McConnell, crítico con Trump, anuncia que abandona como líder republicano en el Senado

El adiós de McConnell a la primera línea de la política estadounidense tiene que ver con su edad -acaba de cumplir 82 años- pero sobre todo con la transición que ha vivido el partido republicano en la última década: del conservadurismo tradicional nacido con la presidencia de Ronald Reagan -en el que nació la carrera política de McConnell-, basado en una presencia dominante de EE.UU. en las relaciones internacionales, a la ascendencia de una derecha populista y aislacionista encarnada por Donald Trump.

McConnell, que ha batido el récord como líder de un partido en el Senado, ha tenido problemas de salud en el último año y, también, una ruptura de relaciones con Trump que le ha empujado hacia los márgenes del actual partido republicano.

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El año pasado sufrió una conmoción cerebral como resultado de una caída y tras su recuperación sufrió episodios que hicieron dudar sobre su capacidad de seguir en el cargo. En dos ocasiones en comparecencias públicas, McConnell se quedó sin habla, con el rostro paralizado.

Fue una circunstancia que multiplicó las exigencias de que diera un paso al costado, sobre todo desde dentro del partido. Y, sobre todo, por sus desavenencias con Trump.

McConnell y Trump sufrieron fricciones ya en la presidencia del multimillonario neoyorquino, con visiones muchas veces contrapuestas, sobre todo en política exterior. Pero impulsaron juntos la agenda conservadora y lograron éxitos de gran importancia, como la nominación y confirmación de candidatos conservadores a jueces para el Tribunal Supremo.

La fuerte mayoría conservadora de McConnell -seis jueces conservadores, tres progresistas- será uno de los legados de McConnell. Él fue quien embarró durante muchos meses los intentos de Barack Obama de nombrar a un juez de su cuerda en la recta final de su presidencia, en 2016. Fue una maniobra muy efectiva: Trump ganó las elecciones y nominó a un juez conservador. Después, durante su mandato, logró nominar a otros dos magistrados.

El divorcio con Trump se completó tras las presidenciales de 2020, cuando McConnell no se alineó con las mentiras de Trump sobre fraude electoral. Pese a ello, McConnell se ha mantenido en el cargo y ha defendido posiciones tradicionales de los republicanos, como el apoyo al paquete de ayuda a Ucrania, al que el expresidente y sus aliados en el Congreso se oponen.

«Conozco cómo es la política dentro de mi partido en este momento», dijo McConnell en su discurso de despedida desde el Senado. «Tengo muchas faltas. No entender la política no es una de ellas. Dicho eso, creo con más fuerza que nunca en que el liderazgo global de EE.UU. es esencial para preservar la ciudad reluciente sobre la colina de la que hablaba Ronald Reagan», añadió en referencia al concepto del presidente de EE.UU. en la década de 1980, en el que defendía a la primera potencia mundial como un faro de esperanza para el mundo.

La Cámara Alta ha sido la casa de McConnell desde enero de 1985, cuando llegó como un senador desconocido en representación de Kentucky. «Uno de los talentos menos apreciados en la vida es saber cuándo hay que pasar al siguiente capítulo en la vida», dijo McConnell en su discurso, que podría ser también un aguijón a los candidatos a la presidencia de los dos grandes partidos, Joe Biden y el propio Trump.