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cardo máximo

Ahora o nunca

El Viernes de Dolores es el borde de la resbaladera por la que la ciudad se precipita suelta de manos, libérrima en su caída hasta que amanezca el Lunes de Pascua

Javier Rubio

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Este es el día de lo inaplazable. No hay otro. Más allá de hoy, Viernes de Dolores, se abre un abismo de tiempo que nos distancia de la Pascua como un farallón imposible de escalar. No hay otra jornada con tantas urgencias como hoy; si ... acaso, por la mañana, la de la cabalgata de Reyes Magos, con su inmenso trajín de acá para allá. Pero la Epifanía se consume en un día y Sevilla tiene por delante diez jornadas de locura en la que nada está en su sitio, subvertidos los principios del resto del año, abolida la cotidianeidad y elevada la fiesta al rango de suma creación colectiva. El Viernes de Dolores es el borde de la resbaladera por la que la ciudad se precipita suelta de manos, libérrima en su caída hasta que amanezca el Lunes de Pascua y la Semana Santa de 2023 quede archivada en algún pliegue de la memoria colectiva.

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