60 años del rey de marruecos
Mohamed VI, la opacidad de un Rey ausente
Con problemas de salud, varios escándalos por su amistad con los hermanos Azaitar, y largas temporadas fuera del país magrebí en sus palacios de París o Gabón, el soberano cumple años con total discreción
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El deterioro físico de Mohamed VI por su estado de salud que preocupa a Marruecos
RABAT
Todo parece preparado para una gran celebración. En cada metro cuadrado de los jardines del Palacio Real de Rabat, capital de Marruecos, hay un trabajador cuidando minuciosamente del césped. A pesar de ser un año de escasez de agua, las mangueras no dejan, día y ... noche, de regar cada rincón verde de la ciudad. Hoy el calendario marroquí marca día festivo. Es el cumpleaños del Rey de Marruecos, de la figura más importante del país. La prensa nacional, días antes incluso del aniversario, ha estado felicitando al monarca, en cada portada y en cada página de los diarios.
No faltaba ni un periódico en el quiosco de Rashid que no tuviera la imagen de Mohamed VI en primera plana: con traje y corbata negra, sentado en el trono al lado de una bandera de Marruecos; junto a su hijo y heredero Moulay Hassan, vestido con una chilaba naranja y un fez (gorro típico de Marruecos).
Todo gira en torno a un monarca que cumple 60 años y lleva 24 reinando, pero del que hasta su presencia en el país es una incógnita. «Por aquí no está, pero tenemos todo preparado», dice el encargado de los jardines del palacio mientras aparta varias hojas con una escoba. ¿Y dónde está? «Nadie sabe, pero aquí no», ríe.
Desde hace cuatro años, el monarca decidió anular todas las actividades relacionadas con su aniversario. Todo un enigma para los medios de comunicación, a los que solo ha dado seis entrevistas, siempre a medios internacionales, y nunca una rueda de prensa, pero también para sus propios súbditos.
Influencia de su padre
Segundo de los cinco hijos de Hassan II, es el primogénito de los varones y, por tanto, el heredero. Cuando Mohamed VI era el príncipe Sidi Mohamed, lo habitual era verle en los actos públicos correr detrás del paso de su padre. «Hassan II era muy severo con la educación de su hijo», cuenta por teléfono un periodista marroquí que prefiere mantener el anonimato. De ahí que en la prensa internacional se le conociera como el 'Prince one step', es decir, el niño que estaba un paso detrás de su padre.
«Es comentado y sabido que la relación padre–hijo fue complicada, sobre todo por la forma de ser de Hassan II, muy estricto, algo que sin duda conformó la personalidad del Rey actual». El 23 de julio de 1999, Hassan II falleció y Sidi Mohamed, con 36 años, no solo se convirtió en el nuevo Rey de Marruecos, sino también en el máximo jefe religioso 'emir al muminin' (Comandante de los Creyentes), jefe de los ejércitos y presidente del consejo de los ulemas (estudiosos del islam).
Sánchez pasea por las calles de Marrakech durante sus vacaciones en Marruecos
D.S.En años anteriores, sus vacaciones se centraban en la residencia oficial de La Mareta, en la isla de Lanzarote.
Todos los expertos, activistas y ciudadanos a los que se les ha preguntado por la figura de Mohamed VI coinciden en una cosa, y es la esencial para entender las críticas y las alabanzas al monarca: es la figura troncal del sistema marroquí. «No se puede separar a Marruecos de la monarquía, es un sistema que lleva implantado más de 1.200 años«, explica en su despecho en Rabat Driss El Yazami, gran conocedor de la monarquía alauí, antiguo director del Consejo de Derechos Humanos de Marruecos y actual presidente de la asociación de marroquíes en el extranjero.
Por eso, poner en duda la continuidad de la monarquía es casi imposible para la sociedad marroquí, tremendamente nacionalista y orgullosa de la longevidad de su sistema. Además de un delito. Los tribunales marroquíes han condenado a penas de prisión a activistas por cuestionar al monarca en las redes sociales.
Sin más información que la de los propios medios nacionales, que describen a Mohamed VI como un virtuoso Rey, que cambió el rumbo del país, el perfil del monarca se puede conformar repasando sus 24 años de reinado.
«Hay una primera etapa, que corresponde a los inicios del reinado, entre 1999 y 2003 [año de los atentados yihadistas de Casablanca que dejaron 45 muertos, incluidos 12 suicidas] donde sí hay una voluntad de cambio, pero que se ha ido diluyendo hasta ahora», explica el economista marroquí Najib Akesbi. Una voluntad de cambio que para Fouad Abdelmoumni, director de Transparencia Internacional en Marruecos, activista y objetivo de los servicios policiales del régimen marroquí, viene «orquestada por su padre para crear una imagen de persona preocupada por las cuestiones sociales. Una vez se consolidó en el trono, Mohamed VI se olvidó de estas demandas y se centró en el monopolio de su poder.
Sin embargo, sí que durante esos primeros años hubo un mayor desarrollo«. Lo explica Hassan Aourid, antiguo compañero de colegio de Mohamed VI y exportavoz del Palacio Real: »Asumió la complicada tarea de cerrar las heridas de los años de plomo y creó una comisión para la compensación de las víctimas de ese período durante el reinado de Hassan II, reformó la Moudawana [la ley de familia para mejorar los derechos de las mujeres], construyó autopistas y ferrocarriles…«.
Todos estos son logros, que conformaron una visión del rey como una persona reformista, llegaron al máximo ejemplo en 2011, cuando la Primavera Árabe se expandía por el Magreb. «De forma inteligente, el monarca controló la situación y por eso el país no vivió ninguna revolución, pero sí evolución», continúa Aourid.
¿Dónde está el Rey? Hay una inflación enorme, una tasa de paro increíble y él no está«, se pregunta
Kheduj,
una joven marroquí
'El Rey de los Pobres', como era conocido Mohamed VI en ese primer periodo, se fue diluyendo. Esa visión de un monarca moderno, que había llegado para democratizar el país, se fue borrando. Por el contrario, fueron aflorando visiones más críticas con las actividades del monarca y sobre todo con sus ausencias.
Los retratos del Rey se ven en billetes y monedas, en cada administración, en cada tienda, en cada puesto. Sin embargo, el monarca no está y esto cada vez preocupa más a los marroquíes, que lo expresan en privado, pero también en público. «¿Dónde está el Rey? Hay una inflación enorme, una tasa de paro increíble y él no está», se pregunta Kheduj, una joven marroquí.
Escándalos de palacio
Los largos periodos en los palacios de París o Gabón junto a compañías cuestionables han puesto nerviosos incluso a los miembros más cercanos al Rey, la corte real, también conocida como Majzén, que intentaron parar esta relación a través de publicaciones en los medios oficiales en los que contaban las actividades poco decorosas de los Azaitar –tres hermanos alemanes de origen marroquí vinculados a las artes marciales y muy próximos al Rey–, advirtiendo de que podrían desacreditar a la monarquía.
Sin embargo, el Rey parece que hizo caso omiso y siguió su lujosa vida lejos del reino de Marruecos. «Que los miembros del Majzén presionaran y criticaran ciertas actividades del Rey es algo que nunca se vio con Hassan II, y demuestra, además de la preocupación por el devenir del monarca, las luchas internas que hay dentro de palacio», señala un activista que prefiere ocultar su nombre por miedo a represalias.
El retroceso de Marruecos en los últimos años se ha visto en todos los aspectos: económico, una inflación galopante; social, con un índice de pobreza que afecta a cerca de 25 millones de personas, en un país de 37 millones; y de libertades, con encarcelamientos sistemáticos a activistas y defensores de las libertades.
A estas críticas se suman la delicada salud del monarca, cada vez más patente en las pocas imágenes que se tienen de él y que desde los medios afines intentan ocultar utilizando, por ejemplo, fotos antiguas en sus felicitaciones de cumpleaños y los casos de corrupción que rodean al sistema.
Por eso, los rumores cada vez más fuertes de abdicación sobre su hijo, Moulay Hassan, sonaron en los alrededores de palacio. Incluso se comparó con la el traspaso de poderes entre Don Juan Carlos y el Rey Felipe, pero parece que el heredero, aún con 20 años, no estaría listo para gobernar. Sin embargo, esa posible abdicación de Mohamed VI «le impediría seguir enriqueciéndose como hasta ahora, y a diferencia de su padre, cuyo interés máximo era la alta política, el mayor interés de Mohamed VI es continuar reforzando su imperio financiero«, sentencian los activistas.
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