Sevilla Al Día
No me llames en el fútbol
Cabría preguntarle al ministro tuitero quién reparará el deteriorado sistema político cuando ellos terminen de pisotearlo
Cuando alguien te llama por teléfono y le dices que estás en un estadio viendo un partido de fútbol en mitad de un ambiente ensordecedor y aún así insiste en querer hablar contigo es una prueba irrefutable de que su interés es supremo. Puedo corroborarlo. ... Ante la insistencia tuve que cogerlo. A una ex alta dirigente socialista no le importó romper ese momento para reprocharme que ella no estaba investigada en ninguna causa por presunto fraude electoral. Horas después se personó en sede judicial con abogado defensor. Algo parecido debió pensar el Julián Salto ante la insistencia de su jefa, la fiscal provincial de Madrid, porque el fiscal general del Estado «no podía esperar» para conocer todos los correos de la negociación con González Amador.
Nadie puede discutir el interés de Álvaro García Ortiz por conocer todos los detalles del caso de la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid. He ahí la verdadera raíz de todo. Como nadie puede poner objeción alguna a que la imagen del fiscal general del Estado como acusado, con toga y puñeta, ante el más alto tribunal de este país deja una herida demasiado profunda en la reputación del Ministerio Público. Bueno, siempre hay una excepción. Ahí aparece Óscar Puente, el ministro que tiene un tuit para todos menos para los suyos. «Tengo serias dudas de que el daño que este asunto le causa a una institución capital de nuestra democracia, como es el Tribunal Supremo, sea reparable. Muy serias». Claro, porque la Fiscalía saldrá sin un rasguño. Estos análisis tan sesgados nacidos de la mesa del Ejecutivo central ya no dejan lugar a la sorpresa para nadie.
Recuerden que el mismísimo Pedro Sánchez no se escondía en admitir aquello «de quién depende la Fiscalía». Pues ya está. Pero con esta premisa, se da la paradoja de que si García Ortiz fuese militante o cargo público del PSOE —«cosas veredes, amigo Sancho»— tendría que ser cesado ante la apertura de juicio oral contra él.
Pero como diría el propio García Ortiz, «eso ahora no importa», como tampoco le importó que la jefa de la Fiscalía Superior de la Comunidad de Madrid le cuestionase si él había filtrado a los medios los correos de la negociación, o lo que es lo mismo si había revelado una negociación secreta entre Fiscalía y abogado.
Como tampoco le ha importado denigrar la imagen de la Fiscalía. Para suerte de Óscar Puente, los honrados profesionales que conforman el Ministerio Público serán capaces de relanzar su prestigio, tan débil por el empeño de su jefe. Cabría preguntarle al ministro tuitero quién reparará al deteriorado sistema político cuando ellos termina de pisotearlo. Si vas a responder, no me llames en el fútbol.
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