DE RABIA Y MIEL

Donde caernos vivos

Te lo digo en serio, nos la están colando. Vamos de bravos, de punkis, de insurrectos y somos cachorritos serviles yendo a recoger la pelota

Escucha, quillo, bro, meu, tete, chacho, te voy a decir una cosa: estamos amamonados. Sí, como lo oyes, y te lo voy a decir yo, que calzo tu misma edad, para que así no puedas venir con la excusa de que te está señalando un ... triste pollavieja o una charo resentida. No, no soy uno de esos boomers a los que culpas de todos tus males, soy otro hijo de la precariedad como tú, un hermanito de esa generación de los 2000´s que comprueba con rabia como hemos aceptado nuestra condena y nos hemos apalancado en la docilidad más recalcitrante. Una docilidad de malotes sin media guantá.

Hazme caso, somos unos pajos de cuidado. Unos notas de calibre a los que nos tienen anestesiados con el garrafón de la polarización, con el matarratas de la discordia. No somos más que ovejitas mansas divididas en rebaños de fanatismo, echadas a los montes de la desilusión. Que sí, tío, que ya te veo por redes, pero que estás muy equivocado. Que echar el viernes por la tarde jaleando en la uni a un donnadie con un megáfono al que le cuesta encadenar tres frases con sentido o ponerte enfrente de ellos con tu sandía propalestina en el ojal de la chaquetita vaquera a invocar al fascismo no es esa gran revolución que crees.

Te lo digo en serio, nos la están colando. Vamos de bravos, de punkis, de insurrectos y somos cachorritos serviles yendo a recoger la pelota, levantando la patita en las esquinas en las que nos prostituyen el porvenir, resignándonos a que nos castren los huevos que no somos capaces de poner encima de la mesa.

Pero estamos en nuestro puto prime, eh. Haciendo striptease en la barra americana del algoritmo, entretenidos en fabricar zascas con el popper ideológico que nos suministran los políticos, defendiendo súper exaltados a los mamarrachos que nos están robando el futuro. Ahí andamos los máquinas, eh. Cobrando una miseria en curros asquerosos, tirando del cable que nos echan mami y papi para poder pagar el zulito que compartimos con tres desgraciados más. Lanzándonos los trastos a la cabeza mientras la vicepresidenta dice que clase media es cobrar el salario mínimo y la ministra de Vivienda se descojona en nuestra cara vía spot publicitario.

Ya lo sé, compadrito. Que nos llevamos fatal, que tú no vas a ningún lado con la perroflauta aquella y que tú no vas a agarrar la misma pancarta que el facha de allí. Ese, queridos imbéciles, es precisamente el truco, el hack que utilizan los sinvergüenzas que nos gobiernan para que no nos demos cuenta de lo que nos une. Lo primero y principal: que no tenemos donde caernos vivos. Cuando seamos conscientes de ello y dejemos de seguir la vereíta del desengaño por la que nos llevan nuestros mayores, cuando nos unamos y gritemos juntos, empezarán a cambiar las cosas. Cuando esto pase, pegadme un toque, hacedme un llamacuelga, seré el primero en salir a quemar las calles.

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