos' (y 'guapas') tienen que gustarnos más. Los que aún se resistan a ello, tal vez tengan aquí su recompensa.
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