Hamás completa la liberación de los 20 rehenes vivos, pero solo entrega cuatro cadáveres
Israel reclama que la organización islamista cumpla con el retorno de los restos de los fallecidos y las familias piden que se suspenda la aplicación del acuerdo
Israel quiere despertar tras una pesadilla de 737 días de secuestro en Gaza
La primera fase del acuerdo de Donald Trump avanza y Hamás e Israel completaron el intercambio de 20 rehenes vivos por 1.968 presos palestinos. Lo que no se pudo completar fue la entrega de los cuerpos de los rehenes, ya que los islamistas ... solo enviaron cuatro y el ministro de Defensa, Israel Katz, lo consideró una «violación flagrante del acuerdo» y amenazó con «responder en consecuencia». El Foro de las Familias se sumó a la denuncia y el contador de la plaza de los Rehenes, que marca los días de secuestro desde el 7 de octubre de 2023, no se detendrá hasta que recuperen el último cuerpo.
Los tiempos de la liberación coincidieron con el aterrizaje de Donald Trump en Israel, donde fue recibido como un héroe y defendió ante el Parlamento su idea de lograr la paz a base de armas antes de dirigirse a Egipto para la ceremonia de la firma del acuerdo.
Fue un día de intensa emoción para ambos lados, con la plaza de los Rehenes de Tel Aviv abarrotada desde primera hora, para seguirlo todo en pantallas gigantes, y las calles de Ramala y Jan Yunis repletas de gente para abrazar a los presos liberados. Israel prohibió a las familias palestinas organizar bienvenidas a los suyos en Cisjordania y Jerusalén Oriental. No es fácil que en este conflicto se viva un día de alegría para los dos bandos, pero este fue uno de ellos, aunque no completa por la no llegada de todos los cuerpos y por la devastación absoluta en la Franja.
Hamás entregó a los primeros siete rehenes al Comité Internacional de Cruz Roja a primera hora de la mañana y con dos horas de intervalo liberaron a los otros trece. Sin ceremonias de ningún tipo, como estaba pactado, lo que sí hicieron los milicianos fue permitir a los rehenes hablar por videoconferencia con sus familias antes de salir de Gaza.
Esas imágenes llegaron hasta las pantallas de la plaza, donde se hacía zapping entre los programas especiales de los canales israelíes, y se produjo una explosión de alegría y empezaron a caer las primeras lágrimas.
«Ha sido lo más emocionante, verlos hablar con sus padres por primera vez después de dos años, vivos. No me lo podía creer. Sobre todo, cuando he visto en la pantalla gigante a Matan Zangauker hablando con su madre Einav, una de las personas que ha dirigido la protesta con más fuerza todo este tiempo. Mucha emoción», asegura Eyal Fidel, uno de los fijos de la plaza cada sábado y miembro del colectivo Soldados por los secuestrados.
Una multitud de israelíes celebran la liberación de los secuestrados en la llamada plaza de los Rehenes
Eyal se negó a acudir a filas como reservista por su desconformidad con la guerra en Gaza y piensa que «nos quedan batallas por delante, pero la guerra ha terminado porque así se lo ha ordenado Trump a Netanyahu».
División sobre Netanyahu
Fue una liberación en dos fases en la que los medios israelíes destacaron que se vio a los rehenes caminando y en un estado aceptable tras el largo cautiverio. Entre una y otra liberación aterrizó el Air Force One en el aeropuerto de Ben Gurion. La división que causa Benjamin Netanyahu en esta plaza, donde le acusan de que los rehenes no han sido una prioridad en todo este tiempo, contrasta con la locura provocada por el presidente de Estados Unidos. Su aterrizaje levantó un grito unánime de «Thank you Trump, Thank you Trump» (gracias, Trump, gracias Trump).
«Lo que sentimos es que nuestro Gobierno nos ha dado la espalda y no ha hecho lo necesario para recuperar a los rehenes en estos dos años, necesitábamos a alguien que lo hiciera. La prioridad era traerlos de regreso y mañana ya veremos lo que pasa. Trump ha hecho lo que nadie se atrevía y por eso le estaremos eternamente agradecidos», explica Leah Bali, ciudadana israelí de origen mexicano que llegó al país coincidiendo con el estallido de la guerra en Gaza. Bali está eufórica y no para de mirar al cielo en busca de los helicópteros encargados de trasladar a los rehenes desde la base militar de Reim hasta los hospitales en los que serán atendidos para su recuperación.
Superada la emoción de la mañana con la liberación de los supervivientes, llegó el momento para el duelo por los que no han sobrevivido. Según el acuerdo, Hamás debe entregar los cuerpos de 28 rehenes fallecidos en Gaza, pero los islamistas pidieron tiempo porque no han logrado localizarlos todos y entregaron cuatro a la Cruz Roja. Los restos fueron llevados al Instituto de Medicina Forense de Abu Kabir, donde tendrá lugar el proceso de identificación.
La entrega de los cuerpos se puede demorar y los israelíes reclaman la pronta formación de una fuerza compuesta por Israel, Estados Unidos, Egipto, Qatar, Turquía y Cruz Roja para encontrar los restos de quienes faltan. El Foro de las Familias reclamó «el cese inmediato de cualquier demora en la aplicación del acuerdo hasta la liberación completa e incondicional de todos los rehenes. La violación del acuerdo por parte de Hamás debe recibir una respuesta severa del Gobierno y de los equipos negociadores. Un acuerdo obliga a ambas partes: si Hamás no cumple su parte, Israel no debe cumplir la suya».
Los rehenes vivos están con sus familias, pero faltan los cuerpos y por eso la plaza de los Rehenes no suspende la movilización. El lema que más han repetido durante dos años dice que «nadie se queda atrás» y seguirán allí hasta conseguirlo.
Hamás dijo que era «un gran día para Palestina por la liberación de presos y el final de la guerra» y en Jan Yunis se vivió un auténtico caos con la llegada de los autobuses que transportaron a unos 1.700 prisioneros.
Celebración entre ruinas
Todos fueron sometidos a un reconocimiento médico antes de juntarse con sus familias y encontrarse con una Gaza arrasada por los bombardeos. La mayoría de estas personas son civiles que fueron detenidos por el Ejército israelí durante el primer año de la guerra y no tienen conexión alguna con las actividades militares del brazo armado de Hamás. Les encerraron sin juicio alguno y han pasado más de un año entre rejas. La cola de autobuses apenas podía abrirse paso entre la marea humana que se concentró para darles la bienvenida.
Un segundo grupo estaba formado por 250 presos que cumplían cadenas perpetuas por ataques cometidos en los años 80 y 90. Se trata de veteranos miembros de Fatah, más de 150 fueron deportados a Egipto y el resto se reencontró con sus familias en Cisjordania y Jerusalén Este.
En Ramala también se vivió un caluroso recibimiento en la calle. Cada liberación masiva de este tipo eleva la popularidad de Hamás frente a la Autoridad Nacional Palestina entre los ciudadanos porque ven que sólo los islamistas son capaces de sacar de las cárceles a sus presos. Por primera vez en dos años, ya no quedan rehenes en manos de las facciones palestinas.