¿Qué pasaría si ganara Trump? Así agitaría los grandes avisperos del mundo

Al mismo tiempo, los analistas han alertado durante mucho tiempo sobre el error enorme que sería subestimarle y, en especial, la manera en que logra cautivar a la opinión pública. Sobre todo después de haber ganado unas elecciones para las que no se le daba como vencedor, haciendo que lo improbable fuera posible. Mientras Kamala Harris se mantiene en una contienda muy igualada.

La situación invita a plantearse un escenario en el que Trump fuera reelegido. Y a preguntarse lo que supondría para la política internacional, con las amenazas que están en el horizonte y con escenarios volátiles. En el que el expresidente, con su ya conocido toque imprevisible, comenta sin cortapisas sus apoyos y desaires. Así que retomando el eco de su promesa «volveré»: ¿qué supondría para el resto del mundo?

Para responder a las incógnitas, ABC ha consultado a expertos en geoestrategia que analizan las posibles consecuencias sobre los principales avisperos mundiales.

El punto caliente más obvio en la agenda sería hablar de Rusia y su guerra con Ucrania. Durante el mandato de Trump, los medios calificaron su relación con Putin como de 'amienemigos'. «Si la inercia era imponer sanciones a raíz de la anexión de Crimea en 2014 o de la construcción del Nord Stream 2 que conectaba Rusia con Alemania las imponía con una actitud y un lenguaje aparentemente estándar. Pero al mismo tiempo cuando a Trump se le preguntaba si creía más lo que decían sus servicios de inteligencia que a Putin, contestaba que claramente creía más al líder ruso», indica Manuel López Linares, profesor de Relaciones internacionales de la Universidad Pontificia Comillas. Sin olvidar que el Comité de Inteligencia del Senado, de mayoría republicana, sostuvo en 2018 que Rusia interfirió en las elecciones presidenciales de 2016, que hicieron de Trump el ganador.

Y más recientemente, están las incendiarias declaraciones de Trump en las que dijo que le había dicho a un líder europeo que, si no aumentaba su contribución a la OTAN, él «animaría a Rusia a hacer lo que diablos quisiera». Lo que se traduce en que si los países no gastan en defensa un 2% de su PIB, se tira por tierra el artículo 5 que cimenta la Alianza Atlántica. Un seguro de protección mutua en caso de ataque y que ha sido históricamente un poderoso elemento de disuasión.

Esto ha hecho que urja hablar de una Ucrania y una Europa solas, frente a una Rusia que se vería envalentonada y sin una oposición armada robusta. Más cuando, desde septiembre, resuenan voces republicanas en contra del conflicto, y encuestas como la de la CNN revelaban que más del 50% de los estadounidenses eran partidarios de dejar de enviarle dinero a Ucrania. Linares explica que una parte creciente de estadounidenses se ha dejado abducir otra vez por el mensaje trumpista, después de dos años de desgaste por una guerra.

Esto significa, según José Antonio Gurpegui, catedrático de estudios norteamericanos y director del Instituto Franklin en la Universidad de Alcalá, que la resolución de la guerra sería más factible y mucho más rápida con Donald Trump que con Harris.

Supondría paso libre a Putin para quedarse con los territorios anexados. Una posibilidad distinta a la que planteó el secretario general de la OTAN, Jens Stotelberg, en 2022 cuando habló de la `Solución Carelia'. La cuestión, para ambos ambos analistas, es si Putin va a conformarse con ese territorio o va a querer más de Ucrania. Y si el mensaje es enviado por Trump puede ser más pernicioso.

Todo ello, a su vez, pondría en alerta al territorio de Moldavia, los tres países bálticos, Lituania, Letonia, Estonia, que formaban parte del estado de la URSS. Y a otros países, como Finlandia o Polonia. «Un escenario de pesadilla, donde volveríamos a lo peor de la primera mitad del siglo XX. Para un hombre que ha dicho que sería dictador por un día y que será la retribución y la venganza de muchas personas. En ese caso la primera víctima serían organizaciones como la ONU, ya que Estados Unidos es uno de los miembros permanentes y con capacidad de veto. Otro es Rusia. Por eso siempre es muy difícil alcanzar a acuerdos vinculantes en el Consejo de la ONU. Y si llega Trump podríamos ver una concordancia en el voto entre Rusia y Estados Unidos», apunta Linares.

A su vez Dany Bahar, experto en Economía Global de la institución Brookings, apostilla que sería una clara señal al mundo de que la OTAN está en decadencia, donde Estados Unidos ya no sería 'la policía del mundo'. Y recuerda que para un Trump que practica una política muy emocional y es rencoroso puede no haber olvidado que la filtración de la conversación telefónica con Zelenski en el que le pedía que investigara a los Biden, fue lo que le valió su primer proceso de destitución o 'impeachment'.

Y es por todas estas razones por la que países limítrofes viendo la posibilidad de un escenario no inmediato, pero si a largo plazo, están desplegando una muralla báltica de defensa o reforzando su presencia militar fronteriza. Mientras, el ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorius, sugería en una entrevista a 'Tagesspiegel' que Putin podría lanzar un ataque contra la OTAN «en menos de una década». Al tiempo que Alemania ha empezado a ver con buenos ojos el plan francés sobre un arsenal nuclear europeo.

Pero la cuestión para algunos no es si los países europeos con arsenal atómico lo pondrán a disposición de la UE, sino al servicio de una alianza europea de la OTAN. Mientras el comandante en jefe sueco Micael Bydén apelaba a tener una cosa clara: «La guerra de Rusia contra Ucrania es sólo un paso, no un final».

A su vez, la victoria de Trump podría traer, para Linares, un efecto contagio con un mayor apoyo y financiación de la extrema derecha. Y Gurpegui coincide en decir que sería un auténtico espaldarazo para los movimientos más radicales de la derecha europea, con la proliferación de grupúsculos, semejantes a los de QAnon, durante el tiempo de Trump. Tenemos los ejemplos de Polonia, Italia, Países Bajos y más lejos, en Brasil.

Y en el caso de España, el triunfo de Trump, basándonos en los antecedentes, Linares señala que ya vimos cómo levantó aranceles al aceite de oliva, al acero o cómo Trump envía a un representante de Estados Unidos que establece un símil entre la Unión Soviética y la Unión Europea, y su necesaria disolución. Con lo cual las relaciones con la UE, y por extensión con España, se tensarían y deteriorarían. La eurodiputada del Movimiento 5 Stelle, Tiziana Beghin, reconoció que la UE «no duerme muy tranquila» pensando en ello.

Para Gurpegui también entraría la cuestión de las bases de Rota y Morón, en Cádiz. Y otro tema fundamental, y lo que va a ser distintivo en las relaciones hispano-norteamericanas respecto a otra naciones, indica que es el tema de Marruecos. »Porque éste es un gran aliado de Estados Unidos y cualquier política que tengamos nosotros respecto a Marruecos va a estar muy mediatizada por la la política estadounidense», afirma.

El otro gran conflicto es el de Israel con Gaza que le puede costar la victoria a Harris. Linares nos aclara que independientemente de si gana Harris o Trump veremos un apoyo claro a Israel. Pero mientras Harris está intentando que la guerra baje un poco la intensidad y que el gobierno de Netanyahu empiece a pensar en el día después, Linares señala que lo que podemos prever es que si llega Trump no pondrá ningún freno a los planes de Netanyahu con los palestinos. Lo que podría complicar a su vez la paz y la estabilidad en Oriente Medio, y esto acabaría afectando a Europa.

Explica a ABC que Trump por un lado tiene un pensamiento de la política exterior que viene del presidente Jackson que es bastante aislacionista, pero cuando tiene que intervenir en el exterior lo hace de manera contundente.

Y Bahar recuerda gestos significativos de Trump como que mudó la embajada estadounidense en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, para reconocer que esta ciudad es la capital israelí. Asimismo, en uno de sus mítines de octubre de 2023 el expresidente Donald Trump dijo que, de volver a la Oficina Oval, comenzaría de inmediato una «revisión ideológica» de todos los migrantes musulmanes.

Gurpegui, además detalla que en Estados Unidos los judíos votan republicano y otros votan demócrata. Pero en el caso de la población árabe tradicionalmente se inclinan por el lado demócrata, y su voto puede ser decisivo en los Estados llamados 'bisagras': Virginia, Pennsylvania, Georgia, Ohio. Porque debido a la ley electoral estadounidense, el ganador se lo lleva todo, y estamos hablando de unas decenas de miles de votos. Pero por el conflicto israelí, los votantes de origen musulmán pueden decidir quedarse en casa y no votar. Lo que terminaría favoreciendo a Trump.

En cuanto al conflicto en el Mar Rojo los expertos coinciden en decir que Trump mantendría la línea seguida por Biden, bombardeando a los aliados de Irán que les atacasen, mientras tiene tropas estacionadas en Siria, Irak y los países del Golfo. Y es que el tema del mar Rojo y por extensión el de Irán es clave para Estados Unidos.

Bahar señala que Trump promocionó la firma de los acuerdos de Abraham, llamados 'los acuerdos del siglo' que hubiesen permitido que varias potencias árabes establecieran relaciones diplomáticas con Israel a cambio de beneficios otorgados por Estados Unidos. Entre ellos Emiratos Árabes Unidos, que ha mostrado mayor afinidad por Trump que por Biden. «El acercamiento entre Arabia Saudita e Israel era básicamente la puesta en práctica del dicho que el enemigo de mi enemigo es mi amigo, y dañaba principalmente a Irán», afirma. Recuperar esa baza es importante para Estados Unidos. Sin embargo, «la zona es tan volátil que es difícil predecir cualquier acción, y menos aún con el imprevisible Trump».

Pero si por algo es recordado el anterior mandato de Trump es por su animadversión por China. Entró de lleno en una guerra comercial con el levantamiento de barreras arancelarias. Bahar explica que Trump razonaba por entonces que Estados Unidos estaba en una mala situación económica por tener un déficit comercial con China, y también la culpó por el Covid-19. Ahora, según Bahar, China está también pasando por un periodo de mucha incertidumbre. Su economía no está en el mejor momento, pero Trump sigue usando a Pekín como un chivo expiatorio.

Y 'The Washington Post' publicó que Trump estaba considerando un arancel fijo del 60% sobre las importaciones de productos chinos. Preguntado por ese porcentaje en una entrevista en Fox News, contestó: «no, yo diría que tal vez será más que eso». 'The New York Times' también publicaba que Trump prohibiría a los estadounidenses invertir en China e introduciría de manera gradual una prohibición total a las importaciones de categorías importantes como artículos electrónicos, acero y productos farmacéuticos. Y eso afirman que traería consecuencias potencialmente trascendentales para el empleo, los precios, las relaciones comerciales y el sistema de comercio mundial.

Más allá de esto, sí es cierto que tanto demócratas y republicanos ven al país asiático como una amenaza a su posición de liderazgo en el mundo. Pero si pones a Trump, Bahar indica que uno puede percibir que la situación va a ser mucho peor y su aislacionismo puede provocar que termine cediendo sus espacios en la geopolítica mundial, lo que al final va a terminar por fortalecer a China. Es el caso para Linares de África, China se está haciendo con todo el control de materias primas, construcciones e infraestructura en el continente africano, mientras este continente es un tema de segundo grado para Trump.

En esta apuesta por la proximidad, y por una mayor autonomía de China, se están acercando las cadenas de suministro. En 2023, por primera vez, México superó a China como el principal exportador internacional de bienes y servicios a Estados Unidos. La entrada de Trump en escena, significaría conjugar esta necesidad con otro de los puntales de su campaña: la parada en seco de las caravanas de migrantes que vienen del sur de la frontera con México, que según Trump «envenenan la sangre del país».

Linares apunta que Trump promete en su primer día de mandato firmar la mayor deportación masiva de emigrantes que ha habido en la historia. Y en ese aspecto sí va a ser muy contundente. Volviendo a la carga con la finalización de la construcción de su famoso muro con México. Según Aaron Reichlin-Melnick, consejero de inmigración, el plan de Trump es apresurar la expulsión de las personas, «transformando esto en una máquina de deportación de línea de montaje«. Usando redadas a gran escala y creando campos para retenerlos, según informó el New York Times.

Y en nombre de la seguridad y en su lucha contra el fentanilo declararía a los cárteles como: «terribles combatientes ilegales», lo que le permitiría al Ejército estadounidense atacar frontalmente a los cárteles de México.

Y en el caso de su política en otro país del continente americano como Venezuela, mientras Harris planea revisar las sanciones el país tras el fracaso de Biden en su acuerdo para facilitar una elecciones libres, al mismo tiempo le ha estado comprando petróleo. Unas medidas que Trump ha criticado. «Cuando me fui, Venezuela estaba a punto de colapsar. Nos hubiéramos apoderado de ella, nos hubiéramos quedado con todo ese petróleo», dijo el exmandatario en un video que se viralizó en las redes sociales. Para Bahar, en Latinoamérica, en general, sí se espera que haya cambios importantes con Trump en la Casa Blanca.

Otro puntal de la campaña de Trump es, como dejó claro en la Fox, «perforar, perforar, perforar». Y si bien Biden anuló los derechos de perforación de gas y petróleo en el Refugio del Ártico, en Alaska, que Trump concedió de forma controvertida al final de su mandato. Su regreso supondrá, según los analistas la salida del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático que establece medidas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. En cuanto a sus ambiciones sobre el territorio Ártico son una incógnita. Pero cabe preguntarse sobre ello, dado el tema candente que será a medio plazo.

Y el mismo desconcierto existe cuando hablamos de Corea del Norte, Afganistán o Siria.

En suma, todos estos movimientos a nivel global son para los expertos consultados un peligro que puede envalentonar a los gobernantes más autocráticos. Pero el resultado depende no solo de las elecciones, también de la conformación del Congreso con mayoría republicana o demócrata, que determinará cuánto margen de acción tendría Trump para traer más que un nuevo orden, un nuevo desorden. Pero de ir despejándose los obstáculos, está claro que Trump traerá cambios sin precedentes para un mundo que contiene la respiración. Y en ese caso, como prometió su adiós era solo un hasta luego.