Hizbolá tira la toalla y permite la elección de un presidente cristiano en el Líbano

El puesto de jefe del Estado, que por la Constitución libanesa debe recaer siempre en un cristiano -uno de los 'tercios' de la población del Líbano- ha perdido peso desde la guerra civil (1975-1990); pero abre el camino para que el país elija también ahora un jefe de Gobierno, esta vez musulmán suní, encargado de dirigir la reconstrucción del país. La llamada 'Suiza de Oriente Próximo' vive desde hace seis años una grave crisis económica y financiera, agravada con los recientes meses de guerra de Hizbolá con Israel, que han dejado pérdidas por valor de varios miles de millones de dólares.

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Para emprender esa titánica tarea, la elección de Joseph Aoun (que no tiene parentesco con el ex presidente saliente) parece ideal. El jefe del Ejército multiconfesional libanés se formó en parte en Estados Unidos y cuenta con el apoyo de Washington y de Arabia Saudí. Tiene fama de honradez y jugó un papel moderador clave en la rapidez con que se alcanzó un acuerdo de alto el fuego con Tel Aviv. Esa tregua, que termina dentro de dos semanas, establece la salida de las tropas israelíes y el regreso de las fuerzas de interposición de la ONU a la frontera entre los dos países. Hizbolá, o lo que queda de ese movimiento en el terreno militar tras la muerte de su jerarquía y la destrucción de gran parte de su arsenal, apenas ha vuelto a hostigar el norte de Israel desde que se firmó la tregua.

Con la elección de Aoun -que, según reza su perfil, habla con fluidez español, además de francés e inglés- el Líbano podrá acometer ahora la elección de un Gabinete que sustituya al actual provisional, dirigido por un musulmán suní. Los chiíes, que constituyen en torno a un tercio de la población del Líbano, tendrán el peso político que les corresponde. Pero ya no contarán con una estructura paramilitar como la de Hizbolá -que superaba con mucho a la del Ejército- porque el nuevo régimen se encargará de que Irán deje de suministrar armas y dinero como en el pasado. Hizbolá ha perdido también su segundo proveedor en el exterior, el régimen chií sirio de Bachar al Assad.