LA MADEJA
Sevilla: la capital descapitalizada
Muñoz recupera la vieja reclamación de Zoido sobre la Ley de Capitalidad para Sevilla y el alcalde de Málaga se rebela
Vista panorámica nocturna de Sevilla
Sevilla es una capital descapitalizada porque el esfuerzo que hace para sostener los servicios centrales de Andalucía no está regulado por ley y, por tanto, no tiene compensación. Juan Ignacio Zoido denunció esta situación anómala cuando fue alcalde y destapó todos los fantasmas de ... la Andalucía invertebrada. La Junta, entonces gobernada por el PSOE, la paró los pies de manera inmediata porque la exigencia de una Ley de Capitalidad para Sevilla suponía una tensión con el resto de provincias, principalmente con Málaga. Y ahí quedó el debate. Jamás se profundizó en él, nadie pasó de la superficie. Ahora, curiosamente, es un socialista el que ha vuelto a sacar del cajón el asunto frente a una Junta gobernada por el PP. Antonio Muñoz considera que se produce un agravio con la ciudad que gestiona porque tiene que soportar los costes de servicio de todos los usuarios que vienen de fuera. Lo realmente llamativo de la reclamación es que, como diría un cursi posmoderno, es transversal. En Sevilla quieren la ley el PP y el PSOE y en la Junta la rechazan el PP y el PSOE. Siempre de manera cruzada, claro. Es una cuestión de perspectiva. Los dirigentes sevillanos creen que es lo mejor para la ciudad y los regionales creen que no es bueno para la Junta. Da igual de qué partido sean y en qué lugar estén. Es decir, este tema sirve para rebelar, con be, al resto de provincias y para revelar, con uve, la absoluta vigencia de un provincianismo que frena el desarrollo de Andalucía.
Francisco de la Torre se equivoca pensando que a Málaga le irá mejor si a Sevilla le va peor
Bajemos al detalle. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, tan del PP como Zoido, rechaza la Ley de Capitalidad para Sevilla porque, en su opinión pagarían todos los andaluces para que sólo se beneficiasen los sevillanos. Atención al argumento, que tiene guasa. En justa reciprocidad, los sevillanos podrían decir que el metro de Málaga lo estamos pagando todos para que lo disfruten los malagueños. Pero en realidad lo que hay de fondo es un problema de celos. Absurdos celos. Obviamente, que Sevilla sea la capital administrativa de Andalucía le reporta muchos beneficios porque todos los servicios centrales de la Junta están a la mano de los sevillanos. En realidad, esto es relativo porque la administración andaluza tiene delegaciones de todas sus consejerías en cada provincia, pero se puede admitir el argumento. En cambio, sostener todo el entramado burocrático acarrea también una serie de perjuicios. El más evidente es el de la cantidad de recursos municipales, exclusivamente municipales, que se tienen que poner a disposición de las necesidades regionales. Esto está estudiado y perfectamente cuantificado, por lo que la petición de los distintos alcaldes sevillanos no es una afrenta al resto de provincias, sino una defensa de la suya. El escollo, por tanto, es más atávico que racional. Es lógico también que el alcalde de Málaga quiera lo mejor para su ciudad, pero se equivoca pensando que a Málaga le irá mejor si a Sevilla le va peor. Y resulta aún más triste la sospecha de que su queja sea meramente populista. Para regalar los oídos a su electorado.